Los documentales de Jumbo-Visma y Astana

Se están poniendo de moda los documentales ciclistas con imágenes inéditas de los equipos cuando termina una temporada, algo que los aficionados al ciclismo agradecemos mucho, porque acortan el invierno. La semana pasada se publicaron dos documentales muy interesantes: Code Geel (Código Amarillo), que está producido por NOS, la televisión pública neerlandesa, centrado en el Tour de Francia del Jumbo-Visma, y Ride for glory, producido por el propio equipo Astana, que nos acerca cómo fueron las tres grandes vueltas de este año para el equipo kazajo. Ambos, cada uno a su manera, son irresistibles para todo amante de este deporte. Ambos se pueden ver con subtítulos en inglés. 


El documental sobre el Tour del Jumbo-Visma dura algo más de una hora y ofrece imágenes del bus del equipo, de sus cenas en el hotel y hasta del mejor momento de las carreras para los ciclistas, el del masaje tras la etapa. Es realmente interesante, ya que se observa el ánimo con el que el conjunto neerlandés comenzó el Tour, sabiéndose el mejor equipo de la carrera. Podemos ver, por cierto, que Roglic tenía un buen moratón en su pierna izquierda por la caída que le obligó a retirarse del Dauphiné justo antes de empezar la Grande Boucle. 

La estructura del documental es cronológica, ya que repasa lo mejor del Tour del Jumbo-Visma etapa a etapa. Podemos ver, por ejemplo, cómo los directores deportivos dieron órdenes desde el coche para frenar el ritmo del pelotón en la primera etapa por el riesgo de la lluvia. También se observa la felicidad del equipo con las victorias de etapa de Roglic y Van Aert, al que llamen Wouteke. Por cierto, al ver este documental se puede constatar aún con más claridad el inmenso Tour de Francia que firmó Van Aert, trabajando para sus líderes y encontrando también sus momentos de gloria personal. 

También queda claro que Dumoulin arrastró los dolores y las molestias de la caída en el comienzo del Tour. No iba fuerte, ni física ni mentalmente, aquella caída le dejó lleno de dudas. En la octava etapa incluso lloró de impotencia y rabia en el bus del equipo. La buena relación entre Roglic y Pogacar y la certeza en el equipo neerlandés de que su gran rival iba a ser el compatriota de su líder son otros de los puntos de interés del documental. 

Naturalmente, el documental se detiene en la cronoescalada del penúltimo día, en la que Pogacar hizo historia y Roglic perdió un Tour que prácticamente todo el mundo daba por sentenciado. Se muestran las imágenes en las que Roglic hacía pruebas exhaustivas del mono de contrarreloj. Vemos a Roglic, nervioso en las horas previas de la crono, mientras Pogacar escuchaba música aparentemente despreocupado. Las caras de los miembros del equipo y de sus compañeros en meta cuando veían que Pogacar recortaba más y más tiempo son muy ilustrativas de lo que estaba ocurriendo. Angustia, desolación e incredulidad. 

De vuelta al hotel tras la etapa, vemos a un Roglic tranquilo, bastante en shock, comiendo  una ensalada de vuelta al hotel, en el coche. Reaccionó con mucha deportividad, sin duda, una reacción de campeón. De hecho, se ve más indignado a Dumoulin, a quien Pogacar arrebató la victoria de etapa, que a Roglic. “No lo puedo entender”, decía una y otra vez. Roglic cuenta después, cuando empieza a ser consciente de lo ocurrido, que se sintió muy superior en todo el Tour y no esperaba esta derrota. Volvió a felicitar a Pogacar en la conferencia de prensa de aquel día y las imágenes de la etapa final de París quedan reservadas para los créditos finales. Termino el documental reafirmándome en lo mucho que disfruté de este Tour y lo muy emocionante que me resultó. 

Ride for glory, el documental de Astana, se centra en las grandes vueltas y comprime, quizá demasiado, el Tour, el Giro y la Vuelta en apenas 33 minutos. Con todo, es un documental también muy atractivo, con imágenes de la intimidad del equipo. Las imágenes otoñales que vemos al comienzo dejan claro lo rara que ha sido esta temporada ciclista, con el calendario reformulado por completo a causa de la pandemia de coronavirus. Comienza el documental con declaraciones de los ciclistas del equipo reflexionando, precisamente, sobre lo extraño de esta temporada. 

Esta media hora producida por el propio Astana nos reafirma en dos certezas: la extraordinaria belleza del ciclismo, cuya plasticidad es incomparable con cualquier otro deporte, y el hecho de que en cualquier carrera ciclista, especialmente en las grandes vueltas, hay muchas más historias de las que resaltamos los aficionados que seguimos la carrera por televisión. Por ejemplo, la importancia de cada victoria parcial en los equipos que las consiguen. Incluso, en algunos casos, de segundos o terceros puestos, o de algún segundo arañado en la lucha por la general. Hay etapas que resultan decepcionantes o que se critican con dureza por los espectadores que, sin embargo, albergan muchas historias en cada equipo, en cada corredor, cada uno con sus miedos, sus alegrías y sus dolores a cuestas. Es mucho lo que desconocemos los espectadores y documentales como éste nos ayudan a verlo. 

Vlasov aparece como el tipo muy serio que aparenta ser. Se refleja su decepción al tener que abandonar el Giro a las primeras de cambios y la resignación de Fuglsang en la corsa rosa ante el hecho de que en las primeras etapas tanto Vlasov como Miguel Ángel López, los dos líderes del Astana, se tuvieran que retirar. "No es el escenario ideal pero no hay nada que se pueda hacer al respecto ni tiene sentido darle vueltas", cuenta Fuglsang, del que vemos que tiene una relación casi de familia con su masajista.

Me gusta especial cómo muestra el documental el trabajo de los auxiliares del equipo, cómo preparan el avituallamiento y cada pequeño detalle. Ion Izagirre habla de la importancia anímica de su victoria en Formigal y Hugo Houle cuenta la terrible historia de su hermano, fallecido en un accidente en Quebec, en quien piensa en cada carrera que disputa. El ciclista canadiense cuenta que corre pensando en él y deseando dedicarle una victoria. Conociendo esta historia, adquiere una dimensión especial su presencia en una escapada en el Tour de Francia, en una etapa que finalmente terminó séptimo. Cuántas historias de este tipo, o más alegres, pero desconocidas todas ellas para el espectador no arrastrará consigo el pelotón de una gran vuelta. En el documental escuchamos a Superman López, que el año que viene correrá en Movistar, que el Astana era su segunda familia. 

Los dos documentales, en fin, permiten recordar algunos de los mejores momentos del pasado año y, sobre todo, conocer más en detalle el funcionamiento de los equipos ciclistas. Es magnífico poder ver lo que hay dentro, comprobar hasta qué punto una carrera ciclista es un compendio de emociones, ilusiones, retos e historias de superación. 

Comentarios