Sagan&Co: Brand of brothers

Es muy de agradecer cómo se han reinventado los canales deportivos para adaptarse a estos días raros de confinamiento y, claro, ausencia de competiciones. Más allá de las reposiciones, que ayudan a matar el gusanillo, Eurosport, por ejemplo, ha recuperado La Montonera, que emite cada jueves en versión confinada, y ha dedicado el último fin de semana a dos grandes estrellas del ciclismo mundial: Peter Sagan y Fabian Cancellara, con la emisión de sus mejores momentos y también de sendos documentales que nos permiten conocer un poco mejor a estas figuras. 


En Sagan&Co: Brand of brothers, el reportaje sobre Sagan, escuchamos decir al director deportivo del Bora que el corredor eslovaco es "el Freddie Mercury del ciclismo". Creo que es una afirmación tan grandilocuente como precisa, tan excesiva como ajustada a la arrolladora personalidad de Sagan. Por lo mediático que es, hasta niveles que pocos ciclistas han alcanzado, incluyendo a muchos ganadores de Tour de Francia. Por su espectacularidad permanente, dentro y fuera de las carreras. Por su forma de entender el ciclismo y su inconformismo. Porque ayuda a reinventar este deporte, a darle emoción, algo que siempre viene bien, sobre todo en un deporte como el nuestro, que necesita  referentes y estímulos para mejorar. Porque ha supuesto un soplo de aire fresco muy necesario para el ciclismo. Y, claro, por su talento descomunal. 

Por todo ello, es cierto que Sagan puede ser considerado el Freddie Mercury del ciclismo. Y, desde luego, lo que este deporte necesita. Sagan es una estrella con todas las letras y todo lo que le rodea adquiere una dimensión especial. Es de esos ciclistas que engrandece cualquier carrera a la que acude. En torno a él se ha construido el Bora, un equipo que no ha parado de crecer en los últimos años y que ha logrado tutear a escuadras mucho más veteranas. Gracias al impulso de Sagan, por supuesto, pero no sólo, ya que muchos otros ciclistas suman victorias, algo que el propio líder del equipo dice que le hace feliz. En el reportaje se ve a un Sagan pendiente de sus compañeros y que contribuye al buen ambiente de la escuadra. 

Allí donde está Sagan, todo alrededor palidece, los focos se dirigen automáticamente a él, pero el gran acierto de este documental es que se centra en mostrar la convivencia de los corredores y los 80 miembros del staff del Bora. Ese buen rollo que se transmite en las carreras. "No hay egos en este equipo", escuchamos decir al director deportivo. El propio Sagan ha trabajado más de una vez por sus compañeros. De ahí lo de "banda de hermanos." No parece forzado el compañerismo y el buen ambiente que reflejan los ciclistas del equipo. Ese factor humano, tan importante y que tan poco se tiene en cuenta a menudo cuando se valoran los resultados deportivos, se muestra aquí con toda nitidez. Porque influye, claro que influye, tener una relación de total confianza con su líder a la hora de sacrificarte por él. No es igual que los gregarios y el líder sean amigos que tener mal ambiente dentro del equipo. 

Además de Sagan, vemos aparecer en pantalla, entre otros, a Ide Schelling, feliz por la bienvenida que le dio el equipo en la concentración posterior a la pasada temporada; a Daniel Oss, que debe de ser uno de los grandes animadores de la escuadra; o a Pascal Ackermann, sin duda, otra de las estrellas del Bora. El documental, en fin, es realmente interesante, permite asomarnos por una mirilla a las interioridades del equipo de Sagan. Aunque la comparación que se hace en un momento dado con el Deceuninck-Quick Step la veo un poco cogida con pinzas, es media hora muy entretenida, que permite hacer más llevaderos estos días raros. Eso y, claro, conocer un poco más a Sagan y su mentalidad, la que le hace ser uno de los mejores ciclistas de siempre, y uno de los más mediáticos: "Disfruta cada día, cada momento, porque podría ser el último", nos dice al final del reportaje. 

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