Skjelmose gana la Amstel ante Pogacar y Evenepoel

Cuando a falta de más de 45 kilómetros del final Tadej Pogacar se marchó en solitario en la Amstel Gold Race, reconozcámoslo, todos pensamos que la carrera estaba sentenciada. Era lo que cabía esperar por la costumbre, un recital mas del ciclista esloveno del UAE, una nueva exhibición a lo campeón. Pero no. Esta gloriosa era del ciclismo moderno que tenemos la inmensa fortuna de vivir lo es por la suerte de ver correr al caníbal del siglo XXI, desde luego, que busca la victoria en todo tipo de carreras a lo largo de toda la temporada, pero también lo es porque hay otro grupo de ciclistas jóvenes de enorme talento y valentía que convierten cada prueba ciclista en una fiesta. Hoy parecía que Pogacar ganaría en solitario cuando descolgó a Julian Alaphilippe (Tudor), con quien había atacado en el Gulperberg, a unos 47 kilómetros de la meta, pero Remco Evenepoel (Soudal-Quick Step) y Mattias Skjelmose (Lidl-Trek) se aliaron en la persecución del casi invencible ciclista esloveno. Casi. Bueno, mejor dicho, Evenepoel lo dio todo y Skjelmose supo ponerse a rueda y aprovechar la situación. Él mismo reconoció en meta que corría para el podio. 

Evenepoel, renacido después de su caída en la pretemporada y con ansia de victorias como la que logró hace unos días en su regreso triunfal en la Flecha Brabanzona, y Skjelmose, lanzado en busca de la que terminó siendo la carrera más importante de su carrera, casi todo el tiempo a rueda del belga, que es de los ciclistas que tienen la capacidad poco habitual de condicionar las carreras en las que participan por su modo atrevido y rompedor de disputarlas. Los dos lograron lo que parecía imposible, dar caza a Pogacar. Que el esloveno ataque en solitario desde lejos, desde donde casi nadie más se atreve, es habitual, pero lo infrecuente es que haya corredores que le den caza. Evenepoel y Skjelmose lo lograron a ocho kilómetros del final. 

Nada más llegar a la altura del caníbal del siglo XXI, Evenepoel, sin cadena, aceleró para desgastar más y meter el miedo en el cuerpo al esloveno. No hubo ataques entre ellos, así que todo se jugaría al sprint. Como Pogacar lo hace todo y todo lo hace bien, era perfectamente capaz de vencer en ese final. No había dicho su última palabra. De hecho, a punto estuvo de ganar. En un desenlace muy ajustado, de foto finish, Skjelmose logró la victoria. Se llevó automáticamente la mano izquierda a la cabeza, en señal de asombro, como si no él mismo se creyera lo que acaba de conseguir. Sin duda, la victoria más importante de su aún incipiente carrera, ya que con 24 años le quedan muchos triunfos por conseguir. 



Antes de la Amstel Gold Race masculina se ha disputado la versión femenina, que también ha sido apasionante. Aunque Anna Van der Breggen (SD Worx), siempre referente, abandonó la carrera muy lejos de meta, su equipo dio una nueva muestra de su versatilidad y de su capacidad de reinventarse. A 55 kilómetros del final se formó un grupo con 22 ciclistas, un corte decisivo, en el que el equipo más representado fue, precisamente, el SD Worx, con Blanka Vas, Mischa Bredewold y Loren Wiebes). Tenían dos representantes el Movistar (Mareille Meijering y Paula Patiño), el Visma-Lease a Bike (Marion Bunel y Femke De Vries), el Lidl-Trek (Anna Henderson y Ellen Van Dijk), el FDJ-Suez (Juliette Labous y Amber Kraak), el Uno-X (Katrine Aalerud y Marta Berg Edseth), el Fenix-Deceuninck (Yara Kastelijn y Puck Pieterse) y el Picnic-PostNL (Mara Roldan y Megan Jastrab). Junto a ellas, entraron en el corte (Neve Bradbury (Canyon SRAM), Quinty Ton (Liv AlUla Jayco), Anneke Dijkstra (VolkerWessels), Alison Jackson (EF) y Silvia Persico (UAE). 

En la última vuelta se formó la fuga de la fuga y se fueron hacia adelante Pieterse, Labous y Persico. Era una situación de riesgo para el SD Worx, sin ninguna ciclista en cabeza, pero el conjunto neerlandés solventó pronto esa contrariedad, ya que cu ciclista Bredewold, junto a Van Dijk, que habían  quedado  en persecución del tercero delantero, consiguieron llegar a su altura. A 10 kilómetros de meta, Lorena Wiebes se puso a tirar en primera persona del grupo de perseguidoras, pero la distancia era muy amplia, del entorno de los 50 segundos. La carrera estaba claramente delante. 

Cuando restaban seis kilómetros para la meta saltó Van Dijk y sólo respondió a su ataque Bredewold. Las dos ciclistas que se habían aliado en persecución del trío delantero, ahora en cabeza y entendiéndose a la perfección. En el paso decisivo por el Cauberg aceleró Bredewold y soltó a Van Dijk. Por atrás saltó con fuerza Labous, pero sin posibilidad de dar caza a Bredewold, que sumó así su segunda victoria de la temporada tras la etapa que ganó en la Setmana Ciclista valenciana. Volvió a demostrar así que es de esss ciclistas de equipo que saben aprovechar las ocasiones de lucimiento personal que se le presentan. Por su parte, Van Dijk ganó el sprint por el segundo puesto por delante de Pieterse.

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