Carlos Rodríguez deslumbra y entra en el podio




Carlos Rodríguez Cano, de 22 años, natural de Almuñécar, ha logrado una sensacional victoria en la decimocuarta etapa del Tour de Francia y ha desbancado por un segundo a Jai Hindley (afectado por una caída) de la tercera plaza del podio en la general. El colosal triunfo del ciclista del Ineos, que supone la tercera victoria de etapa española en esta edición de la prueba francesa, representa también la consolidación definitiva de Rodríguez como un ciclista llamado a escribir el futuro de este deporte, un joven talento con un desparpajo, una ambición y una clase fuera de lo común. Que era un corredor extraordinario y con enorme potencial ya lo sabíamos, pero que era un ciclista con capacidad de tutear a los más grandes corredores del mundo en el Tour era algo que uno nunca se termina de creer del todo hasta que lo demuestra y él lo está demostrando día a día. Es el vencedor español de etapa más joven de la más que centenaria carrera francesa. 


Hoy el Tour, que sin duda está siendo uno de los mejores de los últimos años, uno de los mejores que recuerdo sin duda, ha vuelto a regalarnos un espectáculo sensacional. Rodríguez se ha doctorado por su fuerza y sus buenas piernas, desde luego, que demuestran que es un corredor perfecto para pruebas de tres semanas, pero también, y diría que sobre todo, por su fortaleza mental y su atrevimiento. El español ha sabido aprovechar la vigilancia entre Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar, que otro día han honrado al Tour con el enésimo capítulo de su duelo antológico por el maillot amarillo. Gracias a esa vigilancia, Rodríguez pudo llegar a su altura en el descenso del Joux Plane junto a Adam Yates. Y nada más llegar se lanzó hacia adelante, muy osado, sin mirar atrás, sin miedo alguno. Fue un movimiento audaz, de campeón, que le ha permitido estrenarse como ganador de etapa en la mayor carrera ciclista del mundo con apenas 22 años. Para entonces, Hindley venía sufriendo por atrás y perdiendo tiempo, pero ese ritmo endiablado del español, junto a la bonificación en meta, le permite además entrar en el podio final del Tour a falta de una semana para su final. 


Pase lo que pase de aquí a París, chapeau por Carlos Rodríguez, quien la próxima temporada en principio abandonará el Ineos, dicen que rumbo al Movistar, y que está dejando claro que no hay presión que pueda con él. La juventud, divino tesoro, no le está pasando factura alguna. Ya en la pasada Vuelta a España, en parte truncada al final para él por culpa de una caída, Rodríguez demostró de lo que es capaz. En este Tour está dejando claro su soberbio nivel, que no es otro que el de los mejores ciclistas del mundo


Rodríguez, pues, se pone gracias a su deslumbrante victoria de hoy al frente de la carrera por la tercera plaza del podio. En la carrera por la victoria final, esa en la que sólo están Vingegaard y Pogacar, hoy también ha habido emoción y fiesta. Y cuándo no en este maravilloso Tour que no queremos que termine nunca. El Jumbo-Visma de Vingegaard marcó un ritmo enormemente exigente en el grupo principal, anticipando un ataque del danés, intentando desgastar a Pogacar, dado que el perfil de la etapa de hoy parecía más propicio para el maillot amarillo que para el eterno portador del maillot blanco de mejor joven y dos veces ganador de la carrera. 


Fue tal el ritmo del equipo neerlandés que en ningún momento tuvieron una ventaja superior al minuto los fugados, a pesar del nivel de la escapada, formada por Pinot, Martin, Landa, Gorka Izagirre, Woods, Alaphilippe, Johannessen, Ciccone, Kwiatkowski, Jorgenson, Daniel Felipe Martínez, Neilands, Geschke, Lutsenko, Champoussin, Powless, Juanpe Lopez, Houle, Aranburu, Politt y Craddock. Hubo escaramuzas entre ellos, pero el triunfo de etapa parecía imposible dado el empeño del Jumbo-Visma. Ciccone, al menos, sacó algo de la fuga y se metió de lleno en la lucha por la clasificación de la montaña, aunque el nuevo líder de la misma es Vingegaard, empatado a tiempo con Powless. 


La escapada se echó abajo muy pronto y en la subida al Joux Plane llegó un ataque soberbio de Pogacar que está vez no intentó responder Vingegaard. En vez de eso, lo mantuvo a una distancia prudencial, entre tres y cinco segundos, durante un par de kilómetros, hasta que le dio caza. Como la cima estaba bonificada y daba ocho segundos en ls general al primero y cinco al segundo, el siguiente duelo estaba cantado, el sprint por esos segundos. Pogacar fue el primero en acelerar pero unas motos de carrera le impidieron avanzar. Fue un error involuntario, claro, y quizá es imposible impedir situaciones así dada la gran afluencia de público en estas cimas, pero los vehículos de carrera no pueden bajo ningún concepto condicionar la carrera y obstaculizar a los ciclistas. Tras verse frenado Pogacar, fue Vingegaard quien atacó y entró primero, por lo que le metió tres segundos al esloveno. En meta, Pogacar fue segundo y Vingegaard tercero, así que la renta del día para el danés es de apenas un segundo y ahora cuenta con diez segundos de ventaja en la general. 


Luego llegó la vigilancia entre ambos que permitió a Rodríguez y a Adam Yates llegar a su altura. El español no les dio tiempo a pensárselo y se lanzó hacia la gloria. Ya nadie lo vio hasta meta. 


La etapa de hoy también ha estado marcada por las caídas, en especial una gran montonera al comienzo de la jornada en la que se vieron envueltos 30 corredores y que obligó incluso a detener momentáneamente la etapa. Louis Meintjes, decimotercero en la general, y de Antonio Pedrero se llevaron la peor parte y tuvieron que abandonar. Unos kilómetros después también tuvo que echar pie a tierra Romain Bardet, que era decimosegundo. 




Mañana, más montaña con cinco puertos incluidos la ascensión final al Mont Blanc. Nunca ocasión para ver el duelo a duelo entre Vingegaard y Pogacar y también para comprobar si Rodríguez es capaz de mantener su posición en el podio ante un Hindley siempre aguerrido pero al que hoy se ha visto flojear. 


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