El ciclismo sigue adelante muy pendiente de Jakobsen


Hoy deberíamos estar hablando de la maravillosa concentración de pruebas ciclistas, esa que nos lleva a estar pendientes de varias carreras a la vez. La nueva normalidad, ver al fin ciclismo, sentir que se va recuperando poco a poco la vida. Todo eso sigue hoy, con carreras de entidad, pero todo queda en un segundo plano tras la estremecedora caída sufrida ayer por Fabio Jakobsen en el sprint de la primera etapa de la Vuelta a Polonia. El corredor del Deceunick-Quick Step se vio cerrado por Dylan Groenewegen, en uno de esos lances de alto riesgo en las llegadas masivas que en ocasiones quedan sólo en un susto, pero que ayer estuvo a punto de dejar un desenlace fatal. 

Se llegó a tener por la vida de Jakobsen, trasladado de inmediato al hospital e ingresado en la UCI. Ha sido operado de las lesiones sufridas y está grave, pero estable. Perdió mucha sangre y hoy es impera en el mundo del ciclismo una cierta sensación de alivio, porque el final podría haber sido otro. 

Inevitablemente, lo ocurrido ayer es el tema del día para la familia ciclista. No puede ser de otra forma. De un lado, el deseo de todos de que Jakobsen se recupere del todo. Del otro, las críticas, lógicas, a Groenewegen, quien fue muy antideportivo con ese movimiento. En los sprints se mete el codo y se cierra a los rivales de forma más o menos descarada, pero ese tipo de movimientos pone en riesgo la salud de quienes lo llevan a cabo y, por supuesto, del resto de corredores. Groenewegen está desolado. Merece una sanción ejemplar, sin duda, pero tampoco creo que convenga ensañarse excesivamente con él. No es excusa y debe ser sancionado, pero los velocistas van a mil por hora y todos se la juegan.

Creo que, más allá de todo eso, conviene abrir un debate de fondo sobre la seguridad de los corredores. Muchos ciclista se han quejado en redes sociales de esta cuestión, para mí, clave. No tendrían que ocurrir estas cosas para que se tuviera en cuenta, pero lamentablemente siempre pasa lo mismo, parece que sólo reaccionamos ante las desgracias. Lo ocurrido ayer sucedió por un movimiento antideportivo de Groenewegen, sí, pero también porque los organizadores de la Vuelta a Polonia pensaron que era buena idea situar un final al sprint en descenso, lo que hizo que se superaran los 80 kilómetros por hora. O las vallas de meta y su sujeción. No se debe pensar en ellas como soporte publicitario, no sólo. Hay que priorizar la seguridad de los ciclistas siempre. 

Los ciclistas son los protagonistas absolutos de este deporte. Sin ellos, nada de esto tendría sentido. Organizadores, equipos, televisiones y aficionados son importantes, claro. Pero los ciclistas son la clave de este deporte. Y su seguridad no se preserva ni se tiene tan en cuenta como merecen. Es triste que sucesos así tengan que venir a recordárnoslo. Hay un riesgo evidente asociado a este deporte, más aún para los velocistas, pero se debe hacer todo lo posible para limitar esos riesgos. Ojalá Jakobsen se recupere pronto y todos aprendamos la lección. 

Lo estrictamente deportivo, como la victoria de Arnaud Démare por delante de Peter Sagan en la Milán-Turín, la de Mads Pedersen en la segunda etapa de la Vuelta a Polonia o el enorme triunfo de Aleksandr Vlasov en la Mont Ventoux Dénivelé Challenge, queda en un segundo plano. Vlasov, de 24 años, ha ganado en solitario, en una prueba en la que tenía como rivales, entre otros, a Richie Porte, a Guillaume Martin y a Nairo Quintana. 



La intensa actividad ciclista no para y a partir de mañana coincidirían la Vuelta a Polonia y el Tour de l’Ain, carrera francesa de tres días en la que se daría cita, entre otros, Egan Bernal, Chris Froome, Geraint Thomas, Nairo Quintana, Primoz Roglic y Tom Dumoulin, entre otros. Y el sábado, la Milán-San Remo, primer monumento de la temporada. En el blog seguiremos con la misma estructura que todos los días, una crónica diaria de este regreso de la competición, agrupando todo lo que da de sí la jornada, con distintos frentes. 

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