Ocho años de la muerte de Pantani



Marco Pantani falleció el 14 de febrero del 2004. El Pirata, como se conocía a este espectacular e irrepetible escalador, murió en la habitación de un hotel. Padecía una depresión y se encontró su cuerpo rodeado de cajas de ansiolíticos y sedantes. Pantani era único sobre la bicicleta por muchísimos motivos. Empezando por lo más intrascendente, su aspecto físico tan particular (calvo, con perilla, con pendientes), y siguiendo, sobre todo, por su forma de correr. Siempre al ataque. El hombre que esprintaba en las montañas, se dice hoy de él en el merecido homenaje al Pantani ciclista, que que brilló con luz propia y destacó por encima del resto. Bailaba encima de la bicicleta en los duros puertos y desataba las pasiones de los aficionados al ciclismo, en especial de los italianos que le veneraban (y veneran) como el grande que fue.



Ganó el Tour de 1998, carrera en la que protagonizó uno de sus momentos más recordados: el ataque en el Galibier bajo la lluvia. Una escena de ciclismo épico, puro, sensacional. Ese año también ganó el Giro. En 1997 había sido ya rey de la montaña en el Tour. En 1999, en lo alto de la cima deportiva, fue expulsado del Giro de Italia por verse involucrado en una trama de dopaje. Ahí comenzó su descenso a los infiernos, o al menos ahí empezamos todos a ser conscientes de este descenso. Volvió al ciclismo y, debido a su innegable raza y grandeza, ganó dos etapas en el Tour del año 2000, pero ya costaba más reconocer al enorme ciclista de antaño. Murió en 2004. Sigue siendo, por méritos propios, una leyenda de este deporte.





Escalador puro, tal vez no haya habido desde entonces muchos como él. Ha habido, y habrá, grandes escaladores, pero hay que añadir también ese valor intagible que no se mide con victorias o segundos de ventaja que es el carisma, por decirlo de algún modo, del deportista. Pantani enamoraba a todos los aficionados al ciclismo. Algo simlar sucedía con el gran Chava Jiménez, quien también falleció joven y compartía con Pantani además su forma espectacular de entender el ciclismo que tanto agradecíamos todos los aficionados. Tal vez lo ocurrido en el Tour 2000l, aunque atrás habían quedado ya sus días más gloriosos, resuma muy bien cómo era Pantani. Ganó una etapa de montaña del Tour en la que escapó junto a Lance Armstrong. El americano le cedió la victoria, pero El Pirata no se lo tomó a bien. Con mucho orgullo, pero también con mucha razón, el italiano no aceptaba que nadie le regalara ningún triunfo, ya que él se valía solito para vencer. Como gran campeón que era, Pantani ganó en esa edición del Tour otra etapa para dejar claro que no necesitaba regalos. En todo caso, Armstrong demostró así que él también compartía la admiración y el máximo respeto al ciclista italiano. Muy triste fue su fallecimiento y su historia, esa historia lamentablemente común de personas que muy jóvenes triufan y saborean las mieles del éxito, pero no son capaces de asumirlo adecuadamente. El Pirata falleció muy joven y dejó desolados a los aficionados, a sus amigos y a su familia. Recordémosle encima de una bicicleta. ¿Qué mejor forma hay de hacerlo?

Comentarios