Philipsen vence y Cavendish acaricia el récord



El Tour ha rendido hoy homenaje a Luis Ocaña con la salida desde Mont-de-Marsan, un bonito recuerdo a una de las leyendas de la carrera, alguien que fue capaz incluso de plantar cara a Eddy Merckx. La Grande Bouclellevaba trece años sin llegar a Burdeos, meta de la etapa de hoy, algo extraño además porque es la segunda ciudad que más veces ha visitado la prueba sólo por detrás de París. 


Al parecer, el alcalde de la ciudad, Pierre Hurmic se empeñó casi desde que fue elegido en 2020 en volver a acoger la carrera. Cuenta hoy Le Monde en un reportaje muy curioso cómo Hurmic envió una carta al director del Tour y casi hasta lo persiguió en una etapa que pasaba por Libourne. El alcalde declara que el Tour forma parte del patrimonio sentimental de muchos franceses, incluido él, y que es mucho más que un evento deportivo. Hurmic es ecologista y es consciente de que el Tour ha recibido críticas por su impacto en el medio ambiente, pero valora que desde 2013 la carrera haya reducido un 40% sus emisiones de CO2, con medidas como la inclusión de vehículos eléctricos o híbridos.


El homenaje a Ocaña y esta historia de un alcalde enamorado desde niño de la mayor carrera ciclista del mundo que hace todo lo que está en su mano para que la carrera vuelva a su ciudad son dos de esas historias bellas que envuelven cada año al Tour, como bella fue la historia del etapón montañoso de ayer en en que resurgió Tadej Pogacar ante el nuevo líder, Jonas Vingegaard, y bella ha sido también la volata de hoy en Burdeos en la que Jasper Philipsen ha sumado su tercera victoria en esta edición de la ronda gala y en la que Marck Cavendish se ha quedado muy cerca de ganar la etapa y así poder superar el récord de triunfos parciales en la ronda gala que ahora mismo comparte con Eddy Merckx, el mismo caníbal al que plantaba cara Luis Ocaña en su época. 


Cavendish entró muy atrás en el sprint y parecía descartado para la victoria, sobre todo, visto el excelso trabajo para Philipsen realizado por su equipo, el Alpecin, con Mathieu Van der Poel como último lanzador de lujo. Ha sido una llegada impecable, un lanzamiento ejemplar. Pero Cavendish siempre vuelve, siempre aparece cuando menos se lo espere. Rozó la victoria el británico, pero le sobraron unos pocos metros y quien cruzó primero la meta, demostrando que es el velocista dominador de este Tour, fue Philipsen. La posibilidad de que Cavendish se convierta en el ciclista en solitario con más triunfos de etapa en el Tour es un aliciente enorme para este tipo de etapa llanas con menos atractivo sobre el papel. 


la etapa no empezó con buenas perspectivas, ésa es la verdad, porque vimos una imagen inaudita. De salida se formó una escapada con Jonas Abrahamsen (UNO-X), Simon Guglielmi (Arkéa), Nelson Oliveira (Movistar) y Mathieu Burgaudeau (TotalEnergies). El pelotón dejó hacer. Pero, de repente, Abrahamsen y Oliveira, primero, y Burgaudeau, después, se dejaron caer atendiendo órdenes de equipo. Bastante incomprensible, la verdad. ¿Por qué atacaron si luego no querían seguir en fuga? Guglielmi no daba crédito y preguntaba por la radio a su director deportivo qué hacía. Le dijeron que siguiera, aunque fuera solo. Eurosport ha mostrado unas imágenes en las que Philippe Gilbert, que ahora es comentarista del canal y sigue la carrera en moto estos días, le preguntaba a Burgaudeau por qué se detuvo y el ciclista francés fue claro al explicar que él quería seguir pero que recibió órdenes de equipo. Y resulta muy difícil entender qué lleva a un director deportivo a mandar parar a un corredor en una etapa como esta. No da precisamente buena imagen esa falta de ambición. Claro que hoy los fugados no tenían la menor posibilidad de ganar, pero sí podían dejarse ver y enseñar los maillots con sus patrocinadores en televisión. 


A 78 kilómetros del final arrancaron del pelotón Nans Peters (Ag2r) y Pierre Latour (TotalEnergies), que alcanzaron al llanero solitario Guglielmi y después se marcharon hacia adelante para terminar siendo cazados cerca de meta.




Mañana, cuarta etapa con final en Limoges y dos subidas de cuarta categoría cerca de meta que deberían animar el desenlace antes de que los favoritos vuelvan a batirse en duelo el domingo con el regreso del mítico Puy de Dome, donde Luis Ocaña sumó dos victorias de etapa en 1971 y en 1973. Este último año sentenció ahí la general de la carrera. 

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