Peter Sagan ha ganado la primera etapa en línea del Tour de Romandía. Es la victoria número 119 de su carrera. Desde que se estrenó como profesional en 2009 ha logrado al menos un triunfo cada año. Entre sus victorias, claro, están los tres Mundiales seguidos que ganó, sus siete victorias en la regularidad del Tour de Francia, sus dos monumentos (el Tour de Flandes de 2016 y la París-Roubaix de 2018), doce etapas en el Tour, cuatro en la Vuelta... No es el suyo el palmarés de un ciclista que necesite demostrar nada, precisamente. Y, sin embargo, estos últimos años, en los que le cuesta más que antes ganar, en los que una nueva generación de ciclistas de insultante talento ha irrumpido con una fuerza soberbia en el pelotón internacional, cada nueva victoria de Sagan se celebra de un modo especial.
Ya se estrenó esta temporada en la sexta etapa de la Volta a Catalunya y hoy ha sumado su segunda victoria del año al imponerse en el sprint con el que se ha resuelto la primera etapa en línea de la prueba helvética. El ciclista eslovaco se ha impuesto a Sonny Colbrelli y a Patrick Bevin.
Antes del triunfo de Sagan, la escapada del día estuvo formada por Arensman, Boaro, Conca, Power, Suter y Ulissi. Una vez fueron neutralizados, en la parte final llegaron nuevos ataques A 18 kilómetros se fue hacia adelante el TGV, Rémi Cavagna, quien poco después formó un cuarteto delantero con Cattaneo, Howson y Reichenbach. El pelotón echó abajo la escapada y Sagan no dejó pasar la oportunidad. Ya se le presentan menos que antes y le cuesta mucho más ganar, pero precisamente por eso cada triunfo suyo es celebrado como sólo se celebran las victorias de las leyendas vivas de este deporte.
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