Hushovd gana en Lourdes

Decepcionante. Éste puede ser el adjetivo que mejor defina lo visto ayer en la segunda etapa de alta montaña del Tour de Francia. Se subió un coloso, el Aubisque, pero la etapa se le llevó un esprinter. Millones de personas peregrinan a Lourdes cada año en busca de un milagro y lo de ayer es lo más parecido a un milagro ciclista que hayamos visto en mucho tiempo. Ver a Hushovd atacar y liderar la carrera en el ascenso al Aubisque, aunque luego fue alcanzado y aunque su triunfo tenga un enorme mérito y deba ser reconocido como muy sufrido, no dejaba de ser algo triste. Es lo que pasa habitualmente cuando los organizadores deciden poner el último puerto de alta montaña a más de 40 kilómetros de meta, que nadie (de los favoritos o de sus equipos) ataca. Es verdad que podríamos haber visto algo más, pero lo cierto es que la etapa fue bastante decepcionante para los espectadores.
La fuga del día tenía entre sus miembros a Hushovd, Roy y Moncoutie. Los tres fueron finalmente los más fuertes y lograron ser los tres primeros en meta. Roy atacó en el puerto del Aubisque y se fue solo por delante. Lo más emocionante del día, con bastante diferencia, fue ver cómo Hushovd y Moncoutie luchaban por detrás en una interesante persecución que terminó culminando el corredor noruego. Hushovd ganó la etapa y los elogios hacia él no deben ser tapados por las críticas a la falta de ambición y al conservadurismo de otros, o a las decisiones dudosas de la organización. El hecho de que ayer la etapa llegara a Lourdes tuvo un factor positivo, muy positivo, la enorme afluencia de público en meta y en todas las calles de la ciudad, demostrando de nuevo que el ciclismo goza de buena salud mal que les pese a algunos y a pesar de que no todo se esté haciendo a la perfección por parte de los organizadores.
No me siento con fuerza moral para criticar a los ciclistas que no atacaron ayer y reservaron fuerzas para la etapa de hoy. Sinceramente, el respeto que siento hacia todos y cada uno de ellos es mayor que la decepción de ayer. Es verdad que podíamos haber visto más ayer, pero todo lo daremos por bueno si hoy vivimos un gran espectáculo, que es lo que todos esperamos. La etapa de hoy llega a un puerto de gran entidad, Plateau de Beille, y será un gran día para ver cómo están los grandes favoritos al triunfo final. Los Schleck volverán a atacar de forma alternativa a Contador y al resto. Sobre el ciclista español, habrá que ver qué tal se encuentra de la rodilla y se logra tener el golpe de pedal característico en él. Samuel Sánchez volverá a buscar aprovecharse de que nadie le vigila tanto como se vigilan entre sí el resto de líderes.
Basso y Evans son otros nombres a tener en cuenta. Probablemente entre estos cinco salgan los tres del podio final, aunque es muy pronto aún para afirmar tal cosa. Acabo con otro elogio, esta vez para otro esprinter, José Joaquín Rojas. Ayer esprintó en el esprint intermedio y le mojó la oreja a Cavendish. Está luchando como un jabato por vestir en París el maillot verde y, tal y como dice él, cada día parece más claro que es un aspirante serio a lograr la regularidad. Excepcional rendimiento de Rojas en lo que va de Tour. Dice que luchará hasta el límite de sus fuerzas por el maillot verde. Cavendish y Gilbert intentarán hacerle frente, pero será precioso ver esta batalla. Sobre lo de hoy, esperamos ver muchas cosas y que no se cumpla aquello de "vísperas de mucho,días de nada".

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