El Tour de Francia y el Tour de Argelia, historias transmediterráneas

Gracias a Culturethèque, la biblioteca virtual de recursos en francés a la que he podido acceder a través del Instituto francés, y que es gratuita durante tres meses para cualquier persona interesada, he conocido la muy interesante historia del Tour de Argelia, su relación con el Tour de Francia y la relación entre deporte y política, siempre entrelazadas, en aquel país, que fue colonia francesa hasta 1962. La conferencia Tour de Francia y Tour de Argelia. Historias transmediterráneas, que se llevó a cabo en el Instituto francés de Argelia el año pasado, está disponible en la web de Culturetèque y es altamente recomendable. 


El historiador Niek Pas explica el papel que jugó el ciclismo en la Argelia que era colonia francesa. De un lado, la forma en la que el Tour de Francia sirvió de referente y ejemplo en el que mirarse, pero del otro, ciertas reticencias al ciclismo y a todo lo que procediera de la metrópoli. También es atractivo comprobar cómo el Tour de Argelia, creado en 1949, se emplea como una herramienta política, de defensa de la identidad argelina, de reivindicación del país. 

Como bien explica el historiador neerlandés en la conferencia, el Tour de Argelia desempeñó distintos roles más allá del estrictamente deportivo. Por ejemplo, sirvió como instrumento de marketing, que promocionaba productos occidentales, como la Coca-Cola . Pero también como arma política, ya que reforzada el sentimiento de pertenencia en Argelia y servía para mostrar el paisaje y los símbolos nacionales. Ese mismo rol jugaron distintas asociaciones ciclistas que recorrieron el país, ya que la bicicleta tiene un indudable carácter reivindicativo, asociado a la libertad. 

Hay una frase que pronuncia Niek Pas en la conferencia que me encanta: "el Tour vehicula y ritualiza la memoria y la historia del país". Habla indistintamente del Tour de Argelia y del Tour de Francia. Naturalmente, aquella carrera, que aún hoy se celebra, ya que se recuperó en 2013 después de varios años de ausencia, vivió un antes y un después tras la independencia. Es significativo también comprobar cómo el Tour de Francia goza de un enorme predicamento en Argelia. Según cuentan, los argelinos hacen planes en el mes de julio en función de la carrera francesa, para no perder detalle de la carrera de su antigua metrópoli. 

De las muchas historias interesantes que se relatan en esta conferencia, quizá me quede con el proyecto, que llegó a buen puerto, de crear un equipo del norte de África, que llegó a participar en el Tour. No sólo eso, sino que también llegó a ganar una etapa. En aquel equipo corrían ciclistas de Marruecos y de Argelia, que por aquel entonces eran todavía franceses, claro. Marcel Molinès y Abdel-Kader Zaaf protagonizaron una escapada en el Tour de 1950 y ambos colaboraron con el objetivo común de convertirse en el primer ganador africano de una etapa en la ronda gala. Lo logró Milinès, aunque la fama se la llevó Zaaf, ya que se cuenta que bebió de una botella de vino que le dio un espectador, sin ser él consciente de que era una bebida alcohólica, que le sentó mal, porque él era musulmán y no tomaba alcohol. No está claro que esa versión sea real. Más parece que había usado sustancias dopantes y que fueron ellas las que le provocaron la crisis, no una presunta borrachera. 

No dejaría de buscar en la web de la Culturethéque esta conferencia, que es una delicia y que es una prueba clara de por qué la historia del deporte es historia, a secas, porque el Tour siempre fue mucho más que una simple carrera ciclista. 

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