El aviso de la Vuelta a Portugal

Como es natural después de más de tres meses de pesadilla, todos estamos deseando recuperar nuestra vida normal. Para los amantes del ciclismo eso incluye la vuelta de las competiciones, que también es vital para la supervivencia de no pocos equipos cuya situación financiera es muy delicada. Son tantas las ganas que tenemos que a veces nos olvidamos de que el coronavirus sigue aquí, con su amenaza constante. Hace unos días, coincidiendo con una serie de rebrotes allí, la Vuelta a Portugal anunció el aplazamiento de la carrera, que tenía previsto disputarse del 29 de julio al 9 de agosto


Los organizadores de la carrera lusa ya han dicho que quieren buscar nuevas fechas en el muy comprimido calendario de 2020. El tiempo dirá si se puede correr finalmente o no. Ojalá sea así, aunque no parece fácil. La Vuelta a Portugal iba a celebrar su edición número 82 este año, ahí es nada. Es una de las carreras con más historia del calendario internacional, la principal cita con el ciclismo en aquel país. 

En cualquier caso, lo sucedido en Portugal es un aviso para el resto de carreras, para todos nosotros. Las ganas de que todo vuelva a la normalidad, o a algo parecido a la normalidad, son comprensibles. Como lo es la necesidad de reactivar la actividad económica, ante la galopante crisis que se avecina. Pero nadie está libre de que le pase algo parecido a lo que están sufriendo en Portugal, un número elevado de rebrotes que obligue a dar marcha atrás en la desescalada y cambie los planes de todos, también de las pruebas ciclistas. 

No queda otra que seguir siendo extremadamente prudentes y seguir a rajatabla las recomendaciones de las autoridades: mascarilla, distancia de seguridad y lavado constante de manos. Nos jugamos mucho más que una carrera ciclista y, en gran medida, está en nuestras manos. 

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