El regreso de Valverde

Cuando comienzo a escribir esta entrada falta menos de una hora para que se dé la salida del Critérium que dará el pistoletazo de salida a la competición oficial. Australia vuelve a acoger el comienzo, aunque ya ha habido carreras en otros lugares como comenzaba ayer, y hacia allí miraremos los aficionados al ciclismo. Son muchos los ciclistas que comenzarán su temporada en el Tour Down Under, pero sin duda la atención estará centrada, en gran medida, en Alejandro Valverde. No tanto por lo que suceda en la competición, sino por el hecho en sí de que el corredor murciano regresará al ciclismo después de su sanción.
Dicen que agua pasada no mueve molino y es uno de los dichos más sensatos y sabios. De nada vale ofuscarse con cuestiones del pasado ni darle más vueltas a la sanción a la que tuvo que hacer frente Valverde. Está claro que el corredor español era en ese momento el líder del ránking UCI y la última carrera que le dejaron disputar la ganó. Naturalmente ser uno de los corredores más destacados del pelotón no puede ser bajo ningún concepto garantía de que, en caso de sospechas de dopaje no te puedan investigar igual que al resto, sólo faltaría, pero es que sucede en muchos casos que parece ser al revés, es decir, que por ser uno de los mejores del mundo los señores de la UCI y compañía buscan una sentencia ejemplarizante que demuestre que van a luchar contra el dopaje caiga quien caiga. Eso está muy bien, pero no se puede pasar por alto que las pruebas o indicios que se tengan contra un ciclista para sancionarle deben ser sólidos y consistentes. La sanción a Valverde nunca me parecio justa, pero prefiero pasar página y centrarme en ver qué puede dar de sí este magnífico ciclista en su regreso a la competición.
Valverde es un ganador nato y uno de esos corredores difíciles de contener que cuando se ve con fuerzas es incapaz de reservar fuerzas. Eso jugó en muchas ocasiones en su contra, pero también hizo que fuera uno de los ciclistas más queridos por la afición ya que era uno de los que nunca fallaba en el sentido de que, siempre que estaba con fuerzas, atacaba sin dudarlo y daba espectáculo. Su punta de velocidad es otro de sus fuertes. Muchos se preguntaron el año pasado cómo hubiera sido el duelo entre Gilbert y Valverde en las clásicas de primavera. El belga esuvo intratable el año pasado, pero el cara a cara entre él y el corredor murciano hubiera sido muy bonito de ver. Este año es muy probable, si la forma física de ambos está en condiciones cuando llegue la hora, que veamos ese duelo al que también estará invitado otro corredor excepcional que a mí personalmente me encanta: Peter Sagan.
Valverde buscará este año triunfos en las clásicas y hará bien, ya que sería un error grave desaprovechar sus muchas cualidades que le hacen idóneo para este tipo de carreras. Además de eso, será el líder del Movistar en el Tour de Francia. La ronda gala ya son palabras mayores. Si todo va bien, allí se verán las caras, entre otros, el vigente campeón, Cadel Evans, el eterno aspirante, Andy Schleck, acompañado de su hermano y el mejor ciclista del mundo en carreras de tres semanas, Alberto Contador. El nivel de exigencia de la carrera francesa es enorme. ¿Puede Alejandro Valverde aspirar a hacer podio en el Tour? ¿Y a ganarlo? Si ya había opiniones para todos los gustos hace dos años, cuando Valverder estaba en plenitud y lograba día sí, día también grandes victorias, hoy la pregunta resulta todavía más difícil de responder.
Yo soy de los que pienso que Valverde sí puede volver a rendir a un gran nivel, pero tanto tiempo de ausencia en el pelotón, en la alta competición, hará que su retorno no sea sencillo. Sólo hay una forma de salir de dudas: ver correr al ciclista y comprobar si es capaz de recuperar el ritmo de competición. Yo, ya digo, soy optimista. El Tour de este año tiene muchos kilómetros de contrarreloj. Eso, se mire por donde se mire, beneficia a los corredores especialistas en la lucha contra el crono. Valverde no es uno de ellos. No falta quien interpreta este peso notable de las cronos en el Tour como un intento por parte de sus organizadores de hacer que las etapas de montaña sean más espectaculares y más moviditas. Según esta teoría, que también tiene su lógica, los escaladores deberán aprovechar las etapas de alta montaña ya que saben que luego lo pasarán mal en las cronos. Sería una forma de evitar esas escenas de un grupo grande de corredores pasando a un ritmo más bien lento los grandes puertos de la carrera francesa. Visto así, puede traer cosas buenas, pero creo que es una exageración el largo kilometraje de cronos en el Tour, los pocos finales en alto y las muchas etapas llanas en las que, a priori, no pasará nada del otro mundo.
Este comentario sobre el recorrido del Tour se debe a que para medir las opciones de un ciclista en una carrera no basta con ver de qué carrera se trata y cómo es ese ciclista. El Tour es el Tour, sí, pero ha habido Tours más montañosos, otros con más cronos. Preguntado Miguel Indurain esta semana sobre qué opciones tendría él en la Vuelta Ciclista a España de este año como corredor, el campeón navarro dijo claramente que se centraría en el Giro y en el Tour, porque el recorrido no le va nada. Indurain hubiera gozado con el recorrido del Tour de este año, por seguir con ese juego de comparaciones. Los tiempos cambian, en todo caso. Sí es importante destacar que cuando decimos que tal o cual corredor tiene un Tour en las piernas a veces no valoramos suficientemente la importancia que tiene también el recorrido de la edición del Tour de ese año. Aún con eso, creo que Valverde puede rendir a un gran nivel en la temporada de su regreso.

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