Ayer tendría que haber sido la presentación de Alejandro Valverde como ciclista del Movistar y refuerzo de lujo para el equipo de Eusebio Unzúe que tan buena temporada hizo este año. La UCI echó atrás el acto ya que Valverde tiene sanción hasta el 1 de enero de 2012. Lo que no sabíamos es que la sanción era también extensible a un acto público en el que el corredor sea presentado y cuando la temporada ha terminado ya. Si a esta prohibición absurda unimos el hecho de que la UCI pusiera problemas a Valverde a la hora de entrenarse con el equipo en alguna ocasión, podemos pensar que este organismo está obsesionado con el ciclista murcinao. También se podría pensar que, cuando sancionan a alguien por dopaje (en este caso por intención de dopaje, o algo así) lo que preteden es fastidiarlo lo máximo posible, ponerle cuantas más trabas, mejor. Incomprensible.
Como todo el mundo sabe, el ciclismo no tiene ningún problema mayor que el hecho de que un ciclista sancionado sea presentado antes de haber cumplido su sanción. Gracias a la brillante gestión de McQuaid y compañía, el panorama de este deporte es tan maravilloso y excepcional que los dirigentes del ciclismo se pueden dedicar a este tipo de asuntos tan trascedentales. Ironías al margen, creo que será muy difícil que esto avance como a todos nos gustaría mientras estén al mando tipos como los que que están hoy en día. En cualquier caso, Valverde podrá volver a correr el año que viene y eso será lo más importante. Eso sí, la UCI ya ha pedido que se le haga un seguimiento especial. Debe de ser que quieren pillarle en un positivo, que se quedaron con las ganas cuando fue sancionado sin haber dado positivo en ningún caso. De locos.
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