Peor, imposible

Ayer el TAS anunció que, otra vez, se pospone la resolución del caso Contador hasta la última semana de enero. Estaba previsto que fuera esta semana cuando se conociera la sentencia, pero el Tribunal de Arbitraje Deportivo ha vuelto a alargar el caso. Esta vez no parece culpa suya, sino de las malas lenguas provenientes de la UCI y la AMA que dudaron sobre la imparcialidad del jurado que está al frente del caso. ¿Sus razones? Que el presidente del tribunal viajó a España en el pasado y que el Saxo Bank realizó una concentración de pretemporada en Israel, país de origen de este abogado. Por supuesto, estas sospechasno tienen ni pies ni cabeza. Los que las lanzan están jugando sucio y lo saben. Presionan al tribunal para que les dé la razón y, si el TAS decide absolver a Contador, así tendrán ya inventado el argumento para desacreditar la sentencia. Lamentable.

En este caso se han hecho muchas cosas mal por parte de mucha gente. Con diferencias y en distintos grados, ni la UCI, ni la AMA, ni el TAS ni la Real Federación Española de Ciclismo han estado a la altura. La federación nacional absolvió a Contador, pero después de proponer para él un año de sanción y con continuar filtraciones a la prensa que hicieron que casi el último en enterarse de esas decisiones fuera el propio ciclista afectado. El TAs ha alargado esto más de la cuenta. Es cierto que el caso es complicado, pero siempre llegará un momento en el que no valga de mucho ya darle mil vueltas más al asunto. Lo que está en cuestión es si se interpreta la letra de la norma, en cuyo caso Contador sería sancionado, o el espíritu de la misma y el sentido común. Ya está. Por supuesta la Agencia Mundial Antidopaje tampoco ha actuado correctamente en este caso. Lo de la UCI, como casi siempre, merece ser tratado aparte.

Los dirigentes de la Unión Ciclista Internacional han demostrado ya sobradamente su incompetencia, pero en este caso están empezando también a dejar ver su maldad. Lanzar sospechas sobre la imparcialidad del tribunal del TAS que está llevando el caso Contador es practicar juego sucio. Nadie duda de que el dopaje hace mucho daño al ciclismo y de que hay que combatirlo, pero cada vez son menos también los que dudan del mucho daño que están provocando McQuaid y compañía a este deporte. Cuando a veces se dice que el ciclismo tiene al enemigo en casa no sólo se habla de los ciclistas tramposos que se dopan, que también, sino de estos responsables que no podían actuar de forma más torpe y dañina.

Con el caso Contador sucede que a uno le dan ganas de preguntar ¿dónde está la cámara? porque piensa que esto no puede ser otra cosa que una inocentada con cámara oculta. Como inocentada no tendría ninguna gracia, pero como demostración de la realidad tiene también bastante poca. Se ven muchos intereses en todo esto, se ve mucha torpeza, muchas actuaciones irracionales, mucha incompetencia, mucha indefensión del ciclista. Esto no puede seguir así y, antes o después, alguien debería gritar basta. La chapuza del caso Contador no es la única, ni mucho menos, que hemos visto en los últimos años. Sí es la que adquiere más presencia mediática por tratarse de quien se trata. Si al menor sirviera para que se cambiaran las normas que no tienen ningún sentido y para que se cambie la forma de actuar en este tipo de casos, habríamos ganado algo. Dudo que sea así. Mientras tanto, Alberto Contador, que se ha dejado un millón de euros en pagar su defensa y seguramente tambien muchas horas de sueño, sigue esperando a que esta gente tenga a bien pronunciarse. Patético.

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