Y van dos para Cavendish


Mark Cavendish ganó ayer la quinta etapa del Giro de Italia. El esprinter británico consiguió así su segunda victoria en esta edición. Fue una volata sin accidentes ni sustos, al diferencia de las vistas hasta ahora. El campeón del mundo volvió a demostrar que, a día de hoy, es el mejor velocista del pelotón internacional. Ganó con solvencia y lo festejó con los brazos en alto. Tendrá más ocasiones en el futuro, puesto que hay más etapas llanas en lo que queda de Giro. No concretamente hoy, puesto que sexta etapa que hoy afrontan los corredores, de 210 kilómetros entre Urbino y Porto Sant´ElPidio presenta un perfil rompepiernas, con zonas de sterrato y con subidas a un puerto de segunda (Passo della Capella), y tres de tercera (Cingoli, Montelupone y Montegranaro). El último puerto de tercera está a 25 kilómetros de meta, pero aún quedarán cotas no puntuables que invitan a pensar en que hoy puede ser un día para otro tipo de corredores distintos a los velocistas. Por ejemplo, apuntemos el nombre de Ángel Vicioso o Visconti. Veremos.

En cualquier caso, la etapa de ayer siguió el guión típico de las etapas llanas. Una escapada, esta vez de cuatro hombres (De Marchi, De Negri, Kaisen y Bulgac), que terminó siendo abortada. Quien más aguantó en cabeza de los cuatro fue De Marchi, cuya aventura llegó hasta  que faltaban 20 kilómetros para la línea de meta. Los equipos de los esprinters y el Liquigas marcaron el ritmo en el pelotón y, como suele suceder en estos casos, jugaron con los fugados sabiendo perfectamente que podían echarles mano casi cuando decidieran según apretaran más o menos. Es casi imposible romper la tiranía del pelotón dominado por los equipos de los hombres rápidos en las etapas llanas.

Una de las imágenes que nos dejó ayer la etapa fueron los nuevos problemas de Taylor Phinney. El joven corredor del BMC que ganó la primera etapa y vistió la maglia rosa hasta la crono por equipos volvió a caerse y perdió 12 minutos en meta. Tiene muy mala pinta y no sé si podrá seguir en carrera mucho más tiempo. Una lástima. El estadounidense ha vivido en los pocos días que llevamos de Giro la cara más amable del ciclismo -la victoria, el éxito- pero también la más amarga con las caídas y los constantes problemas que ha tenido en las etapas pasadas. Veremos qué sucede y hasta dónde llega, pero también da la sensación de que, además de la mala suerte, está algo nervioso y no del todo metido en carrera. Han sido varias contrariedades que quizás le han afectado demasiado. Eso y el daño físico por las caídas, por supuesto, que no debe de ser fácil montar en bici y pegarse esas palizas de 200 kilómetros dando pedales con un tobillo dolorido e inflamado.

Si la de Phinney es la imagen triste de la etapa de ayer, quiero cerrar la entrada de hoy con una especialmente tierna y bonita. Ayer Cavendish ganó la etapa y en la meta le esperaba su pareja y su hija Delaila que nació hace apenas unas semanas. Ayer vimos a Cavendish muy feliz en el podio festejando la victoria junto a su hija. Dijo que "no hay mejor sensación que celebrarlo con mi hija". Viéndole la cara no hace falta que lo jure. Con esta foto tierna acabo la crónica de la etapa de ayer. Recuerdo que la etapa de hoy cambia ya el escenario antes del primer final en alto de mañana.




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