Monumentales Asgreen y Van Vleuten


No negaré que ver una prueba ciclista durante más de seis horas (ocho si se suma la prueba femenina) es sólo para muy cafeteros, pero forma parte de la liturgia de un día como hoy, primer domingo de abril, día de Tour de Flandes, poner la tele desde pronto para seguir la salida neutralizada y tener de fondo la carrera hasta su conclusión. Sabemos bien que nada de lo que ocurra en las primeras horas de carrera influirá en su resolución, pero del mismo modo que los monumentos son pruebas de fondo, maratonianas, eternas, para los ciclistas, a los aficionados más insaciables nos gusta estar todo el día con la prueba de fondo, aunque hagamos otras cosas entre medias, pero siempre pendientes de la carrera. Luego no nos acordamos de lo que pasa en esas primeras horas, claro, porque nos centramos en el final, en los momentos decisivos, los ataques en los muros, la victoria del ganador. Por eso, en esta crónica quiero mencionar también lo vivido desde que la tele conectó a las 9:55 de la mañana. Porque la magia de estas pruebas está también en esa compañía durante todo el día, más aún ahora que podemos disfrutar también de la edición femenina. 


Es magnífico saborear cada plano, cada imagen, cada entrevista previa, desde la salida de Amberes. Por cierto, a partir del próximo año la ciudad belga se alternará con Brujas como sede de la salida de De Ronde Van Vlaanderen. Todo ayuda a ir entrando en situación, a elevar la tensión que nos conducirá a vibrar algunas horas después como sólo consiguen hacerlo las grandes clásicas. Muy pronto se forma la primera escapada del día con Stefan Bissegger, Jelle Wallays, Mathias Norsgaard, Mathijs Paasschens y Fabio Van Den Bossche. Tras ellos saltan Nico Denz y Hugo Houle, que llegan a su altura y forman un septeto cabecero a 221 kilómetros del final. 


El gran grupo se lo toma con calma, hasta el punto de que los fugados llegan a tener más de diez minutos de ventaja. Greg Van Avermaet se permite incluso adelantarse rápidamente del pelotón para pararse a saludar a su familia, lo mismo que hace poco después Tom Van Asbroeck


En el comienzo de la prueba también ha habido dos decisiones de los jueces de carrera: la expulsión de Otto Vergaerde, del Alpecin Fenix,  y de Yevgeniy Fedorov, del Astana, tras un encontronazo entre ambos, y la expulsión igualmente de Michael Schär. Ésta fue más polémica, ya que se le expulsó por tirar un bidón fuera de las zonas que están reservadas para ello. De nada le sirvió que se viera con claridad que le estaba lanzado el bidón a un aficionado. Tan necesaria es esta nueva normativa que busca reducir el impacto del ciclismo sobre el medio ambiente como difícil de entender resulta que no se haga una excepción en la norma cuando quede claro que el corredor quiere entregarle el bidón a un aficionado. 


La diferencia de los fugados iba cayendo poco a poco. El Jumbo de Van Aert tiró del grupo principal, igual que el Bora de Sagan y el Cofidis de Laporte. A 110 kilómetros se puso a tirar a tope el Deceuninck-Quick Step, siempre la referencia en este tipo de pruebas, que en esta carrera se llama Elegant-Quick Step por un cambio del patrocinador, que prefiere usar esta marca para el Tour de Flandes, el día más importante del año para ellos, inmejorable escaparate publicitario. El momento de la verdad se acercaba. En el Molenberg llegó la primera gran aceleración del equipo belga, con Asgreen y Alaphilippe a rueda. A 90 kilómetros se formó un corte con Rieseebek, Ballerini, Van Hooydonck, Theuns, Geniets, Nieuwenhuis, Rowe, Van Poppel, Coquard y Hagen. Cuando quedaban 80 kilómetros para el final de la prueba masculina vimos en la talla el comienzo de la carrera femenina, de la que disfrutaríamos más adelante. 


Se sucedían los ataques. A 69 kilómetros demarró Søren Kragh Andersen, que no llegó lejos. Tres kilómetros después se produjo una caída, en la que se vieron envueltos, entre otros, Asgreen, Alaphilippe y Kristoff. Tras algún que otro arreón hubo parón en el grupo. Tregua para que los damnificados pudieran reintegrarse. En el viejo Kwaremont aceleró Van der Poel, ganador del año pasado, siempre ambicioso, siempre al ataque, y tras él se fue Asgreen, que demostró desde entonces hasta el final que no le pondría nada fácil al ciclista neerlandés repetir la victoria que logró el año pasado en esta carrera. 


Por delante se quedó solo Bissegger, el último superviviente de la fuga, mientras que por detrás Van der Poel y Van Aert se quedaron en un tercer grupo, que perseguía al principal en el que estaban, entre otros, Pidcock, Alaphilippe, Laporte y Wellens. A 44 kilómetros, en la subida al Koppenberg, atacó Alaphilippe, que formó dupla delantera con Bissegger. A su altura llegaron pronto Van der Poel, Van Aert, Turgis, Laporte, Pidcock, Wellens y Haller. Mientras Haller se marchaba por delante, el segundo grupo perseguidor, con Van Avermaet y Asgreen, entre otros, dio caza al de los favoritos. 


Y entonces todo se aclaró mucho más. Van der Poel, Asgreen, Van Aert, Alaphilippe y Teuns quedaron por delante. Entre ellos estaría la victoria. A 28 kilómetros atacó Alaphilippe, pero no dejó a sus compañeros de corte. Sí cuajó el ataque poco después de su compañero Asgreen, a cuya rueda se soldaron Van Aert y Van der Poel. En la última subida al Kwaremont lo intentaron por detrás Turgis y Van Avermaet, pero la victoria ya era cosa de tres. Al inmenso demarraje lanzado por Van der Poel le siguió Asgreen, que venía de ganar la E3 Harelbeke. Soltaron a Van Aert y los dos avanzaron en busca de la victoria. Van der Poel era favorito, como siempre, pero Asgreen terminó imponiéndose en el mano a mano, un sprint que lanzaron muy tarde, a unos 200 metros del final. Lo intentó Van der Poel pero terminó desfondado ante Kasper Asgreen, uno de los nombres propios de esta primavera ciclista, que sumó una nueva victoria a la manada de lobos, el hoy llamado Elegant-Quick Step. Van Avermaet terminó tercero y alcanza así su cuarto podio en el Tour de Flandes, carrera que no ha conseguido vencer. 


La participación de Iván García Cortina fue muy modesta, sin tener en ningún momento opciones reales de verse entre los favoritos en el momento decisivo del día. El ciclista asturiano del Movistar reconoció en Twitter que termina la prueba con un mal sabor de boca. 





Tras la prueba masculina fue el turno del Tour de Flandes femenino, con el que conectó Eurosport cuando quedaban 57 kilómetros para el final. Cundía entonces una calma tensa en el pelotón, con los ciclistas velando armas ante la llegada de las cotas finales, decisivas para la carrera. Leah Thomas, compañera de Annemiek Van Vleuten en el Movistar, intentaba endurecer la carrera, anticipando lo que vendría después, un nuevo festival de la campeona de Europa. En el Kanarieberg lanzó Van Vleutenn un primer ataque, que dejó reducido el grupo a 13 corredoras. Pero terminaríamos perdiendo la cuenta de los demarrajes de la corredor neerlandesa. 


A 42 kilómetros del final quien se marchó por delante fue Audrey Cordon Ragot. La campeona francesa entró en cabeza en el Taaienberg y llegó a tener más de 40 segundos de ventaja. Cuando faltaban 28 kilómetros para la meta atacó Soraya Paladin y tras su movimiento llegó un festival de ataques, al que se unió Cecilie Utttrup Ludwig, aunque no cuajaron esos movimientos. 


Cordon Ragot fue neutralizada justo antes de la subida al viejo Kwaremont, un momento siempre clave en el Tour de Flandes. En esa ascensión cedió Marianne Vos, que hasta entonces había aguantado en un segundo plano, pero siempre en el grupo principal. Grace Brown atacó a 16 kilómetros y Van Vleuten saltó a por ella, otro ataque más. El definitivo llegó en el Paterberg, nada más empezar la cota, que era la última del recorrido. El grupo perseguidor se coordinó bien para intentar echar abajo la apuesta de Van Vleuten, pero la ciclista del Movistar reguló con maestría esa diferencia y ganó en solitario la prueba, días después de brillar en A través de Flandes. 


Este triunfo de Van Vleuten llega diez años después de su anterior victoria en el Tour de Flandes.  Una década después, ahí sigue la corredora neerlandesa, imbatible hoy, totalmente inalcanzable. Brennauer ganó el sprint del grupo perseguidor para ser segunda, mientras que Brown concluyó tercera. 


Por cierto, hoy ha habido otra carrera ciclista, esta sub23 y sin retransmisión televisiva, el Trofeo Piva, que ganó el español Juan Ayuso.


La fiesta del ciclismo sigue mañana con la Vuelta al País Vasco, que reunirá por primera vez este año a Primoz Roglic y a Tadej Pogacar. 

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