Bennett vence, el Tour sigue


La noticia más importante de hoy en el Tour llegó antes de que empezara la etapa. Ninguno de los ciclistas que participan en la prueba han dado positivo en los test PCR realizados en la jornada de descanso de ayer, por lo que la carrera podrá continuar. Sólo cuatro auxiliares de distintos equipos (Cofidis, Ag2r, Ineos y Mitchelton Scott) han dado positivo y tendrán que abandonar la carrera. Más allá de los conspiranoicos, que haberlos haylos, claro, y dicen que el Tour ha falseado los resultados para que ningún corredor tenga que irse de la prueba y la competición pueda seguir adelante, parece claro que las medidas de seguridad funcionan. Podemos extraer una lección de esto: los grupos burbujas, es decir, reducir las interacciones sociales, funcionan. Tomemos nota. 

Quien también ha dado positivo, y ahora tendrá que estar una semana de cuarentena, es Christian Prudhomme, director del Tour, que no ha entrado en contacto con las burbujas de los equipos. Eso sí, ha estado con las autoridades locales de todas las etapas disputadas hasta ahora en la carrera y también con el primer ministro francés, que siguió la carrera en la etapa del sábado desde el coche de Prudhomme, así que suponemos que tendrá que someterse también una prueba PCR. Es de desear una pronta recuperación a las personas que han dado positivo. La mejor noticia es que el Tour sigue adelante y que las medidas adoptadas funcionan. 

Con el alivio de que la carrera podía continuar, los corredores afrontaron la décima etapa con mucha tensión, porque sabían que el viento podía soplar camino de la isla de Ré, con los consiguientes abanicos, tan espectaculares para los espectadores como peligrosos y temidos para los ciclistas. Se formó de salida una escapada formada por dos corredores suizos, Stefan Küng (Groupama-FDJ) y Michael Schär (CCC). Dos grandes rodadores que, sin embargo, no abrieron mucho hueco con el pelotón, que ha marcado todo el día a una altísima velocidad. 

Deceuninck-Quick Step, que siempre se anima cuando hay viento y puede jugar a provocar abanicos, marcó un ritmo trepidante en el grupo y echó abajo la escapada. La tensión provocó caídas, como la que se produjo a 100 kilómetros de meta, en la que se vio envuelto Nicolas Roche, o la que ocurrió a 65 kilómetros de meta, donde se fueron al suelo Tadej Pogacar y Guillaume Martin. Los dos favoritos mostraron una sangre fría impropia de su edad y propia de corredores experimentados. Terminaron integrándose sin problema en el pelotón. 

Tras el sprint intermedio, en el que Trentin se impuso a Sagan, todos los equipos quisieron llevar a sus líderes bien colocados al frente del pelotón. A 20 kilómetros del final fue el Ineos el que cortó al grupo, provocando algunos abanicos, esa bella imagen, una de las más espectaculares que ofrece el ciclismo. Al paso del pelotón por el puente de la isla de Ré, con unas imágenes impresionantes, lo probó de nuevo Küng, que estivo en la primera escapada del día, pero no llegó lejos. Entre los corredores que se vieron cortados estaban Miguel Ángel López y Alejandro Valverde, que entraron en el gran grupo gracias al trabajo de los compañeros de Superman López en el Astana. 

La volata final dejó la victoria de Sam Bennett, quien se emocionó hasta las lágrimas en la entrevista de meta. No es para menos, ya que es su primera victoria en el Tour. Entra así en el ilustre grupo de ciclistas con victorias en el Giro, la Vuelta y el Tour.


Mañana, etapa llana camino de Poitiers en la que lo normal sería ver un nuevo sprint, aunque está por ver si el viento hace de las suyas de nuevo. 



Una hora y media antes del final de la décima etapa del Tour concluyó la segunda de la Tirreno-Adriático, en la que se impuso de nuevo Ackerman 

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