Recuerdos ciclistas (XXVI): La fuga bidón que vistió de amarillo a Pereiro

Estaba decepcionado Óscar Pereiro aquel día. Decepcionado consigo mismo y con ganas de resarcirse. Estamos en el Tour de Francia del año 2006. Pereiro lidera al Caisse d'Epargne, ya que Alejandro Valverde se había retirado de la prueba. El corredor gallego había cedido una minutada en el paso de la ronda gala por los Pirineos. Había quedado completamente desahuciado en la lucha por la general, o tal parecía, al menos. Todo iba a cambiar ese día, el 15 de julio de 2006, en la decimotercera etapa de la ronda francesa. 


El líder de la carrera era Floyd Landis, excompañero de Pereiro en el Phonax. Le sacaba 28:50 al ciclista gallego. Nada menos. Pero ese día Pereiro dio una clase magistral de lo que es una fuga bidón, es decir, una escapada en la que alguien muy alejado de la general se mete de lleno en la lucha por la victoria gracias a la amplia ventaja que logra en meta. El Phonax decidió dejar hacer a la fuga, en parte, porque quería quitarse de encima la responsabilidad del maillot amarillo, que siempre pesa tanto. Pero Pereiro trabajó como un titán para consumar el asalto al amarillo y convertirse en el primer ciclista español en vestir la prenda sagrada de líder de la Grande Boucle desde 2002, cuando lo logró Igor González de Galdeano. 

Pereiro se metió en la escapada con Jens Voight, Sylvain Chavanel, Manuel Quinziato y Andriy Grivko. Se entendieron a la perfección. Rápidamente vieron que el pelotón les iba a dar tregua, así que estaban ante una ocasión única de luchar por un triunfo de etapa en el Tour. 

Pereiro pronto empezó a pensar más en la general, porque la diferencia fue aumentando. Diez minutos. Quince. Veinte. Lo que parecía imposible, un sueño inalcanzable, estaba a punto de suceder. El ciclista español tiró del grupo de cabeza con más energía que ninguno. Él no pensaba en un triunfo parcial, importante, sí, pero no tanto como el maillot amarillo. Él quería volver a meterse en la carrera, soñaba con luchar por el triunfo final en el Tour. Voight ganó la etapa, en el mismo tiempo que Pereiro, y 29 minutos y 59 segundos antes que el pelotón, que en rigor llegó fuera de control, pero al que los jueces de carrera perdonaron, porque si no de ahí al final la ronda habría tenido sólo cinco ciclistas. 

Aquel Tour de Francia lo terminaría ganando Pereiro, pero no tuvo la foto de vencedor en los Campos Elíseos de París, ya que el positivo por dopaje de Landis se conoció después, demasiado tarde. Pero el hecho real es que Pereiro es el justo ganador de aquel Tour y las emociones de aquel día, que en principio se antojaba casi anodino, son inolvidables. Una escapada bidón como las que no se recordaban hacía mucho, un golpe maestro a la general. Un magnífico recuerdo ciclista. 

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