Roglic presenta su candidatura al Tour


Son varias las conclusiones que se pueden sacar del Tour de l’Ain, a tres semanas del comienzo del Tour de Francia. La más clara es que Primoz Roglic, vendedor de dos etapas y de la general final de la carrera, está un punto por encima de sus rivales para la Grande Boucle. Al menos, los rivales que disputaban esta prueba de tres días que tanta emociones nos ha regalado. El corredor esloveno, vencedor de la Vuelta el año pasado, ganador de casi todo lo que corrió, ha exhibido en este Tour de l’Ain un estado de forma soberbio. 

Otra conclusión: el Jumbo-Visma tiene todas las papeletas para convertirse en el nuevo Ineos. El debate en el seno del conjunto británico se centraba hasta ahora en quién tenía que ser su líder en el Tour, dado que tiene en sus filas al cuatro veces ganador de la carrera (Chris Froome), al vendedor de 2018 (Geraint Thomas) y al vigente campeón (Egan Bernal). Pues bien, no parece que la dirección del Ineos vaya a tener que comerse mucho la cabeza. Parece evidente que el más fuerte entre los tres, con diferencia, es Bernal. 

La lectura más positiva para el Ineos es que no parece haber problemas de convivencia en el equipo. Tanto Geraint Thomas como Chris Froome no han dudado en trabajar para Bernal en la etapa de hoy. Junto a ellos, Bernal contará con otros gregarios de lujo, como Jonathan Castroviejo y Andrey Amador, que hoy también han trabajado para Bernal. 

Pero el mayor de los problemas del Ineos no será su jefatura de filas o la posible mala relación entre sus líderes, sino el poderío del Jumbo-Visma, que ha dado un recital en este Tour de l’Ain. Porque Roglic asusta a sus rivales, pero más aún atemoriza su equipo, con George Bennett, Steven Kruijswijk y Tom Domoulin trabajado para él hasta el final en la ascensión al Grand Colombier. El Jumbo-Visma ha dominado la carrera a su antojo. Ha sido un recital enorme, dejando claro que tienen en su mano la opción real de tutear al Ineos e incluso de superarlo. Además, en su terreno, en la alta montaña, donde suelen ser intratables. 

Hoy Bernal ha flaqueado, por momentos perdía el contacto con el grupo delantero, aunque después les daba caza una y otra vez. Nairo Quintana ha resistido en ese grupo, pero sin atacar, igual que Guillaume Martin, a quien se ve fuerte. El que sí lo ha probado hasta cuatro veces ha sido Richie Porte, aunque sus demarrajes no llegaron lejos. Salvo los movimientos del australiano, nadie más se movió en el puerto final, entre otras cosas, porque los rivales de Roglic no estaban con fuerzas ni con capacidad real de intentar desafiar al Jumbo-Visma, tan sólido, tan intratable. Pero llegó el ataque de Bernal, ya en la parte final del Grand Colombier. Sin inmutarse, sin dar la más mínima impresión de estar sufriendo, Roglic llegó a la altura del colombiano, primero, y le superó con holgura, después, para terminar de presentar su candidatura al Tour de Francia. 

Hoy por hoy, Roglic parece el aspirante a ganar la ronda gala más fuerte y el que tiene un equipo más sólido. Se abre un escenario insólito en los últimos años, ya que el Ineos está acostumbrado a ser el equipo más fuerte y a tener al candidato más fuerte, o incluso los candidatos más fuertes, en plural. El Dauphiné, que comienza este miércoles, será la última ocasión de ver a Bernal, Roglic y casi la mayoría del resto de candidatos a ganar la Grande Boucle, que empezará el próximo 29 de agosto. 

Horas después del final del Tour de l’Ain se ha disputado la última etapa de la Vuelta a Polonia, con la victoria parcial de Davide Ballerini y el triunfo en la general de su compañero de equipo en el Deceuninck-Quick Step Remco Evenepoel. Ha sido una carrera gloriosa para el equipo belga, que le ha podido dedicar estos triunfos a Fabio Jakobsen. 

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