Roglic vence a sus fantasmas y gana el Giro


Tres años después de perder un Tour de Francia que creía ganado en una cronoescalada de la penúltima etapa, Primoz Roglic ha ganado un Giro que creía perdido en una cronoescalada de la penúltima etapa. Lo de hoy en Monte Lussari forma ya parte de la historia del ciclismo, como aquella jornada en la que Tadej Pogacar le arrebató a su compatriota el Tour en La Planches des Belles Filles. Hoy Roglic se ha vengado, ha derrotado a sus fantasmas y ha sumado su cuarta gran vuelta, su primer Giro.

No estaba siendo éste el Giro más espectacular, ni mucho menos, pero lo ha cambiado todo este giro de guión final en el que Roglic, incluso a pesar de un problema mecánico, le ha quitado a Geraint Thomas la maglia rosa de la que le separaban 26 segundos. Ha sido una auténtica hazaña, una heroicidad. Roglic daba la impresión ayer hablando ante la prensa  de estar convencido de que hoy podría consumar el asalto al liderato. Y lo ha hecho. Lo ha conseguido ante un Geraint Thomas que se había mostrado intratable hasta hoy y que se ha quedado a las puertas de ganar el Giro. Hoy la admiración y la alegría por el triunfo colosal de Roglic conviven con la lástima por la derrota del ciclista del Ineos.

Empezó tranquilo Thomas, transmitiendo seguridad, hasta el punto de que cambió de casco además de cambiar de bici Antea de afrontar la subida final. En el primer punto intermedio Roglic le sacó dos segundos. Todo parecía controlado. La ventaja el esloveno aumentó poco a poco hasta que se le salió la cadena y parecían volver los fantasmas. Otra vez una derrota dolorosa en una cronoescalada. Pero no. Esta vez no. Roglic, cuya fortaleza mental es quizá su rasgo más distintivo, se repuso y firmó una subida memorable en la que arrasó y asaltó la maglia rosa. Mañana celebrará la victoria en el Giro, que es mucho más que una victoria en el Giro. Un triunfo heroico más que merecido para un luchador incansable. 

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