Hindley y Geoghegan se jugarán el Giro en Milán


A la misma hora a la que el Ineos tiraba del pelotón de la Vuelta, donde Richard Carapaz comanda al equipo británico, en el Giro Tao Geoghegan ganaba la penúltima etapa de la carrera y se ponía segundo en la general de la corsa rosa, empatado a tiempo con Jai Hindley. Sí, empatado a tiempo. Quién nos iba a decir hace unos meses que el Ineos de Bernal, Thomas y Froome podría lograr su gran victoria del año gracias a Geoghegan, un excelente gregario, que nunca había tenido la opción de liderar la todopoderosa escuadra en una gran vuelta. Cosas de este 2020 loco en el que todo es posible. 


La etapa de hoy en el Giro, con triple ascensión a Sestriere, no ha defraudado. Ha sido un gran día de ciclismo, otro más, en el que, en parte, se ha repetido el guión de lo vivido hace dos días en la etapa del Stelvio, y que deja todo abierto para la jornada final en Milán, que este año será una contrarreloj, pero que perfectamente podría haber sido una jornada llana. Dos ciclistas llegan a esta última etapa en el mismo tiempo, algo histórico, y más impresionante habría sido aún si esta etapa final no fuera una contrarreloj y si disputa por la victoria en la general se hubiera tenido que librar en los sprint  intermedios y atacando en el llano. Pero será en una crono, igual que sucedió en el Tour en el penúltimo día, donde se decida la carrera. 


Parece algo así como una venganza de esta disciplina que tanta presencia ha perdido en las carreras de tres semanas. algo de justicia poética, que dos de las tres grandes vueltas se vayan a decidir en sendas contrarrelojes llenas de emoción. En el Tour todos dábamos por hecho que Roglic resistiría ante Pogacar. Aquí casi todos pensamos que Geoghegan parte como claro favorito para quitarle la maglia rosa a Hindley en Milán, pero los dos llegan extenuados y parten en el mismo tiempo, así que todo puede suceder. 


Ni Geoghegan ni Hindley llegaron a este Giro con la ambición de ganarlo. Nadie los señaló como favoritos, ni siquiera como aspirantes. Geoghegan, británico de 25 años, no es precisamente un desconocido y ya sabemos de lo que era capaz, pero llegaba a este Giro como gregario de Geraint Thomas, que abandonó a las primeras de cambios. Por su parte, Hindley, australiano de 25 años, tenía como mejor posición en una gran vuelta el puesto 34 que registró en la Vuelta hace dos años. El año pasado fue trigésimo quinto en el Giro. En principio, este año debía ser el último hombre en la montaña de Wilco Kelderman, pero día a día ha demostrado que está más fuerte que su jefe de filas. Hoy, igual que en el Stelvio, Kelderman ha flaqueado y se ha despedido de la maglia rosa. 


Fue en la segunda ascensión a Sestriere donde el Ineos destrozó la carrera. De nuevo, gracias a un estratosférico Rohan Dennis. El australiano desfondó a todos los rivales de su líder, Geoghegan, salvo a su compatriota, el también australiano Hindley. Los tres fueron dando caza a los escapados que seguían en cabeza, los supervivientes de la fuga inicial formada por Geoffrey Bouchard, Andrea Vendrame, Jan Tratnik, Filippo Fiorelli, Kamil Malecki, Elia Viviani, Davide Ballerini, Mikkel Frølich Honore, Pieter Serry, Tanel Kangert, Arnaud Demare (que sentenció la lucha por la maglia ciclamino), Simon Guglielmi, Davide Cimolai, Matthew Holmes, Einer Rubio, Davide Villella, Amanuel Gebreigzabhier, Matteo Sobrero, Julien Bernard, Nicola Conci y Brandon McNulty. 


Por detrás, mientras Dennis, Geoghegan y Hindley hacían camino, Joâo Almeida luchaba por sus últimas opciones para el podio, demostrando pundonor y mucha clase. No quería el portugués del Deceuninck-Quick despedirse de este Giro que ha liderado 14 días sin ser protagonista y lo logró, ya que atacó en la ascensión final a Sestriere y dejó atrás a Kelderman y Pello Bilbao. A Almeida le echó una mano Serry, que venía de la escapada. 




La contrarreloj final en Milán, de 15 kilómetros, decidirá la carrera. Nunca antes dos ciclistas habían llegado empatados a tiempo a la etapa final de una gran vuelta. Además, en caso de que gane Geoghegan, vencería sin haber vestido antes la maglia rosa, algo que nunca antes ha sucedido en la prueba italiana,  y sería el primer británico en llevarse el Giro. También Hindley sería el primer australiano en conseguirlo. Los dos forman parte de esa generación joven de insultante talento que ha derribado la puerta del mundo del ciclismo y ha entrado de lleno en este deporte, renovándolo y revolucionándolo todo. Será un final de Giro emocionante, digno de un guion de película. Un desenlace precioso para una carrera que ha contado con menos estrellas de lo habitual en el Giro, pero que ha ofrecido un gran espectáculo y nos ha entretenido mucho. 





Almeida está a 1:42 del podio, así que sólo un hundimiento de Kelderman le permitiría entrar en el podio. Sí parece más probable que el portugués le arrebate a Bilbao la cuarta plaza, ya que sólo les separan 23 segundos. 




En la Vuelta, que hoy ha quedado en un segundo plano dado que el Giro llega a su fin con suspense hasta el último día, se ha vivido una interesante etapa entre Huesca y Sabiñánigo. Hubo lucha para la formación de la escapada y el empeño de varios equipos, sobre todo el Ineos de Carapaz, por endurecer la carrera.


Tras mucha lucha, formaron la fuga Guillaime Martin, Tim Wellens y Thymen Arensman. A los dos primeros ya los conoce el aficionado de sobra, mientras que el segundo, ciclista neerlandés de 21 años, casi se presentaba en sociedad hoy ante el gran público. Los tres escapados fueron perseguidos por Kuss, Bagioli, Badilati, Power, Oliveira y Donovan, aunque su grupo no abrió hueco.


En el final, que picaba hacia arriba, se impuso Wellens por delante de Martin. Es la primera victoria del año para el ciclista belga y su tercer triunfo en una gran vuelta, ya que cuenta en su palmarés con dos triunfos en el Giro. 


En el pelotón hubo una caída en la que se vio envuelto Dan Martin, segundo en la general. Aparentemente, sin consecuencias serias. Como la caída fue ya dentro de los tres últimos kilómetros, no se contará el tiempo perdido Oda la general, pero sí los cuatro segundos que arañó Primoz Roglic al atacar con fuerza en esa rampa final. 




Mañana no habrá visita de la Vuelta al Tourmalet, como se esperaba, debido a las medidas de Francia contra el coronavirus. Deprisa y corriendo, la organización de Vuelta ha montado una etapa de montaña que no alcanza la dureza de la inicialmente prevista, claro, pero que sí ofrecerá una ascensión final a Aramón Formigal en la que se pondrá a prueba el estado de forma de los hombres fuertes de la general. 

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