Dice la leyenda que el Danubio sólo lo ve azul quien está enamorado. Hoy en Budapest, con el Danubio como presencia constante, ha empezado el Giro de Italia, que teñirá de rosa la vida de todo amante del ciclismo en las tres próximas semanas. Por cierto, ambos colores, el azul y el rosa, están presentes en la bandera trans, que el ciclista Jacopo Guarnieri, del Groupama, lució en una muñequera en la presentación del Giro en Hungría, cuyo gobierno tiene un muy marcado e intolerable discurso de LGTBIfobia. En lo estrictamente deportivo, los húngaros se han volcado con la Grande Partenza de la corsa rosa, con una presencia masiva de público en cada rincón del recorrido de esta primera etapa, que ha concluido con la victoria del máximo favorito, Mathieu Van der Poel, quien ya sabe lo que es vestir de amarillo en Francia, en el Tour, y que mañana afrontará la contrarreloj del segundo día en el Giro enfundado en la maglia rosa.
El ciclista neerlandés del Alpecin se ha impuesto en el sprint cuesta arriba en Visegrado, por delante de Biniam Girmay (Intermarché) y de un inmenso Pello Bilbao (Bahrein). El final ha sido accidentado, ya que Caleb Ewan (Lotto-Soudal) se ha ido al suelo al hacer el afilador con Girmay justo en la recta de meta, a la que el corredor australiano llegó con claras opciones de victoria.
El grupo se ha seleccionado mucho en el desenlace de esta etapa inaugural del Giro, cuyos primeros protagonistas fueron dos ciclistas del mismo equipo, el Bardiani, escuadra invitada a la carrera. Los escapados, Mattia Bais y Filippo Tagliani, llegaron a tener más de diez minutos de ventaja, pero su suerte estaba echada desde el comienzo y fueron cazados a 14 kilómetros. Desde luego, cuesta entender que ningún otro equipo metiera a nadie en la escapada. Estaba claro que la jornada se resolvería en la exigente subida final al castillo de Visegrado, con rampas de hasta el 8%, pero el ciclismo, sobre todo para los conjuntos más modestos, también va de dejarse ver, de entrar en escapadas.
Los equipos que más trabajaron para mantener bajo control la fuga fueron los de tres de los máximos aspirantes a la victoria: el Alpecin de Van der Poel (ganador final), el Intermarché de Girmay (segundo) y el EF de Magnus Cort Nielsen (cuarto). La parte final de la etapa estuvo marcada por la tensión entre los favoritos para lograr una buena colocación. Ya cuando empezó la subida lo intentó en solitario Lawrence Naesen (Ag2r). El Ineos de Richard Carapaz se puso a tirar, lo que dejaba claro desde el inicio la actitud combativa del ecuatoriano, sexto en meta. A 2,1 kilómetros Lennard Kämna (Bora) se fue hacia adelante con una fuerza enorme, que fue perdiendo a medida que se acercaba la meta. Sólo siete ciclistas llegaron con el mismo que Van der Poel. Además de los mencionados, Wilko Kelderman, Bauke Mollema y Diego Ulissi.
Mañana, contrarreloj individual de poco más de 9 kilómetros con un tramo final cuesta arriba. El último en tomar la salida será el gran Van der Poel, que da espectáculo allá donde va, y que suma ya su cuarta victoria de la temporada, tras la etapa que ganó en la Coppi y Bartali, la clásica A través de Flandes y el monumento Tour de Flandes. Ahora es el primer líder del Giro. Imparable.
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