Balance del Tour


El lunes después del final del Tour es siempre un día extraño para los aficionados al ciclismo. No hay etapa, igual que los dos lunes anteriores, pero no es porque los ciclistas disfruten de una jornada de descanso, sino porque el Tour ha terminado y habrá que esperar hasta el próximo año para ver la mejor carrera el mundo. Ni la más dura ni la más espectacular, pero sí la mejor en cuanto a grandiosidad. Nada es comparable al Tour. Ninguna otra prueba ciclista tiene una trascendencia mayor. La presión de los corredores, la tensión de cada instante, el enorme seguimiento mediático, la relevancia de todo lo que acontece en las carreteras francesas en estos 21 días no tienen comparación posible con ninguna otra competición. 


Este año el Tour, siempre el centro del universo ciclista, tenía una trascendencia mayor. Cuando todo el mundo quedó confinado hace unos meses y se detuvo en seco la temporada ciclista, igual que todo lo demás, nadie en la familia ciclista dudó que el objetivo prioritario de poder retomar la competición era salvar el Tour. Obviamente, todo lo demás era secundario. Naturalmente, el Tour es el Tour. El Tour está por encima de esas decepciones puntuales de algunos días en los que se esperan más ataques, de las críticas desde el sillón de casa a los ciclistas, de las palabras gruesas y las polémicas, de los nombres de los protagonistas... El Tour es el Tour y está por encima de todo. 


El Tour de Francia sale fortalecido de la edición de este año, y ésa es quizá la primera conclusión que se puede sacar de la extraña y apasionante edición de este año. Pocos días han sido aburridos en la carrera. Evidentemente, igual que no se le puede pedir a una serie que todos los días acontezcan grandes sucesos y haya sorprendentes giros de guión, es irreal pretender que cada una de las 21 etapas de una carrera de tres semanas sea espectacular. Eso es imposible y no ha ocurrido nunca. Lo que sí ocurría, y no hace tantos años, era que el Tour planteara seis o siete etapas llanas destinadas al sprint y sin ningún aliciente en la primera semana de carrera. Cuando comparamos el Tour actual con el pasado tenemos que recordar esa parte también, no sólo la ausencia de grandes ataques entre los favoritos en las etapas de alta montaña. Sé que este Tour ha decepcionado a algunos aficionados, pero yo he disfrutado mucho y creo que el Tour, ese tótem del ciclismo y del deporte mundial, sale reforzado de la edición de 2020. 


No ha habido grandes demarrajes ni movimientos desde lejos, no, pero sí hemos vivido la mayor hazaña de la ronda gala en, como mínimo, tres décadas. Hemos visto la confirmación de Tadej Pogačar, que hoy cumple 22 años, como un ciclista llamado a marcar una época, aunque, como ha demostrado Egan Bernal, sólo hay algo más difícil que ganar un Tour y es ganar un segundo Tour. 


Más allá de la fascinación lógica despiertada por Pogačar, hemos disfrutado más que nunca de esas otras batallas que no son la lucha por la general. Hay quien no la ha disfrutado, seguro, pero es que el Tour también es eso. Por ejemplo, la lucha por la clasificación de la regularidad, que ha enfrentado desde el primer día a Pete Sagan, siete veces ganador del maillot verde, y a Sam Bennett, que venció al eslovaco en la pugna, pero no sin luchar cada jornada ante un Bora ejemplar. Esta batalla ha sido uno de los grandes animadores de la prueba. Bennett se lleva el maillot verde y dos triunfos de etapa, incluida la jornada final en París, mientras que Sagan se va de vacío tras haberlo intentado de todas las formas posibles. El Bora sí se lleva al menos el merecido premio de un triunfo de etapa, el logrado por Lennard Kämna. 


Que el Tour es mucho más que la batalla por la general también lo tiene claro el equipo Sunweb, que llevaba sin líder para la general, pero con muchas ganas de ser protagonista y con un equipo soberbio. Casi cada día lo probó esta sensacional escuadra, que logró tres triunfos de etapas, dos de Soren Kragh Andersen y una de Marc Hirschi, una de las sensaciones de este Tour, hiperactivo, con presencia constante en las fugas, lo que le valió ser reconocido como el corredor más combativo del Tour. El Sunweb ha dado un ejemplo y ver a un bloque ofrecer semejante espectáculo ha sido de lo mejor de la carrera. 


Cada vencedor de etapa de este Tour sabe bien que la carrera es mucho más que el maillot amarillo. Empezó la prueba con Alexander Kristoff, compañero de Pogačar, imponiéndose en la jornada inaugural de Niza, donde hubo quien criticó a los corredores por intentar no poner en riesgo su integridad física en un circuito con la carretera impracticable por la lluvia. Un día después fue Julian Alaphilippe, otro supercombativo, el que ganó la etapa y se puso líder. Caleb Ewan, doble vencedor de etapa, es otro de los nombres propios de este Tour, que durante buena parte de su recorrido ha estado dominado por el Jumbo-Visma. La victoria de Primoz Roglic en la llegada a Orcièred, en la cuarta etapa, dejaba claro que el esloveno iba a por todas y que tenía una compañía inmejorable en su equipo, con Tony Martin, Tom Dumoulin , Sepp Kuss y Wout Van Aert a su servicio. Este último trabajó para Roglic en la montaña, pero guardó algo de fuerza para ganar dos etapas. Otro auténtico fuera de serie. 


El conjunto neerlandés demostró día a día que era el equipo más fuerte de la carrera y que no veríamos el esperado duelo entre el Jumbo-Visma y el Ineos. Egan Bernal, ganador del año pasado, terminó retirándose, tras demostrar cuando llegó la alta montaña que no era el del año pasado. Liberados de la lucha por la general, sus compañeros buscaron incansablemente un triunfo de etapa, que terminaron encontrando en la etapa 18, la última jornada alpina, en la que llegaron abrazados Michal Kwiatkowski, vencedor de la etapa, y Richard Carapaz, que tuvo un detallazo con su compañero al cederle la victoria. El ciclista ecuatoriano no pudo llevarse finalmente el maillot blanco a puntos rojos de líder de la montaña, porque se lo llevó, como todo, Pogačar en su recital en la contrarreloj final en La Planche des Belles Filles. 


Los colombianos Daniel Felipe Martínez y Miguel Ángel López, el francés Nans Peters y el kazajo Alexéi Lutsenko también se llevan del Tour un triunfo de etapa, mientras que Richie Porte logra un ansiado y meritorio podio en el Tour, el Movistar consigue de nuevo la clasificación de equipos.


¿Y de la representación española qué decimos? Además de la victoria del Movistar en la clasificación por equipos, que no es fácil aunque se la menosprecie con frecuencia, se suman un cuarto puesto de Mikel Landa y un quinto puesto para Enric Mas. Landa confirma así su regularidad en las vueltas de tres semanas y que está en sus piernas la opción de hacer un podio en el Tour, más allá de los haters y de los cegados con el landismo. El puesto de Mas confirma que estamos ante un ciclista con opciones de ser protagonista en el Tour en los próximos años, una excelente noticia. Lo que lo ha logrado el ciclismo español es ningún triunfo de etapa. Quizá ahora que no se gana con tanta facilidad se aprenderá lo complicado que es ganar una etapa en el Tour. Tampoco Italia ha logrado ningún triunfo de etapa. Según CafeRoubaix, es la primera vez desde 1982 que ni España ni Italia logran un triunfo parcial en la carrera francesa. 


Otro país con sensaciones agridulces es Francia. Dos ciclistas franceses han conseguido sendas victorias de etapa (Alaphilippe y Peters), pero por primera vez en más de una década ningún corredor de Francia ha terminado el Tour en el top 10. El que más cerca estuvo fue Guillaume Martin, el ciclista francés con aspiraciones en la general que mejor terminó el Tour, frente a las decepciones de Thibaut Pinot y Romain Bardet. 


Pero, por supuesto, el país que más ha brillado en este Tour es Eslovenia, con Roglic como gran dominador de la prueba hasta que su compatriota Pogačar le derrotó en la ya legendaria contrarreloj del pasado sábado con final en La Planche des Belles Filles. El Tour de 2020, disputado en septiembre por culpa del coronavirus, será recordado por la gesta del joven esloveno y por su sensacional victoria. Más allá de nacionalidades y de nombres propios, el ciclismo necesitaba este año más que nunca al Tour y el Tour, grandioso, imponente, cautivador, ha acudido fiel a su cita. Ya queda un día menos para disfrutar de la 108 edición de la mayor prueba del ciclista del mundo.  


Lamentablemente, hoy mismo se ha anunciado que hay una investigación sobre dopaje abierta contra una parte del equipo Arkea. Pero esa ya es otra historia. 

Comentarios

Javier ha dicho que…
Grandioso Pogacar, no solo por ganar la última crono y el Tour, sino por todo lo aportado, en emoción, juventud, desparpajo, valentía...
Y un comentario para Enric Mas. Quinto en el Tour y segundo mejor joven, con 25 años, es el mejor resultado de un ciclista español desde Contador, que parece que hace un siglo que se retiró. Este chico, si Dios quiere, nos va a dar muuuuchas alegrías, muchas tardes de gloria en las tres grandes. Y Landa. Qué grande, qué valiente, seguirá dando lata unos pocos años y conseguirá el podio seguro.
Hemos disfrutado mucho.
Gracias por los comentarios de cada día.
Alberto Roa ha dicho que…
Muchas gracias por comentar, Javier. Sí, coincido en que la progresión de Mas es muy esperanzadora.