Tadej Pogacar es un ciclista de otra época y por eso para calibrar sus logros hay que buscar comparaciones en la historia del ciclismo. Ni puede ni quiere el ciclista esloveno disputar ninguna carrera sin buscar la victoria ni dar espectáculo. Su ambición desmedida, su insaciable afán por conseguir más y más triunfos, son marca de la casa. No deja de disputar ninguna victoria, todo le sabe a poco. Es el caníbal del siglo XXI. Lo quiere todo. Lo gana todo. Arrasa allá donde va.
Hoy ha ganado la etapa final de la Volta a Catalunya en Barcelona, imponiéndose en un sprint reducido ante el grupo de favoritos tras un bello intercambio de golpes en el circuito final de Montjuic. Es la primera vez desde 1998 que un ciclista gana cuatro etapas en una edición de la ronda catalana, y entonces quien logró ese hito fue el sprinter Mario Cipollini. La distancia que Pogacar ha sacado a Mikel Landa, segundo en la general, es la mayor en la Volta desde 1983 y la mayor en cualquier prueba ciclista desde 1986.
Pogacar, tan abrumadoramente superior a sus rivales, podría haberse ahorrado la exhibición de la etapa reina de ayer, podría no haber entrado al sprint de hoy para evitar riesgos y simplemente cruzar la meta tranquilo como líder. Pero entonces no sería Pogacar. Hoy en la jornada final ha habido una sucesión de ataques. Lo probaron, entre otros, Thomas De Gent y Stephen Williams. A 2,4 atacó João Almeida, coequipier de Pogacar, que le preparaba el terreno al esloveno. Al final Pogacar se impuso por delante de Dorian Godon y de Guillaume Martin. Al lado del todopoderoso ciclista del UAE subieron al podio final Mikel Landa y Egan Bernal, que tras el terrible accidente que a punto estuvo de costarle la vida logra mostrarse cada vez en mejor forma. Un admirable ejemplo de superación.
Hoy también se ha disputado la Gante Wevelgem, que ha tenido desenlaces muy diferentes en sus ediciones masculina y femenina, ya que en esta última se ha resuelto al sprint, mientras que en la prueba masculina la clásica se ha decidido en un apasionante mano a mano entre dos corredores.
En la prueba masculina el baile empezó muy pronto, en el Kemmelberg, a 85 kilómetros de meta, cuando lanzó su primer ataque Mathieu Van der Poel. Luego se fue hacia adelante Jonathan Milan, perseguido entre otros por Tim Van Dijke, Mathieu Van der Poel, Mads Pedersen, Jasper Stuyven, Laurence Pithie y Rasmus Tiller.
Los dos ciclistas más fuertes hoy, que también son dos de los más fuertes en lo que llevamos de temporada, han sido Van der Poel y Pedersen, que se quedaron en cabeza. El dúo delantero abrió hueco respecto a sus perseguidores y los dos se dispusieron a batirse en duelo en un sprint descomunal en el que ambos llevaron al otro al límite. Pedersen entró en cabeza y cuando parecía que Van der Poel estaba en disposición de superarle, de pronto, petó, no pudo más, y Pedersen se impuso en meta tras uno de esos duelos colosales que engrandecen este deporte. Enorme victoria del corredor del Lidl-Trek, mismo equipo de la vencedora de la prueba femenina.
En la Gante Wevelgem femenina varias ciclistas intentaron evitar el sprint, pero no lo lograron. Entre otras, varias corredoras del Movistar, como Emma Norsgaard, que lanzó su primer ataque a 22 kilómetros de meta. A 1,9 lo probó Grace Brown, que no abrió camino. La volata estaba cantada.
La victoria se la llevó una inmensa Lorena Wiebes por delante de Elisa Balsamo y de Chiara Consonni. Fue un sprint sostenido, muy largo, de enorme potencia. Es ya la quinta victoria del año ya para la ciclista neerlandesa tras las dos etapas que ganó en el UAE Tour, el Gran Premio Oetigen y el Tour de Drenthe. Vuelve a demostrar que, hoy por hoy, es la mejor velocista del mundo.
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