El Giro que salvó Roglic




Se acabó. Terminó el Giro 2023, una edición de la corsa rosa que ha decepcionado más de lo que ha emocionado, pero cuyo impresionante desenlace en el día de ayer le permitirá pasar a la historia de la carrera y de este deporte. En gran medida, Primoz Roglic salvó este Giro con su soberbio recital en la cronoescalada de ayer en Monte Lussari. No será recordado este Giro por los trepidantes ataques de los favoritos que no se han producido ni por una batalla sin cuartel en las jornadas montañosas, que en demasiadas ocasiones pasaron sin pena ni gloria, pero la etapa de ayer ofreció uno de esos momentos únicos que permiten salvar los muebles a esta primera gran vuelta de la temporada.


Roma, la ciudad de los emperadores y la historia milenaria, ha sido hoy el escenario del merecido homenaje a Roglic. El ciclista esloveno ha entrado en la ciudad eterna vestido con la maglia rosa que tal bien le sienta y que le acredita como el merecido vencedor de este Giro. Empezó la carrera cruzado, con un una mala contrarreloj inaugural en la que arrasó Remco Evenepoel, quien tuvo que retirarse una semana después por culpa del Covid-19 cuando iba líder y después de haber ganado dos etapas. Aquella retirada condicionó en buena medida el resto de la carrera. También la sucesión de abandonos, la mayoría, por culpa del virus, pero no sólo. Entre eso y la cuestionada suspensión de parte del recorrido de la etapa 13 con final en Crans Montana, más la falta de ataques entre los favoritos supervivientes para esa altura de carrera, el Giro estaba en horas bajas. Muy bajas. Sin demasiado emoción en la lucha por la maglia rosa, porque la exigente cronoescalada del penúltimo día condicionaba demasiado la prueba. Hasta que todo estalló ayer. 





Al menos la máxima igualdad y la escasa distancia entre Geraint Thomas, Primoz Roglic y Joâo Almeida permitían mantener la emoción y la expectativa hasta el final. Thomas parecía un líder sólido, aguantó bien cada embestida de Roglic en la montaña, pero ayer la carrera vivió un vuelco impresionante. Thomas, al igual que Roglic en aquella cronoescalada del Tour de hace tres años, supo perder con deportividad y reconoció la gran victoria del corredor esloveno. Es admirable la deportividad con la que Thomas aceptó la victoria de Roglic y le reconoció el enorme mérito, aún mayor por la salida de cadena que sufrió el corredor del Jumbo-Visma.





El ciclismo es un deporte de resistencia y si por algo destaca Roglic es precisamente por su capacidad de resistir, de levantarse de sus caídas, de volver a resurgir. En este Giro ha ido de menos a más. Se llegó a especular con la posibilidad de que tuviera Covid-19 por el rendimiento modesto del primer tramo de la carrera, pero fue a más, aguantó y tenía confianza de sus opciones en la cronoescalada de ayer. No es para menos. 


Pese a la forma de perder la maglia rosa el penúltimo día, el segundo puesto de Thomas es muy meritorio y digno de mención a sus 37 años. Casi nadie contaba con él y ha firmado una carrera casi impecable. Joâo Almeida, por su parte, logra el primer podio de su carrera en una gran vuelta, por lo que ese tercer puesto en la general es también una buena noticia para el portugués. Naturalmente, es también el vencedor de la clasificación del mejor joven, así que hoy ha subido al podio de Roma también para recoger el maillot blanco. Además sumó una etapa. Más que notable carrera. 


Otros nombres propios de este Giro son Jonathan Milan, vencedor de una etapa y ganador de la maglia ciclamino, y Thibaut Pinot, muy combativo y que ha ganado la maglia azzurra de líder de la montaña en su última participación en el Giro. También merece aparecer en esta crónica Derek Gee, presente en siete fugas, que ha vivido medio Giro al ataque. No ha sido un Giro de excesiva presencia de ciclistas españoles. No había muchos en la salida. Carlos Verona entró en varias fugas y el mejor clasificado en la general fue Luis León Sánchez, genio y figura, que terminó en el puesto 24. 


Ha sido un Giro en el que han triunfado muchas fugas, con triunfos de etapa de Aurelien Paret-Peintre, Davide Bais, Ben Healy, Magnus Cort Nielsen, Nico Denz (por duplicado), Einer Rubio, Brandon McNulty, Filippo Zana y Santiago Buitrago






La etapa de hoy, que se ha resuelto al sprint como se esperaba, estaba llamada a ser la que rompiera el empate entre los seis velocistas, seis, que habían ganado al sprint y ninguno había repetido en este Giro: Jonathan Milan, Michael Matthews, Karen Groves, Mads Pedersen, Pascal Ackermann y Alberto Dainese. No se ha roto el desempate porque hoy ha ganado Mark Cavendish, para quien ha trabajado incluso Geraint Thomas en la llegada. Impresionante. Es su victoria 162. Inconmensurable. Genio y figura. El final soñado para este Giro, porque Cavendish se retira este año y la suya es una historia fabulosa. Casi nadie contaba con él, igual que pasaba en el pasado Tour de Francia donde batió el récord de Edddy Merckx de triunfos de etapa en la ronda gala. Impresionante. Todo el mundo en el pelotón se ha alegrado por su victoria hoy. A sus 38 años, Cavendish sigue venciendo. 


También llama la atención y demuestra la cada vez mayor globalización del ciclismo, que ninguna nacionalidad repite el el top 10 de la carrera. A los tres miembros del podio les siguen el italiano Damiano Caruso, el francés Pinot, el neerlandés Thymen Arensman, el irlandés Edward Dunbar, el noruego Andreas Leknessund (que también fue líder), el alemán Lennard Kämna y el belga Laurens De Plus. Para rematar, undécimo fue el colombiano Einer Rubio. 


Así ha terminado, en fin, un Giro que sin ser el más emocionante de los últimos años, ha dejado momentos atractivos de ciclismo, como siempre en las grandes vueltas, y un giro de guión en la jornada de ayer protagonizado por Primoz Roglic que pasa automáticamente a la historia de este deporte

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