Recuerdos ciclistas (XXXII): La gran victoria de Escartín

Era la etapa reina del Tour de 1999. Lance Armstrong mandaba con mano de hierro la carrera, a una distancia sideral de sus rivales. El español Pedro Escartín, gran escalador del Kelme, había intentado ganar etapas en cuanto llegó su terreno, en el paso de la ronda gala por los Alpes, pero sin éxito. Ahora era el turno de los Pirineos, más cerca de casa, y Escartín no iba a dejar pasar la oportunidad. La jornada, que llegaba después del segundo día de descanso, presentó batalla desde el inicio, con constantes intentos de ataque. Escartín probó al todopoderoso líder desde lejos y pronto descubrió que no era su mejor día. No iba a desaprovechar esa ocasión. 


Escartín había sido segundo en la general de la Vuelta las dos ediciones anteriores y era uno de los mejores escaladores del mundo. Aquella temporada de 1999 llegó al Tour en un óptimo estado de forma, tras haber ganado en su camino de preparación para la ronda gala dos etapas de la Vuelta a Asturias y otras dos de la Bicicleta Vasca. Su mejor puesto en el Tour hasta ese año fue la quinta posición que logró en 1997, así que llegaba a la prueba francesa con motivación y esperanza, aspirando, como mínimo, al podio. 

La victoria final en la general se mostró del todo imposible, ante el dominio insultante de Armstrong. Pero Escartín sacó petróleo de todas las oportunidades que se le presentaron. O, mejor dicho, que él buscó con su esfuerzo. Volvemos a aquella etapa reina del Tour. Una sucesión constante de puertos. Menté. Portillon. Peyresourde. Val Louron. Fue en Peyresourde, escenario de tantas batallas en la historia del Tour, donde Escartín logró dejar atrás a Armstrong y a todo el mundo, salvo Laurent Dufaux, el único que pudo seguir su ritmo endiablado.

El Kelme se caracterizaba por no darse por nunca por vencido, por ser un equipo batallador, y aquel día su estrategia salió a la perfección. Escartín enlazó con un grupo delantero, en el que estaba su compañero Aitor González y otros ciclistas del equipo español Vitalicio Seguros, que le echaron una mano. En los kilómetros finales de la ascensión a Val Louron, Escartín se marchó hacia adelante en solitario y así, solo, a lo campeón, logró la victoria más importante de su carrera. 

Aquel día Escartín se puso segundo en la general, a 6:19 de un Armstrong inalcanzable, y con una ventaja de apenas 1:07 sobre Alex Zulle, consumado contrarrelojista. El corredor español del Kelme no logró mantener esa posición, pero sí terminó tercero, lo que le permitió subir al podio final en París, otro recuerdo memorable, él escoltando a Armtrong en los Campos Elíseos, testigo y protagonista de una nueva era de este deporte, con sus luces y sus sombras. 

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