El Jumbo-Visma buscará la revancha en el Tour con su mejor equipo

 

El Jumbo-Visma tiene como principal objetivo esta temporada la revancha en el Tour de Francia, tras aquella cronoescalada en La Planche des Belles Filles, en la que Tadej Pogacar dio la sorpresa y arrebató el maillot amarillo de líder a Primoz Roglic. El conjunto neerlandés anunció esta semana el calendario de sus líderes y no hay sorpresas: irán con todo al Tour. 

En principio, George Bennett liderará al Jumbo-Visma en el Giro y Steven Kruijswijk, en la Vuelta. Todos los demás grandes ciclistas del equipo acudirán al Tour, igual que el año pasado, con el objetivo de dominar la prueba como en 2020, pero con un final más exitoso para ellos, claro. Primoz Roglic, ganador de la Vuelta y segundo en la pasada edición del Tour, será el jefe de filas de la escuadra y le acompañarán Kruijswijk, Wout Van Aert, Sepp Kuss, Wout Van Aert, Mike Teunissen, Tony Martin y Robert Gesink. Es decir, un equipo imponente, difícil de igualar. Quien no estará será Tom Dumoulin, que se va a dar un tiempo, o eso parece, por una cuestión anímica. Parece su caso similar al de Marcel Kittel, que decidió colgar la bici y cambiar su rumbo profesional. Ojalá le vaya bien. 

Quizá la gran duda es si el Jumbo-Visma cambiará su forma de correr respecto al Tour de 2020. Porque parece claro que tendrán al equipo más sólido, o uno de ellos, con ciclistas de un enorme poderío en la montaña y con la capacidad de arropar a Roglic mejor que a ningún otro líder. Pero eso no les sirvió el año pasado. El Jumbo-Visma fue muy conservador, quizá pecó de exceso de confianza. Se veía tan superior y tan dominante que posiblemente dejó pasar la ocasión de ampliar las diferencias con sus rivales, algo que después pagó caro en el penúltimo día de carrera. 

Es verdad que en aquella crono Roglic rindió por debajo de lo que se esperaba de él y, sobre todo, Pogacar firmó una exhibición descomunal, de esas que no se pueden contemplar en las estrategias a la hora de afrontar una carrera. Pero, más allá de recitales inesperados y portentosos, cuando la diferencia es ajustada, cualquier incidente, como un pinchazo o una caída, puede dar al traste el trabajo de dominar con mano de hierro la carrera durante las tres semanas anteriores. Posiblemente la lección más clara que el Jumbo-Visma ha debido de aprender desde el Tour de 2020 es que no se puede dejar pasar ninguna ocasión de distanciar a los rivales. Si se es superior, hay que aprovecharse de ello, porque de nada sirve mandar si eso no se traduce en ampliar las ventajas. 

La estrategia calculadora del pasado Tour, poniendo el tren del Jumbo-Visma para anestesiar la carrera y disuadir ataques de los rivales no funcionó el año pasado. Desincentivó a muchos rivales, sí, y ese ritmo que marcaba el equipo neerlandés era muy exigente y fue eliminando adversarios, por supuesto. Pero posiblemente faltó cierta ambición y la capacidad de rematar, de culminar el trabajo del equipo. Además, a Roglic se le suelen hacer largas las carreras de tres semanas, suele ir de más a menos, algo que también deberá tener en cuenta el Jumbo-Visma en el próximo Tour. 

Roglic comenzará el año en la Paríz-Niza (del 7 al 14 de marzo, coronavirus mediante), y seguirá con la Vuelta al País Vasco (del 5 al 10 de abril), el tríptico de las Ardenas formado por la Amstel Gold Race, la Flecha Valona y la Lieja-Bastoña-Lieja, antes de disputar el Tour. También tiene como objetivo central del año los Juegos Olímpicos de Tokio, cuya prueba en ruta presenta un recorrido muy exigente. 

Más allá de sus planes para el Tour de Francia, la otra gran noticia del Jumbo-Visma esta semana ha sido el anuncio de la renovación de Wout Van Aert hasta 2024. El equipo compartió un vídeo divertido en el que Van Aert hacía de todo, desde limpiar el hotel de concentración del equipo hasta preparar la cocina, una buena forma de alabar su capacidad de hacerlo todo y todo bien, como en el pasado Tour, en el que tuvo ocasión de lucimiento personal y también trabajó al servicio de Roglic en todos los terrenos. Una noticia excelente para el equipo neerlandés, más aún después de que se rumoreara la opción de que el Ineos quisiera contratar a Van Aert. Que siga en el Jumbo-Visma, ante esta perspectiva, es bueno para el propio equipo neerlandés y también para él y para el ciclismo, porque en su actual formación gozará de libertad en las grandes clásicas e incluso, llegado el caso, en algunas etapas del Tour, algo menos viable en el Ineos. 

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