Roglic salva la París-Niza gracias a Van Aert




Hoy ha concluido una de las semanas más interesantes del calendario ciclista, en la que coinciden cada año la París-Niza y la Tirreno-Adriático. Las pruebas han terminado con sendas victorias de Primoz Roglic y de Tadej Pogacar, los dos eslovenos que dominan con puño de hierro el ciclismo mundial. 


Como es tradición, la etapa final de la prueba francesa ha presentado un recorrido muy atractivo, con la ascensión al Col d’Èze cerca de la meta final en Niza. Ha sido además un día duro por el clima, ya que hoy la carrera no ha hecho honor a su sobrenombre y el sol ha brillado por su ausencia. El líder, Primoz Roglic, ha estado muy bien acompañado por su coequipier Wout Van Aert en la parte final de la prueba. Esa compañía ha sido providencial. 


Van Aert, que empezó la carrera formando parte de aquel tercero de ciclistas del Jumbo-Visma que formaron un triplete el primer día, y que ganó la contrarreloj, se dejó después caer en las siguientes etapas de montaña, porque piensa ya en la Milán-San Remo de dentro de una semana y no quiere gastar ni medio gramo de fuerza de más. Pero hoy la presencia de Van Aert era clave para que Roglic pudieras ganar al fin la París-Niza, que hasta ahora había acariciado pero sin llevársela finalmente. Y Van Aert ha estado ahí para su líder. Sólido como una roca. Los dos, Van Aert y Roglic, quedaron en cabeza junto a Nairo Quintana, que perseguía arrebatarle a su compatriota Daniel Felipe Martínez la tercera plaza del podio, y Simon Yates, segundo clasificado a 47 segundos de Roglic.


En la subida al Col d’Èze atacó primero Quintana y, justo después, Yates. Fue un demarraje muy poderoso que Roglic no pudo seguir. El esloveno se encomendó a Van Aert, quien gracias a su trabajo le resolvió la papeleta a su líder y consiguió que Yates no tuviera nunca más de 25 segundos de ventaja. Yates al menos sí pudo ganar la etapa, su primer triunfo del año, pero se quedó sin poder derrocar a Roglic. Ha sido una victoria final muy peleada para Roglic, que en gran medida le debe a Van Aert. Un triunfo de mucho prestigio y valor, sobre todo, por la actitud combativa hasta el final de Yates, que no se lo puso nada fácil al ciclista del Jumbo-Visma.  Por su parte, Daniel Felipe Martínez ha conservado el tercer puesto del podio pese al empuje de Quintana,  quien en ocasiones se acusa de falta de ambición, pero que hoy lo ha intentado. 





La Tirreno-Adriático, a diferencia de la París-Niza, no ha reservado para su etapa final una jornada de montaña, sino una propicia para los velocistas. Eso ha hecho que la lucha por la general quedara fuera de este último día. Tadej Pogacar, que ha mostrado un dominio insultante durante toda la carrera, se lleva su segundo tridente como rey de los dos mares. Es la séptima victoria del año para el ciclista esloveno del Emirates, tras conquistar el UAE Tour y dos etapas, la Strade Bianche y los dos triunfos parciales logrados en esta Tirreno-Adriático. Insultante. 


A Pogacar le han acompañado en el podio Jonas Vingegaard y Mikel Landa. Antes de la volata final, que se ha llevado Phil Bauhaus, del Bahrein, por delante de Giacomo Nizzolo, la escapada del día ha estado formada por Manuele Boaro, Alessandro Tonelli y Jorge Arcas. 


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