Este viernes echará a rodar en Budapest la 105º edición del Giro de Italia. Por delante, 3,410,3 kilómetros y tres semanas del mejor ciclismo. Llega la primera grande de la temporada, la más dura, posiblemente la más espectacular de las tres. Toca disfrutar de la corsa rosa, de los aficionados italianos volcados con su carrrera. Será, como siempre, un recorrido con dureza suficiente como para ver batalla entre los aspirantes a la victoria final. Mañana hablaremos de los favoritos de este Giro, hoy toca repasar su recorrido etapa a etapa.
La primera etapa de la carrera será llana y no una prólogo contra el reloj. Con salida en Budapest, la primera maglia rosa de la prueba se decidirá en el final cuesta arriba en el ascenso al castillo de Visegrad, subida corta con rampas de hasta el 8%.
El lunes 9 la gran familia de la corsa rosa hará el traslado desde Hungría hasta Italia y para el siguiente día, el martes 8, quedará el primer final en alto, y vaya final: el Etna. Primera prueba seria para los favoritos.
En la quinta etapa, más montaña. Eso sí, lejos de meta. Los ciclistas tendrán que subir Portella Mandrazi, catalogado de segunda categoría. La meta en Messina está a 100 kilómetros de su cima.
La sexta etapa volverá a ser una oportunidad para los velocistas.
Cuatro puertos y alguna que otra subida más no catalogada. Es el recorrido que propone la atractiva séptima etapa de la carrera.
Nápoles acoge la salida y la meta de la octava etapa, que será como un cuchillo de sierra, con constantes subidas y bajadas.
La primera semana del Giro concluirá con una etapa exigente, con 5.000 metros de desnivel acumulado. El final encadena dos ascensiones a sendos puertos de primera categoría: Passo Lancano y Blockhaus, donde estará situada la meta.
De Parma a Génova, los corredores afrontarán en la duodécima etapa de la carrera un día de media montaña, con tres puertos, el último de tercera categoría situado a algo más de 30 kilómetros del final.
Menos exigente será la etapa 13, entre San Remo y Cuneo, aunque también tendrá una subida, esta de tercera categoría, en su parte inicial. Etapa corta de apenas 150 kilómetros.
El tercer sábado de competición plantea una etapa rompepiernas con final en Turín. Día en el que se puede ver movimientos entre los favoritos y también una fuga de nivel en busca del triunfo parcial.
La alta montaña vuelve antes del último día de descanso del Giro. Tres subidas encadenadas en la parte final, dos de primera y uno de segunda, con un desnivel acumulado de 3.980 metros.
Como es habitual, el Giro ha decidido reservar para su semana final algunas de las mejores etapas de la carrera. La jornada 16 es firme candidata a etapa reina, con Goletto di Cadino, el mítico Mortirolo y Valico di Santa Cristina antes del final en Aprica.
La decimoséptima etapa trae más montaña, con dos puertos de primera categoría en su parte final. Nuevo escenario para la batalla entre los favoritos.
Se suele decir que en el ciclismo no hay etapas de transición, y es verdad, porque nunca se sabe dónde ni cuándo puede ocurrir algo decisivo para la carrera, pero esta etapa 18 es lo más parecido. Etapa corta, a la espera de las jornadas decisivas que estarán por venir.
La etapa 19, con visita incluida a Eslovenia, incluye cuatro puertos, dos de tercera, uno de segunda y otro de primera.
Passo San Pellegrino, Passo Pordi y Marmolada. Casi nada. La penúltima etapa del Giro es tan exigente, taponne absoluta, que todo podría darse la vuelta en esta jornada. O eso es a lo que aspira la organización de la carrera, que querrá tener emoción hasta el final. Sábado 28 de mayo. Día para estar pegado a la tele desde la salida de la etapa.
Tal vez, el gran acierto de la edición de este año. Al igual que otras veces, el Giro concluirá con una contrarreloj, por lo que nada podrá darse por definitivo hasta el último día. Serán 17,4 kilómetros de recorrido por las calles de Verona.
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