Dos de dos. Segunda etapa del Tour y segunda victoria para el Alpecin-Deceuninck, ayer con Jasper Philipsen y hoy con Mathieu Van der Poel. Dos de dos también, en otro sentido, para el Visma-Lease a Bike de Jonas Vingegaard, ya que ha vuelto a ser el equipo que ha marcado el compás de la carrera y el que ha desencadenado el momento culminante del día, demostrando así la enorme ambición con la que el ciclista danés llega a la carrera francesa, en la que quiere recuperar el trono que le arrebató Tadej Pogacar (UAE).
Lo habitual hace no tanto en el Tour es que la primera semana fuera una sucesión interminable de sprints, etapas llanas sin especial interés para la lucha por la general y que facilitaban la siesta de no pocos espectadores. Desde luego, no está siendo el caso en esta edición de la carrera francesa. Ayer, con el corte provocado por el Visma en la parte final de la etapa. Y hoy, de nuevo, con el ritmo exigente que marcó el equipo neerlandés en el tramo decisivo, cuando llegaron las cotas finales que invitaban al espectáculo y que no han defraudado. Malos tiempos para quienes gustaban de echarse la siesta con las primeras etapas del Tour de fondo. Bendito ciclismo moderno.
El gran grupo rodó claramente por encima de los 50 kilómetros por hora en la aproximación a la antepenúltima cota del día, la más exigente, la de Saint-Étienne. En ella, Tiesj Benoot (Visma-Lease a Bike) aceleró el ritmo para Jonas Vingegaard, a quien se veía rodar muy fácil. Tras Benoot se pegaron Mathieu Van der Poel (Alpecin-Deceuninck), Tadej Pogacar (UAE), Remco Evenepoel (Soudal-Quick Step), Romain Gregoire (Groupama-FDJ), Kevin Vauquelin (Arkea) y Axel Laurance (Ineos). Después marcó el ritmo Matteo Jorgenson, en lo que fue una nueva exhibición de poderío y ambición del equipo de Vingegaard.
Fue tan duro el ritmo impuesto que se produjo un corte. Fueron entrando más ciclistas que se habían quedado cortados, como Primoz Roglic (Red Bull-Bora) y Enric Mas (Movistar), pero no había más de treinta corredores en ese grupo delantero en los kilómetros finales, al igual que ocurrió ayer y, una vez más, por la iniciativa del mismo equipo.
Hubo varios ataques que no cuajaron. A un kilómetro de meta lo probó un siempre valiente Florian Lipowitz (Red Bull-Bora), pero fue cazado poco después. Lanzó el sprint Julian Alaphilippe (Tudor), con más corazón que cabeza, con más ganas que piernas. Se agradece siempre ver en acción a Lou Lou, pero no pudo disputar la victoria.
El triunfo se lo llevó un soberbio Van der Poel, que ayer echó una mano para que su compañero Philipsen que ganara la primera etapa, y que hoy se ha impuesto en un trepidante desenlace por delante de Pogacar y de Vingegaard. Van der Poel pasa también a ser el nuevo líder de la carrera, por lo que mañana vestirá de amarillo, con lo que sigue redondeando un año glorioso. El ciclista neerlandés del Alpecin-Deceuninck, que también se proclamó campeón del mundo de ciclocrós y se hinchó a ganar carreras en el barro, suma así su quinta victoria de la temporada de ciclismo en ruta, tras ganar Le Samyn, la Milán-San Remo, la E3 Saxo Classic y la París-Roubaix. Casi nada.
A 32 segundos llegó el grupo de Philipsen, en el que también entró Carlos Rodríguez (Ineos), por lo que el ciclista español se ha dejado ya más de un minuto en los dos primeros días de competición, tras quedarse cortado en ambas etapas.
Por lo demás, la etapa, la más larga de esta edición con 209 kilómetros de recorrido, volvió a ser intensa y muy sufrida para los ciclistas, entre otras cosas, por las condiciones meteorológicas en su parte inicial. De hecho, la salida se retrasó por culpa de la lluvia. La escapada del día la formaron Brent Van Moer (Lotto), Andreas Leknessund (Uno-X), Bruno Armirail (Decathlon-Ag2r) y Yevgeniy Fedorov (XDS-Astana), que fueron cazados a 52 kilómetros. Por otro lado, Benjamin Thomas (Cofidis) ha cedido el liderato de la clasificación de la montaña ante Pogacar. Thomas hoy no ha podido correr con una bici con el color distintivo del maillot blanco a puntos rojos, porque ha sido una de las que robaron esta noche en el hotel en el que se alojó el equipo francés.
Mañana, tercer viaje del Tour camino de Dunkerque, donde el viento podría volver a ser protagonista.
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