Qué mala es la envidia

Nuestros amigos franceses, como era de prever, han visto en la incoherente sentencia del TAS contra Contador como un argumento más a su favor, a favor de su tesis profunda, seria y contrastada de que todos los triunfos del deporte español se deben al dopaje. Desde pequeños a todos nos decían que la envidia es muy mala y parece claro que un sector importante de la prensa francesa, tal vez también de su sociedad, vive instalado en esa envidia. Supongo que tiene que ser muy duro que un españolito te gane un Rolland Garros tras otro mientras los tuyos no rascan bola, o que desde 2006 sólo un Tour no haya sido para un español (ahora ya dos gracias al TAS). No sólo eso, sino que encima no hay ningún deportista francés que tenga la más mínima posibilidad de lograrlo. Sí, debe de ser duro. Parece que se quieren mucho a sí mismos y les cuesta entender que los vecinos pobres y atrasados del otro lado de los Pirineos les superen con claridad en la práctica totalidad de las pruebas deportivas en las que se enfrentan. Pero, como dirían ellos, c´est la vie.

Los guiñoles del Canal+ francés se han cubierto de gloria al insinuar de forma grotesca que el éxito (los éxitos, que son muchos) del deporte español se debe al dopaje. Pau Gasol tuiteó ayer de forma excelente su respuesta a esta intolerable insidia: "los españoles no ganamos por casualidad, eso es cierto. Apuntad las claves de nuestro éxito: talento, esfuerzo, perseverancia y humildad". Una de las cosas buenas que tiene Twitter es que en ocasiones podemos afirmar eso de "no se podía haberlo dicho mejor con menos palabras". Así es. Comprendo que sea más sencillo pensar que todos y cada uno de los logros del deporte español se deben a que los españoles hacen trampas, pero va a ser que no. Cuando en 2008, por una turbia operación contra Astaná que afectó directamente a Contador, el pinteño no pudo correr el Tour a los franceses les salió el tiro por la culata: la Grande Boucle la ganó Carlos Sastre y, para rematar la faena, fue un año redondo para el ciclismo español, ya que Contador ganó el Giro y el Tour, mientras que Samuel Sánchez se proclamó campeón olímpico.

Hay mucha envidia en Francia y ese defecto feísimo debería quedar fuera de lo que es el deporte. El deporte, el ciclismo en concreto, pero el resto de deportes también, es otra cosa. Es aplaudir al mejor, sea cual sea su nacionalidad. El deporte no es hartarte del gran campeón del momento y odiarle descaradamente como hacen cn cierta frecuencia los amigos del sur ( sucedió con Armstrong, Contador, etc). Francia significa mucho para el ciclismo porque allí hay una maravillosa afición a este deporte y porque allí está la carrera más importante del mundo. Pero, como nadie es perfecto, estos días estamos viendo que allí también hay un grupo considerable de bocazas estúpidos. Vamos a terminar pensando que envidia en francés se dice "sport espagnol".

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