La Bretaña francesa, una región ciclista equiparable a Euskadi tanto por la enorme afición a este deporte como por su territorio escarpado, suele ser garantía de espectáculo. Igual que en el País Vasco, sin un metro llano, con las carreteras repletas de aficionados, el Tour ha celebrado hoy una miniclásica, con una jornada rompepiernas, en la que se ha impuesto el insaciable Peter Sagan, que vence así su segunda etapa de este Tour y refuerza su liderazgo en la clasificación de la regularidad. Suma y sigue el corredor eslovaco, habituado a ganar en todos los terrenos. Se llevó la segunda etapa, en un sprint puro, y ha ganado hoy, enfrentándose a los mejores clasicómanos. La parte final de la etapa ha transcurrido por el recorrido del Tour de Finisterre, una pequeña carrera de la Copa de Francia con un recorrido exigente, de constantes subidas y bajadas.
Dos ciclistas del Direct Energie (Lilian Calmejane y Sylvain Chavanel) formaron la escapada del día junto a Jasper de Buyst (Lotto Soudal), Julien Vermote (Dimension Data), Tom Skujins (Trek), Nicolas Edet (Cofidis) y Elie Gesbert, del equipo bretón Fortuneo, que corre en casa estos días. Chavanel, decidido a ser protagonista en su decimooctava participación en el Tour, se marchó solo por delante, mientras que Gesbert se veía eliminado de la lucha de forma prematura por culpa de una caída. Cazado Chavanel, que permitió a Calmejane no colaborar con sus compañeros de escapada, quedaron por delante los tres más fuertes de la fuga: Calmejane, Edet y Skujins.
No hubo entendimiento entre los tres, que no hacían más que pedirse unos a otros tirar del grupo. Mientras, el pelotón venía ya lanzado, con el Bora de Sagan alternándose con el BMC del líder Greg Van Avermaet al frente. La proximidad del sprint bonificado aceleró la marcha del gran grupo, porque Julian Alaphilippe saltó porque quiso recortar distancias con el belga. Van Avermaet se pegó a la rueda de Alaphilippe y quedó segundo, así que el corredor francés arañó un segundo con el lider, para ponerse a seis segundos.
La carrera venía ya lanzada, con ese territorio bretón escarpado que invitaba a la pelea. Antes del último kilómetro, que picaba hacia arriba, atacó Rein Taaramäe, del Direct Energie, quien lo probó sin éxito. Todos los equipos de los hombres fuertes querían situar a sus líderes por delante. El Sky tiró del grupo para evitarle sustos a Chris Froome. Nairo Quintana asomaba en la parte delantera, consciente de que no puede perder un segundo más en esta primera semana en la que el Movistar decidirá a su líder en la carrera francesa. El Education First llevaba a Rigoberto Urán hacia adelante. Vincenzo Nibali venía con ganas de fiesta. Todos querían entrar en cabeza a la parte decisiva. Atacó de nuevo Alaphilippe, al que el final le venía como anillo al dedo. Pero se le hizo largo. Alejandro Valverde, que llegaba muy atrás, fue remontando de forma natural, como si no le costara esfuerzo, pero tampoco pudo entrar en el sprint final. Llegó un nuevo episodio del show de Sagan, que ganó por delante de Sonny Colbrelli y de Philippe Gilbert, quien tampoco logró poner en riesgo el maillot amarillo de Van Avermaet.
Aunque la emoción se centró demasiado en la parte final de la etapa y aunque siempre se espera algo más, esta etapa ha sido todo un acierto de la organización de la ronda gala. Una especie de carrera de un día llena de cotas insertada en mitad de una carrera de tres semanas. Un día emocionante hasta el final, que abre una atractiva parte de la carrera que culminará en la jornada de adoquines del domingo, otra mini clásica, con final en Roubaix, que emulará el Infierno del Norte.
La etapa de ayer dejó varias caídas y unos cuantos abandonos, como los de Axel Domont (Ag2r), Michael Matthews (aquejado de molestias estomacales) y Tiesj Benoot (Lotto Soudal). El ciclista estadounidense Lawson Craddock, del Education First, sigue sufriendo por su caída en el primer día, siempre a la cola de pelotón, luchando sólo para continuar en carrera.
Mañana, final en el Muro de Bretaña.
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