Kämna gana, el Jumbo-Visma bloquea


“Atacar en este Tour es inmolarse”. Con esas seis palabras resumió a la perfección Alejandro Valverde la situación que vive la carrera. Así lo contó en la rueda de prensa del día de descanso de ayer. Contó el ciclista murciano que el dominio del Jumbo-Visma es tan impresionante que bloquea la carrera d impide los demarrajes. Con estos negros (pero realistas) augurios comenzó la primera etapa del tríptico alpino, que afortunadamente también empezaba con la buena noticia de la ausencia de positivos en los test PCR. Valverde lo dijo claramente: “atacar es inmolarse”. Y nadie quiere inmolarse. 

La etapa del domingo fue una prueba de ello. Se movió Yates, pero el todopoderoso equipo de Primoz Roglic frustró su intentona sin inmutarse. Hoy lo ha probado un atrevido Guillaume Martin, el único de los hombres fuertes de la general que atacó de lejos. Lo hizo de la mano de su compañero Edet, pero no llegaron lejos. De nuevo, el Jumbo-Visma desbarató las intenciones del corredor francés del Cofidis.

En la rampa final, a falta de dos kilómetros para la meta, quien parecía que quería intentarlo era Tadej Pogacar. David De la Cruz puso un ritmo exigente para endurecer la carrera en el grupo de los favoritos, diez minutos después de la llegada del ganador de la etapa, un magnífico Lennard Kämna. Sufrió Nairo Quintana. Y poco más. El Jumbo-Visma volvió a ponerse al mando. A 400 metros del final atacó Pogacar, pero Roglic respondió al movimiento sin aparentes problemas. Aún más cerca de meta quien saltó fue Miguel Ángel López, pero apenas arañó unos segundos y su lucha es más por la tercera plaza del podio, que ocupa su compatriota Rigoberto Urán. 

Y así son las cosas, así está el Tour. Como canta Serrat, nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Eso no significa que haya que resignarse ni que no pueda haber ataques lejanos en las etapas de mañana y del jueves. Todo puede ocurrir. Pero la realidad es tozuda: el poderío del Jumbo-Visma es insultante y los ciclistas, todos salvo Pogacar, empiezan a pensar ya más en el podio que en ganar el Tour. Es lo que hay. 

Por lo demás, se formó una numerosísima escapada a la que el gran grupo dio su bendición. Entraron Barguil, Carapaz, Verona, Reinchenbach, Alaphilippe, Kämna, Pacher, Bettiol, Roche, Anacona, Trentin, Amador, Erviti, Juul-Jensen, Benoot, Pedersen, Rolland y Oss. Hubo escaramuzas y ataques entre ellos, con Carapaz intentando dar una alegría al Ineos, el día en el que se ha confirmado que Egan Bernal no está en condiciones en este Tour. Hoy ha vuelto a perder una minutada. La victoria fue para Kämna, que ya ganó una etapa en el Dauphiné, donde demostró un estado de forma excepcional. 

En la lucha por la montaña, por cierto, Rolland empató a puntos con Cosnefroy, tras entrar en la fuga y puntuar en varios de los puertos del día. 



Mañana, decimoséptima etapa, con dos puertos en la parte final, ambos de categoría especial: Col de la Madeleine (17,1 kilómetros al 8,4%) y el Col de la Loze (21,5 kilómetros al 7,8% de desnivel medio). Para muchos, la etapa reina del Tour. Difícil parece que Roglic sufra para perder el amarillo, pero esto es el Tour y todo es posible. 

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