Terminó el Giro 2022 con el podio que ya quedó sentenciado ayer en la Marmolada, compuesto por Jai Hindley, que se lleva su primera gran vuelta y se convierte en el primer ciclista australiano en ganar el Giro y el segundo en ganar una carrera de tres semanas tras Cadel Evans; Richard Carapaz, que suma su cuarto podio en una gran vuelta en los últimos cuatro años, y Mikel Landa, de nuevo tercero en el Giro, igual que en 2015.
Concluyó la edición del Giro quizá más criticada por los aficionados en los últimos años. Es innegable que para muchos ha sido una edición decepcionante y aburrida. A posteriori es fácil culpar de ello al recorrido diseñado por la organización o encontrar mil y una razones de esta falta de espectacularidad. Cada cual hallará las suyas. Sí parece, desde luego, que no ha sido un acierto reservar toda la dureza para la semana final. En todo caso, el Giro no ha sido este año esa prueba llena de embocadas y tramos, esa carrera dura e imprescindible. Ha sido una edición muy controlada y con pocos ataques entre los hombres de la general, es verdad, pero ha habido también nombres propios y momentos de gran intensidad.
El primer nombre propio, claro, es el de Jai Hindley, el más que justo ganador de la carrera. El ciclista australiano del Bora, segundo en el Giro de la pandemia hace dos años, ganó la etapa del Blockhaus, imponiendo su punta de velocidad ante los favoritos; estuvo siempre entre los mejores, día a día, y ayer arrasó en la Marmolada, arrebatando a Carapaz la maglia rosa. Impecable la carrera que ha hecho. Hay quien echa en cara al corredor australiano su falta de ambición. No le ha hecho falta. Con lo que ha hecho este Giro le ha sobrado para lograr su primera victoria en una gran vuelta. No es flor de un día, no es un corredor menor que estuvo a punto de ganar el Giro hace dos años por casualidad o falta de rivales de entidad. Nada de eso. Es un ciclista de mucho nivel que ha firmado un Giro impecable, muy bien respaldado por un bloqueo sólido, con ciclistas como Lennard Kämna, ganador de una etapa y clave ayer en el asalto final a la maglia rosa en la Marmolada, o Emmanuel Buchmann, séptimo en la general. Sensacional confirmación de Hindley como un vueltómano a tener en cuenta. Hoy ha entrado triunfal en la Arena de Verona, soberbia imagen final para el Giro.
Carapaz, que ha hecho hoy mejor crono que Hindley, termina en un segundo puesto que supone su cuarto podio en una gran vuelta en las cuatro últimas temporadas, algo que está al alcance de muy pocos ciclistas. El ciclista de Carchi ganó el Giro de 2019, fue segundo en la Vuelta de 2020, terminó tercero en el Tour del año pasado y ha concluido segundo en la presente edición de la corsa rosa. Ayer tuvo un mal día y ha caído ante el merecido ganador del Giro, a quien no ha podido batir en la montaña, y eso que lo probó en varias ocasiones, sobre todo, en la espléndida etapa con final en Turín, sin duda, la mejor de esta edición de la prueba italiana.
A Hindley y Carapaz los ha acompañado el el podio Mikel Landa. El corredor vasco vuelve así al podio del Giro siete años después de aquella edición de 2015 en la que fue el más fuerte en la montaña. Landa ha hecho un muy buen Giro que ha terminado agotado y dando la sensación de que esa tercera plaza del podio era, landismo aparte, lo máximo a lo que podía aspirar. Hoy ha terminado en el puesto 76 de la crono y ha cedido 1:40 con Carapaz. Landa confirma que es un ciclista para grandes vueltas, pero también que tiene un problema serio con las contrarrelojes. En todo caso, muy bien Giro. Al que da todo lo que tiene no se le puede pedir más.
El Giro empezó con Mathieu Van der Poel como el primer líder, flamante ganador en aquella etapa inicial que parece tan lejana en Budapest, y ha terminado con el corredor del neerlandés también como protagonista en la contrarreloj final de hoy, en la que ha terminado tercero. La carrera que ha firmado el ciclista del Alpecin Fenix es soberbia. Este Giro hubiera sido mucho más aburrido a in él. Ha entrado en fuga casi a diario, se ha atrevido a meterse en la escapada en las más exigentes etapas de montaña. En definitiva, se ha divertido encima de la bicicleta en la primera gran vuelta que termina, ya que abandonó el Tour del año pasado para acudir a los Juegos Olímpicos de Tokio. Sus compañeros Stefano Oldani y Dries De Bondt ganaron sendas etapas, lo que redondea un Giro portentoso para su equipo.
Arnaud Démare, ganador de la maglia ciclamino, la clasificación de la regularidad, es otro de los nombres propios de este Giro. El corredor francés ha ganado tres etapas y ha sido el gran dominador de las volatas. También ha subido al podio Juanpe López, una de las revelaciones de la carrera. El corredor lebrijano del Trek ha sido diez días líder de la carrera, defendió la maglia rosa con mucho valor y ha terminado siendo el mejor joven, maglia bianca, y décimo en la clasificación general. Un Giro impecable.
Koen Bouwman, ganador de la maglia azzurra de líder de la montaña y ganador de dos etapas; Simon Yates, ganador de dos etapas que tuvo que retirarse; Vincenzo Nibali, cuarto en la general de su último Giro, y Mark Cavendish, Thomas De Gent, Jan Hirt, Alberto Dainese, Giulio Ciccone, Santiago Buitrago, Biniam Girmay y Alessandro Covi, ganadores todos ellos de una etapa, también merecen aparecer en este artículo de balance del Giro. Y, por supuesto, también Matteo Sobrero, ganador de la etapa de hoy, por delante de Thymen Arensman y de Van der Poel.
Nunca sabremos qué habría pasado en este Giro si no se hubieran tenido que retirar del mismo Miguel Ángel López, Romain Bardet, Simon Yates y João Almeida. Pero si algo caracteriza a las grandes vueltas es que son, antes que nada, pruebas de supervivencia, así que ese ejercicio de ciclismo ficción es siempre un poco tramposo.
Pello Bilbao, quinto en la general, es otro de los nombres de la prueba, igual que Alexandro Valverde, undécimo en su Giro final, que buscó etapas, como también hizo Antonio Pedrero. El Movistar se va de vacío del Giro y sin entrar en el top 10 de la general, pero lo ha intentado. Si hubiera sido capaz de ganar alguna de las etapas en las que sus ciclistas entraron en la fuga, el balance sería distinto. Terminó, en fin, el Giro y lo mejor de todo es que esto no para y el ciclismo sigue. Que el ritmo no pare.
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