Euskaltel vuelve al ciclismo


No es que faltaran ayer noticias de ciclismo, como la inmensa victoria de Tadej Pogacar en la quinta etapa del UAE Tour, donde Adam Yates conservó sin apuros el liderato, o la mala noticia de la ausencia de Mathieu Van der Pool en la Omloop Het Nieuwsblad del sábado y en la Kuurne-Brusela-Kuurne del domingo, que abren la temporada de clásicas, por culpa de un resfriado. Pero ninguna noticia de ayer, ni de lo que llevamos de temporada, es tan importante como el regreso de Euskaltel al mundo del ciclismo, como patrocinador principal de la Fundación Ciclista Euskadi. Esa noticia eclipsa todas las demás porque para los amantes del ciclismo Euskaltel es mucho más que una empresa de telecomunicaciones. Su color corporativo, el naranja, es también el color de la marea naranja de aficionados al ciclismo de Euskadi. Euskaltel recuerda a los tiempos dorados del ciclismo vasco, aquellos en los que cada puerto del Tour se teñía de naranja, en la que los corredores del conjunto vasco corrían como en casa. 

El regreso de Euskaltel al ciclismo, que se hará efectivo, dónde si no, en la Itzulia, es una sensacional noticia. El ciclismo ha cambiado mucho en esto siete años y se deberá tener paciencia. El equipo está ahora en la segunda división del pelotón internacional, cuando llegó a estar en la primera, y no conviene cargar de presión a sus ciclistas, recordando tiempos legendarios a cargo de Laiseka, Mayo, Samuel Sánchez y compañía. Pero la nostalgia, ese punto alegre recordando el pasado, es inevitable y, viejo gestionada, puede ser un punto a favor de este equipo. Contará con el apoyo entusiasta de la afición vasca y no sólo de la vasca, porque amar al ciclismo es también amar Euskadi y reconocer su pasión por el deporte de la bicicleta. 

No es que los aficionados vascos asocien el naranja en el pelotón al Euskaltel-Euskadi, que así volverá a llamarse el equipo. Es que el naranja es el color del ciclismo en Euskadi para cualquiera que ame este deporte. Por eso la noticia de ayer, un notición en el País Vasco, se recibió también con mucho entusiasmo en todo el planeta ciclista. El regreso de un patrocinador mítico al ciclismo es siempre una gran noticia, por el apoyo económico que supone para un proyecto que estaba haciendo las cosas muy bien y ahora tendrá soporte financiero durante al menos cuatro años. Por el dinero, claro, pero no sólo. También por la alegría y la esperanza que despierta este regreso. Porque la vinculación del ciclismo con Euskaltel es automática en la mente de los aficionados y porque animar al Euskaltel-Euskadi será inevitablemente recordar felices tiempos pasados. Es volver a soñar con el regreso de un equipo vasco a lo más alto, el lugar que merece su afición. 





En los siete años de ausencia de Euskaltel ha habido muchas personas que han dedicado tiempo, recursos y esfuerzos para que la llama del ciclismo profesional siguiera encendida en Euskadi. Merece mención especial el Murias, que tristemente no tuvo continuidad, pero que hizo las cosas bien y logró no pocos triunfos deportivos. Y, claro, la Fundación Ciclista Euskadi, en pie, en la última fase, gracias al apoyo de personas como Mikel Landa, su presidente, que no dudó en ponerse al frente de este proyecto al que tanto debe el ciclismo. Ayer Landa estaba exultante en el anuncio del regreso de Euskaltel y no es para menos. 

“Este equipo es algo único, representa a todo un país, y queremos volver a formar parte de él”, declaró el presidente de Euskaltel, Xabier Iturbe, durante la presentación. Ayer fue un día feliz para el ciclismo y un buen día también para recordar que el ciclismo es un deporte rentable para los patrocinadores. Cada vez con más televisión en directo en las carreras, con la capacidad de tener más presencia mediática y de lucir sus colores por todo el mundo, es clave que grandes compañías como Euskaltel apuesten por este deporte. Bienvenidos a vuestra casa. 

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