Tadej Pogacar acaba de conquistar en Roma su primer Giro de Italia y la tercera gran vuelta de su palmarés. En su primera participación en la corsa rosa, el ciclismo esloveno ha dominado la carrera con una superioridad descomunal, hasta el punto de que la distancia que ha sacado al segundo, cerca de diez minutos, es la mayor diferencia en el Giro en los últimos 58 años. Además, Pogacar ha logrado seis triunfos de etapa, los mismos que Eddy Merckx en la edición de 1973. Por si fuera poco, por pura inercia, por su autoridad descomunal en las jornadas más duras, también se lleva la maglia azzurra de líder de la montaña.
Ha sido el Giro de Pogacar, tal y como se esperaba antes de que comenzara la carrera. Y, con todo, ha sido una prueba emocionante y llena de espectáculo. La falta de sorpresas en lo relativo a la general, más que clara desde bien pronto, se ha suplido con la emoción de disfrutar de una hazaña de otra época por parte de Pogacar. Y, además, con muchos otros ciclistas que han dado brillo y esplendor a la carrera, con emoción e intriga a diario, son jornadas para el aburrimiento. Ni siquiera hoy, cuando todo parecía más o menos tranquilo y orientado al sprint, porque unos problemas mecánicos dejaron cortado a Jonathan Milan, el gran favorito en la volata de hoy en Roma. La maglia ciclamino protagonizó una remontada colosal, acompañado de sus coequipiers, y logró ponerse al frente del pelotón a un kilómetro del final. Le faltó fuerza, eso sí, y no pudo batir a Tim Merlier en el sprint, pero esa remontada de Milan ha sido la penúltima gran imagen de este Giro. Ya digo,
un gran Giro, uno de los mejores de ls últimos años.
Termina un Giro magnífico en el que Pogacar ha ganado seis de las 21 etapas, mientras que siete etapas se han resuelto al sprint (tres para Jonathan Milan, tres para Tim Merlier, una para Olav Kooij), siete las ha ganado un ciclista procedente de una fuga (Jonathan Narváez, Ben Thomas, Pelayo Sánchez, Valentin Paret Peintre, Julian Alaphilippe, Georg Steinhauser y Andrea Vendrame) y una de la llevó Filippo Ganna en la segunda contrarreloj en la que fue el único capaz de derrotar a Pogacar.
La etapa de hoy ha dejado muchas imágenes clásicas del último día de una gran vuelta. Todo ello, además, con Roma, la ciudad eterna, como escenario precioso para este íntimo baile. Hemos visto a ciclistas compartiendo chuches y brindando en los primeros kilómetros. Se adelantaron primero los componentes del UAE para hacerse las fotos de rigor, bien merecida como equipo que ha arropado al todopoderoso líder de la carrera, que además siempre sonríe, siempre tiene vieja actitud. Decía hoy ante la prensa que no tiene palabras para describir lo que siente. Porque, claro, todos dábamos por hecho que iba a ganar, pero lo cierto es que acaba de ganar su tercera gran vuelta tras un recital de esos que pasarán a la historia. Ahora, pensará en el Tour.
Después de esa foto de los equipos del UAE le siguieron los del Lidl-Trek de la maglia ciclamino, Jonathan Milan. Más tarde, los Astana de Antonio Tiberi, mejor joven, y después los ciclistas del Decathlon Ag2r, mejor equipo. Pogacar también ha ganado la general de la montaña, pero como no puede llevar la maglia azzurra además de la rosa, hoy la ha llevado Giulio Pellizari, que también se hizo la foto clásica con el resto de líderes de las distintas clasificaciones. Por su parte, Julian Alaphilippe ha sido reconocido como el más combativo.
Por supuesto, en esta crónica final del Giro merecen aparecer también Daniel Felipe Martínez, muy meritorio segundo puesto, sensacional, muy sólido, el primero de los mortales sólo por detrás del intratable Pogacar, y Geraint Thomas, tercero, un puesto que vale su peso en su oro, entre otras cosas, por su edad. Es la primera vez desde el 1928 que un ciclista de 38 años termina en el podio del Giro.
Ha terminado un Giro precioso, pero el ciclismo sigue. El próximo domingo, sin ir más lejos, comienza ya el Dauphiné y en poco más de un mes empezará el Tour. Sigue la fiesta.
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