Desacertado plante en el Giro


Sin ciclistas no hay ciclismo. Sin pruebas ciclistas, tampoco. Hoy los corredores del Giro de Italia han protagonizado un plante inaceptable. Ante la lluvia, el frío y la extensión de la decimonovena etapa (250 kilómetros), se han plantado y han exigido a la organización de la carrera reducir en 100 kilómetros la jornada. Lo han conseguido. La organización del Giro, que igual que todas las carreras ciclistas depende en parte del dinero que pagan las localidades de las que sale y por las que transita la prueba, ha cedido. Se marca así un precedente peligroso, muy difícil de entender por parte del aficionado, no digamos ya por parte de los no aficionados, esas personas interesadas por el deporte a las que el ciclismo intente cautivar. No, no tiene explicación sencilla ni creo que los ciclistas sean del todo conscientes de la imagen que han dado. 


Los ciclistas sufren multitud de circunstancias injustas: traslados excesivos, trazados con demasiado riesgo, escasa voz en la toma de decisiones de este deporte.... Y en todas ellas merecen el máximo apoyo y respeto. Lo de hoy es otra cosa. No, no se entiende lo que ha sucedido. No, no podemos aplaudir a los ciclistas hoy, ni siquiera los que los veneramos, los que siempre nos ponemos en su lugar, los que evitamos críticas facilonas desde el sofá, los que entendemos que son humanos, los que estamos convencidos de que son actores protagonistas de este deporte y merecen un trato mejor del que suelen tener. Pero esto no es tolerable. 


En la familia del ciclismo hay muchos intereses cruzados que no es fácil de conjugar y, sin duda, los corredores son con frecuencia menos escuchados de lo que merecen. Harán bien los ciclistas en protestar contra aquellas situaciones que pongan en riesgo su seguridad. Pero en el ciclismo, siendo los ciclistas los más importantes, no están solos, hay más actores necesarios. Las organizaciones de las pruebas, que tienen compromisos firmados con las localidades por las que transita. ¿Con qué seguridad contarán ahora las ciudades que confían en las carreras ciclistas como plataforma de promoción, si los ciclistas pueden decidir a última hora que se cambia el recorrido? ¿De verdad no puede entenderse lo peligroso del precedente de hoy? Las televisiones, porque alterar un recorrido así también altera las emisiones televisivas previstas. Los aficionados, que lógicamente no entienden nada. Los patrocinadores, que son los que pagan todo esto. 


Los ciclistas están a menudo demasiado solos y son con frecuencia vilipendiados y no tenidos en cuenta. Pero hoy se han equivocado. No es aceptable lo que han hecho, presionar de esa manera a una organización de cualquier carrera ciclista, menos aún de una de las tres grandes. Necesitamos a los ciclistas para que este circo siga en marcha, por supuesto, pero también necesitamos a los organizadores. Los necesitamos mucho. Y también hay que mimar y cuidar a las carreras, agradecer sus esfuerzos para sacar adelante las pruebas en un año tan complicado como este. No parece responsable ni profesional lo que han hecho hoy los ciclistas. 


Naturalmente que poner una etapa de 250 kilómetros en la penúltima jornada de una gran vuelta es algo muy discutible, que no tiene ningún sentido. Evidentemente que los organizadores de las carreras deben hacer un equilibrio complicado entre sus propios intereses (salir de la ciudad que paga y llegar a otra que también paga, simplificando mucho) y los de los ciclistas (que no haya traslados excesivamente largos o recorridos desmesurados). De todo eso se puede debatir. Pero estas no son las maneras.  No estamos hablando de eso. El recorrido de las grandes vueltas se cierra con muchos meses de antelación. Si no les gustaba, que se hubieran quejado antes. Y en cuanto a la lluvia, nadie (o al menos nadie sensato) les va a pedir que pongan en riesgo su integridad física, nadie les va a exigir ir a 50 por hora bajo la lluvia y arriesgar en casa descenso. Pero, insisto, lo de hoy no es de recibo. Entre otras cosas, porque es una decisión que ha tomado algún ciclista aislado, pero ni mucho menos ha sido una decisión consensuada por parte de todos los ciclistas. Esa actitud tampoco es positiva. No es tolerable que unos pocos ciclistas o equipos con peso específico en el pelotón hablen en nombre de todos. 


En lo estrictamente deportivo, la fuga del día la formaron Simon Pellaud, Giovanni Carboni, Josef Cerny, Nathan Haas, Marco Mathis, Iljo Keisse, Simon Clarke, Lachlan Morton, Alex Dowsett, Sander Armeé, Albert Torres, Victor Campenaerts, Jacopo Mosca y Etienne Van Empel. El Bora de Sagan tiró a bloque del pelotón hasta que, al ver que nadie colaboraba, levantó el pie y dio su beneplácito a la fuga. 


La victoria fue para Cerny, quien no paraba de mirar atrás al llegar a meta en solitario, para asegurarse casi a cada segundo de que nadie le arrebataría el triunfo. Es la tercera victoria del año para el corredor checo, tras ganar el nacional contrarreloj de su país y una etapa en el Tour Poitou-Charentes en Nueva Aquitania.


Mañana se vivirá la penúltima etapa de la carrera, con triple ascensión a Sestrieres, donde se medirán Wilco Kelderman, Jai Hindley y Tao Geoghegan, que están en apenas 15 segundos en la general. Está por ver qué tal responden los dos ciclistas del Sunweb, que en apariencia tienen una buena convivencia, y si el ciclista del Ineos intenta asaltar la maglia rosa, antes de la crono del domingo en el Giro. 




En la Vuelta, por primera vez desde que arrancó la carrera, hoy no había montaña, pero sí tensión, ya que se temían los abanicos.


Entraron en la escapada Tanfield, Maté, Ezquerra y Smit, pero no llegaron a tomar una gran ventaja respecto al pelotón, en gran medida, porque varios equipos intentaron, en efecto, provoca abanicos. Lo probó, cómo no, el Movistar, que está mostrando una actitud aguerrida y valiente desde el primer minuto en esta carrera. Parecía que el grupo iba a romperse, pero al final no ocurrió y volvió una cierta calma al pelotón. 


Tras ser cazados los fugados, quedaba por vivir el primer sprint de esta Vuelta, que ganó Sam Bennett, que no se cansa de ganar, porque viene de llevarse dos triunfos de etapa y la general de la regularidad en el Tour. El ciclista irlandés del Deceuninck-Quick Step se impuso a Jasper Phillipsen. 

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