Todoterreno Van Aert, ganador Pogacar


Justo en el momento en el que Wout Van Aert entraba en la línea de meta y marcaba el mejor tiempo en la contrarreloj de la penúltima etapa de este Tour, Tadej Pogacar tomaba la salida. De un plano se pasó directamente al otro. Imposible reflejar mejor quién era el único ciclista en condiciones de batir el tiempo del corredor belga del Jumbo-Visma, cuál era su mayor amenaza. Hablando de imágenes, otra que ha recordado a la contemplada en el Tour del año pasado es que vimos un poco antes, cuando el ciclista esloveno del UAE hacía rodillo, escuchando música, del todo despreocupado, igual que cuando estaba preparándose para asaltar por sorpresa el maillot amarillo en la crono del penúltimo día de la pasada edición de la Grande Boucle. Esta vez llegaba Pogacar sin presión alguna, con más de cinco minutos sobre el segundo clasificado en la general, pero con la misma ambición de siempre. 


En el primer punto intermedio, Pogacar cedió 17 segundos con Van Aert, lo que hacía presagiar un gran tiempo en la contrarreloj por parte del líder, siempre competitivo, siempre inmenso, pero no lo suficiente como para batir a Van Aert. El corredor belga, quizá el más completo e los astros de su generación que asombran y maravillan al mundo del ciclista, se despedirá de este Tour con dos triunfos de etapa en dos escenarios muy diferentes: el Mont Ventoux, tras una jornada montañosa de la máxima exigencia que ganó con autoridad y un derroche de clase, y la contrarreloj de hoy, en la que se ha impuesto a todos los especialistas y también al intocable líder de la carrera. Mañana será turno de la fiesta de París y el lunes tendremos tiempo de hacer balance de este Tour, en el que sin duda deberá ocupar un lugar destacado Van Aert, quien ha logrado siete victorias este año en ciclismo en ruta, y que piensa ya en los Juegos Olímpicos que comienzan en una semana en Tokio. 


Pogacar, lo dicho, ha hecho una buena contrarreloj, sin grandes alardes ni exigirse lo más mínimo, y ha cruzado la meta como tomo la salida, sabiéndose ganador del Tour de Francia por segundo año consecutivo. El corredor esloveno ha hecho una carrera impecable. No es que haya sido el más fuerte, es que ha mostrado una superioridad casi insultante sobre sus rivales. Es cierto que su principal adversario, su compatriota Primoz Roglic, se vio afectado por una caída y tuvo que abandonar la carrera, pero eso no desluce en absoluto el triunfo de Pogacar, que demuestra que lo del año pasado no fue una sorpresa, sino que estamos ante un corredor llamado a marcar la historia de este deporte. A sus 22 años, el ciclista del UAE supo gestionar momentos de tensión en la carrera, arrasó en la primera contrarreloj y mandó un n todos los días en la montaña, con la única salvedad de la etapa del Mont Ventoux, la única en la que Vingegaard pudo soltarlo, aunque el esloveno lo terminó alcanzado en el descenso. Ha sido el mejor y renovará su trono en París. Asistimos al nacimiento y la consolidación de un nuevo reinado en la mejor carrera ciclista del mundo. 


Pocas opciones reales había hoy de ver cambios significativos en la general. Como se esperaba, Jonas Vingegaard ha conservado su segundo puesto, por delante de Richard Carapaz. El ecuatoriano del Ineos tampoco ha teñido problemas en retener la tercera plaza del podio, así que mañana celebrará su tercer podio en una gran vuelta desde 2019, cuando ganó el Giro. El año pasado fue segundo en la Vuelta y esta vez será tercero del Tour. Palabras mayores. Lo mismo cabe decir de Vingegaard, quien acudió al Tour, en aquella salida en la Bretaña francesa que hoy vemos tan lejana, con el objetivo de ayudar a Primoz Roglic y, llegado el caso, ser la segunda baza para la general de su equipo. La caída del esloveno obligó al corredor danés a dar un paso adelante y lo hizo sin inmutarse, con una gran regularidad durante toda la carrera. Ha sido el primero de los mortales, el que más cerca, o menos lejos, ha terminado del inalcanzable Tadej Pogacar.






Tampoco ha habido sorpasso en la cuarta plaza de la general, que ocupará Ben O’Connor. Quinto será Wilco Kelderman y sexto, Enric Mas. Tiempo tendremos de hacer un balance más detallado del Tour de Mas y del Movistar. El corredor balear deja la sensación de que termina el Tour lo más alto posible, de que esa sexta posición refleja bien su situación en la carrera, en puestos de honor, pero sin llegar a ser protagonista en ningún momento. Puede que lo que se atribuye a la falta de ambición y valentía haya sido más bien una ausencia de fuerzas. Ha sido inferior a Pogacar, como todos, y en los momentos decisivos, casi siempre, también al otros corredores que quedan por delante de él en la general. Visto que en el mano a mano no podía ante sus rivales, quizá sí debería haber atacado de lejos, haber probado algo distinto, pero prefirieron aferrarse a una buena posición en la general antes de asumir más riesgos. Es una decisión que no convence a los aficionados, y es lógico, pero que también se debe entender. Da igual quedar sexto en el Tour, decimos siempre. Sí y no. Es mejor una etapa que quedar sexto, sin duda. Y deja mejor sensación en los aficionados quedar décimo tras haber atacado y haber intentado algo distinto que quedar sexto pero sin apenas haberse dejado ver. Pero ser sexto del Tour, de la mejor carrera ciclista del mundo, no es algo menor en ningún caso. El balance del Movistar podría haber sido otro si Erviti o Valverde, o ambos, hubieran ganado la etapa en la que terminaron segundos. Lo dicho, ya ahondaremos en esto. 


Pello Bilbao también ha logrado mantener su posición en el top 10 del Tour. Una carrera de regularidad, muy seria, que le permite concluir la carrera como noveno clasificado. Es la mejor clasificación en el Tour de su carrera y su segunda mejor clasificación pasa en una gran vuelta tras la quinta posición alcanzada en el giro del año pasado. 






Mañana, fin de fiesta en París, donde Mark Cavendish intentará superar el récord de victorias de etapa en el Tour de Francia, en el que ahora está empatado con Eddy Merckx. 

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