Recuerdos ciclistas (XLII): El Tour de Wiggins

Bradley Wiggins ya era una leyenda del ciclismo británico antes de ganar el Tour de Francia en 2012. No tanto por las victorias que ya había conseguido entonces en el ciclismo de carretera, alguna de gran nivel, sino por su excelsa trayectoria en el ciclismo en pista. Wiggins es recordado como el ciclista con más medallas en la historia de los Juegos Olímpicos, con ocho medallas, siete de ellas, en pista. Pero él también quería ser recordado como el primer británico en ganar el Tour de Francia. Para eso se montó un equipo a su medida y con gran presupuesto, el Sky, y para eso tuvo que afrontar una preparación física muy distinta a la que estaba habituado. Con mucho esfuerzo y sin ser realmente el mejor de la carrera aquel año, ya que su compañero Chris Froome se mostró superior en todo momento, Wiggins se subió al primer puesto del podio final en París de aquel Tour de 2012, uno de los mejores recuerdos ciclistas de su carrera. 


Aquel Tour comenzó en Lieja, con una crono que ganó Fabian Cancellara, lo que le permitió al corredor suizo mantenerse líder de la carrera francesa hasta la séptima etapa. Lo ocurrido aquel día, en la etapa 7 con final en La Planche des Belles Filles, dio una idea clara de lo que sería el resto de la carrera. La etapa la ganó un soberbio Froome, que no dejó de ser ningún día el mejor en la montaña de aquel Tour. Pero quien se vistió de líder fue Wiggins, su compañero y claro jefe de filas. 

Wiggins ya no soltó el maillot amarillo y certificó su victoria con el triunfo en la crono del penúltimo día. Al final, aventajó en la clasificación general a Froome en 3:21 y a Vincenzo Nibali, el primer ciclista de fuera de la estructura del Sky, el primero de los mortales, en 6:19. Fue un Tour en el que el conjunto británico arrasó a sus rivales y abrió una nueva era en la ronda gala, tras el mucho más caótico Tour de la edición anterior. 

Froome no le discutió en ningún momento el liderato a Wiggins, aunque sí quiso dejar claro en unas cuantas etapas de montaña que iba mucho más fuerte que su jefe de filas. Para el recuerdo quedan aquellas imágenes de Froome frenándose ostensiblemente, mirando hacia atrás, lanzando el mensaje nítido de que estaba tirando de Wiggins, de que estaba en una forma mucho mejor que la suya. El resto ya es historia. La lógica se impuso y Froome fue líder indiscutible del Sky, primero, y del Ineos, después, hasta que llegaron Geraint Thomas, y después Egan Bernal, para ganar también el Tour y discutir ese liderato del corredor keniata. 

Lo cierto es que el Tour de Francia de 2012 es una de las grandes gestas deportivas de Wiggins pero, como decimos, no es la única. Además de sus ocho medallas olímpicas, hay que sumar, entre otros triunfos, fue campeón del mundo contrarreloj y siete veces campeón del mundo en pista. En diciembre de 2013 fue nombrado caballero por la reina Isabel II. 2012 fue su año, ya que además de ganar el Tour fue campeón olímpico contrarreloj en los Juegos Olímpicos de Londres de aquel año, el gran evento para su país, lo que terminó de convertirlo en el gran héroe nacional que es. Sir Bradley Wiggins, todo un personaje, un corredor que persiguió distintos retos a medida que iba consiguiendo nuevas victorias, en distintas disciplinas, en distintas modalidades. 

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