Bilbao vence en el nombre de Mäder




Un ataque de Vingegaard y Pogacar en los kilómetros iniciales, un demarraje casi sin querer de Van der Poel y Van Aert, un grupo de fugados de muy alto nivel con constantes alternativas y una persecución ajustada hasta el final, un sensacional triunfo de Pello Bilbao, la primera victoria española de una etapa en el Tour desde 2018… No le ha faltado de nada a la décima etapa de la ronda gala. Cada día pasa se confirma que esta edición de la prueba francesa va camino de convertirse en la mejor de los últimos años. Al duelo de época entre Vingegaard y Pogacar se suma también la emoción de jornadas alocadas como la de hoy en la que todo puede pasar. Sí, también hemos tenido un par de días de volatas y etapas llanas casi sin escapadas ni alicientes hasta la recta de meta, pero el balance de lo que llevamos de Tour es difícilmente mejorable. Fiesta tras fiesta. 


Efectivamente, Vingegaard y Pogacar se metieron en la primera escapada del día, lo que obligó al Ineos a trabajar. Qué bendita locura está siendo este Tour. Se abortó esa intentona y se formó después la escapada definitiva del día con Bilbao (que era además el mejor clasificado en la general), O’Connor, Skjelmose, Barguil, Zimmermann, Chaves, Schultz, Tejada, Alaphilippe, Kwiatkowski, Neilands, Pedrero, Perez y Asgreen. Una fuga de muchos quilates y que abrió camino, aunque el pelotón no les dejó confiarse en ningún momento. El Alpecin tiró del protón, después se puso el Jayco.


Mientras por delante llegaban los ataques uno detrás de otro. A 45 kilómetros de meta, Van der Poel y Van Aert, decididos a pasar un buen rato, abrieron hueco con el pelotón. Se fueron solos en el descenso de la penúltima ascensión del día, casi como el que no quiere la cosa, como el que se deja llevar. La cabra tira al monte y a los dos les va la marcha. Su intentona no llegó lejos, pero fue bonito. 


Por delante la etapa fue preciosa, como una miniclásica dentro del Tour. Hubo constantes ataques, en especial de Neilands, que lo probó reiteradamente en solitario y lanzó su demarraje definitivo en la subida a la Côte de la Chapelle-Marcousse. Abrió hueco y parecía capaz de llegar a meta en cabeza. Por detrás quedaron en su persecución Chaves, Bilbao, O’Connor, Zimmermann y Pedrero. Al principio no se entendieron demasiado, pero luego comprendieron lo que tenían a su alcance, ganar una etapa en el Tour, y sí se pusieron de acuerdo.  Además, por atrás, en un tercer grupo, llegaban fuerte Alaphilippe, Kwiatkowski, Barguil y Skjelmose y a nadie le interesaba tener más invitados en la fiesta. 


Bilbao, que corría pensando en su compañero Gino Mäder, fallecido en la última edición de la Vuelta a Suiza, que quería dedicarle una victoria al corredor suizo desaparecido demasiado pronto, era el más rápido del grupo y supo imponerse a sus rivales y ganar la etapa por delante de Zimmermann. Es  la primera victoria de etapa de un ciclista español en el Tour desde 2018. Además, Bilbao se mete de lleno en la lucha por la general, ya que pasa a ser quinto en la general a 4:34 de Vingegaard, sólo a 12 segundos de Carlos Rodríguez, razón por la cual el Ineos se puso a tirar del grupo principal para recortar la distancia en la parte final. 


La entrevista en meta con Pello Bilbao ha sido muy emotiva. El corredor vasco del Bahrein Victorius se ha acordado, por supuesto, de Gino Mäder. Ha contado lo difícil que fue preparar el Tour tras la noticia de la muerte de su compañero, que por eso esta victoria es especial y que también es su primer triunfo en el Tour, la mayor carrera ciclista del mundo. Su victoria ha sido el broche de oro a una etapa maravillosa, otra más, de este Tour. 




Mañana, en principio, la etapa con final en Moulins es propicia para los velocistas, salvo que los equipos de los hombres rápidos dejen hacer a la escapada. 

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