Majka triunfa en El Barrado y Cosnefroy en Plouay




Hoy ha sido un día especialmente divertido para los aficionados al ciclismo. A las 11:30, la misma hora a la que empezaba la retransmisión íntegra de la decimoquinta etapa de la Vuelta, hacía lo propio la retransmisión de la Clásica de Bretaña. Prácticamente a la misma hora en la que concluía la etapa, tras una portentosa exhibición de Rafael Majka en El Barraco, terminaba también la carrera de un día en Plouay, donde Benoît Cosnefroy se impuso al campeón del mundo, su compatriota Julian Alaphilippe, con quien tuvo sus más y sus menos en la parte final de la prueba. 


Ha sido un día de pantallas partidas, de seguir la Vuelta por la tele y la Clásica de Bretaña por el móvil, una jornada en la que dividir la atención entre varias pruebas. Por partes. En la Vuelta, aunque hoy los favoritos se han movido más bien poco, no hay nada que objetar. Ayer sí quedó una cierta sensación de decepción, pero la etapa de hoy, durísima desde la salida. Voló el pelotón, que recorrió 51 kilómetros en su primera hora. Hubo una enorme pelea para la formación de la escapada. El Movistar trabajó duro para frustrar un corte con David De la Cruz y Sepp Kuss. Al final, tras múltiples intentos, se formó la escapada con Maxim Van Gils (Lotto-Soudal), Rafal Majka (UAE) y Fabio Aru (Qhubeka), a los que persiguieron Steven Kruijswijk (Jumbo-Visma), Michael Storer y Chris Hamilton (DSM), Geoffrey Bouchard (Ag2r), Andrea Bagioli (Deceuninck-Quick Step), Steff Cras (Lotto-Soudal), Carlos Verona (Movistar), Lucas Hamilton (Qhubeka), Gianluca Brambilla (Trek), Rudy Molard (Groupama-FDJ), Guy Niv (Israel) y Wout Poels (Bahrein-Victorious). Tras ellos saltaron Gorka Izagirre (Astana), Mikel Nieve (BikeExchange), Joe Dombrowski (UAE), Juanpe López (Trek) y Thymen Arensman (DSM). 


Por delante cedió Van Gils y se quedaron solos en cabeza Aru y Majka, mientras que en el grupo perseguidor no había entendimiento. Bouchard, Storer, Brambilla y Poels saltaron a por ellos, pero no hubo manera. Majka se fue solo a más de 60 kilómetros del final, sin tacticismos ni cálculos. Se fue solo, en un movimiento que parecía más bien kamikaze, pero logró llegar a El Barraco, tierra de ciclismo, el lugar de origen del Chava Jiménez, Carlos Sastre y tantos otros grandes corredores, tierra que venera y cuida este deporte, tierra de escaladores. Es la primera victoria de Majka en cuatro años. 


En el pelotón tiró el Wanty-Intermarché de Odd Christian Eiking, para conservar un día más el maillot amarillo. El noruego se plantará en la semana final de la Vuelta al frente de la general, con 54 segundos de ventaja sobre Guillaume Martin, 1:36 sobre Primoz Roglic y 2:11 sobre Enric Mas. ¿Puede el corredor del Wanty-Intermarché solar con ganar esta Vuelta? Sinceramente, creo que no. El líder “real” de la carrera sigue siendo Roglic, aunque cuanto más resista al frente Eiking, más orgulloso pueden estar él y su equipo con la sensacional carrera que están haciendo. También le está viniendo de diez al Jumbo-Visma que el equipo de Eiking asuma la responsabilidad de desgastarse en días como hoy. 


En el puerto final, San Juan de Nava, atacó David De la Cruz, quien ya lo había intentado en la salida. Después atacó Simon Yates, al que en un primer momento siguieron sin problema Mas y Roglic. Yates volvió a intentarlo antes de coronar y se fue hacia adelante, aunque finalmente logró sólo una renta de 14 segundos. El británico del Ineos es octavo a 4:38 del líder (3:02 de Roglic), justo por detrás de su compañero Egan Bernal, que es séptimo.  


Todo se decidirá en la última semana de carrera, en la que la contrarreloj final beneficia claramente a Roglic. Sus rivales tendrán que atacar sí o sí en las jornadas montañosas que quedan por delante, sobre todo, en las dos etapas de Asturias, con final en Lagos de Covadonga y en el Gamoniteiru, el miércoles y el jueves. La situación es muy favorable para Roglic, pero queda montaña por delante. 




A la misma hora en la que Majka volvía a sentir la emoción de lograr una victoria, Benoît Cosnefroy alcanzó en la Clásica de Bretaña su segundo triunfo del año, tras llevarse el Tour de Finisterre. Ha sido un triunfo de mucho valor, por los rivales ante los que lo ha logrado. El ciclista francés del Ag2r llegó al desenlace de la prueba rodeado de dos miembros de la manada de lobos, del Deceuninck-Quick Step: Julian Alaphilippe y Mikkel Honoré. Es decir, Cosnefroy tenía las de perder, sin ninguna duda. Por eso tiene aún más mérito su victoria.


Se enfadó Cosnefroy con Alaphilippe cuando quedaron los dos por delante, porque el campeón del mundo no colaboró, ya que decidió, como es lógico, que quería esperar a su compañero. Discutieron Cosnefroy y Alaphilippe, pero el primero, que hizo una notable primavera de clásicas, ha resistido a los corredores del equipo que es una máquina de ganar. Chapeau. Quien no pudo disputar la victoria fue Tadej Pogacar, que estuvo en el corte de Alaphilippe, pero reventó a falta de más de 40 kilómetros para el final. 

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