Tour de Francia 2023: Euskadi y el ciclismo

 

El director del Tour de Francia, Christian Prudhomme, ha contado más de una vez que Euskadi lleva pidiendo acoger la salida de la mayor prueba ciclista del mundo desde 1992, año en el que partió de Donosti. “Nadie ha sido tan insistente”, contó. La devoción de Euskadi por el ciclismo volverá a acreditarse en unos días cuando Bilbao acoja la salida de la edición de este año de la Grande Boucle. La ciudad lleva semanas adornadas para la ocasión, con guiños a la carrera francesa en cada rincón. Hace unos días se inauguró en San Mamés una exposición sobre la estrecha relación entre el Athletic y el ciclismo a lo largo de su centenaria historia.


No soy precisamente el público objetivo de un museo de un club de fútbol, pero, naturalmente, allá que me fui. Pasado el recorrido del museo, muy detallado y, debo decir, interesante incluso para quien no es aficionado al fútbol, queda una parte pequeña pero llena de curiosidades sobre el ciclismo. Por ejemplo, se lee la primera mención al ciclismo en Bilbao, concretamente, en la edición del 23 de mayo de 1868 en el periódico Diario Político de Bilbao. En ese artículo se cuenta que “cada día toma más importancia este nuevo agente de locomoción” y también que “Bilbao fue la primera población de España que acogió con entusiasmo este nuevo invento”.


Los recortes de prensa de distintos períodos históricos no tienen desperdicio, igual que las fotos antiguas que ilustran la exposición, aunque las joyas de la pequeña muestra son sin duda los maillots y las bicicletas con las que ciclistas vascos de todos los tiempos disputaron las más importantes carreras. Asombra ver la bicicleta con la que Vicente Blanco, “el cojo”, corrió el Tour de Francia de 1910. Cualquier parecido con las bicis actuales es pura coincidencia. La historia de Blanco es apasionante. Corrió sin equipo ni asistencia técnica, sin avituallamiento ni ayuda de ningún tipo, y se retiró tras la primera etapa. Era de origen humilde y formaba parte de la Sociedad ciclista de Bilbao, fundada por Roger Moser.

También es muy atractiva la historia de Federico Ezquerra, apodado el águila del Galibier, que corrió en el equipo ciclista del Athletic, porque sí, el Athletic tuvo equipo ciclista en los años 20 del siglo pasado. Ezquerra, uno de los ciclistas más destacados de la época, corrió cuatro Tours de Francia, batió tres veces el récord de la ascensión del Galibier y ganó una etapa en Cannes en la ronda gala el 19 de julio de 1936, es decir, un día después del golpe de Estado.



La exposición también tiene un espacio dedicado a Joane Somarriba, la ciclista española más laureada de la historia, de la que podemos ver una bici y varios maillots. Entre otros muchos corredores, también hay recuerdos para Jesús Loroño, del que podemos la bicicleta con la que ganó la Vuelta a España en 1957, y para Francisco Cepeda, también corredor del Athletic Club que participó cuatro veces en el Tour de Francia y que murió el 14 de julio de 1935 tras sufrir un accidente en la carrera francesa. Fue el primer ciclista fallecido en la historia de la prueba, una historia que echó a rodar en 1903 y que escribirá nuevas páginas en unos días en Euskadi, paraíso ciclista, donde todo está más que preparado para recibir la caravana de la Grande Boucle.

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