Tour de Francia: Faltan 3 días

Todos los caminos llevan a Lieja. Tras la disputa de los campeonatos nacionales este pasado fin de semana y a falta de tan sólo tres días para el comienzo del Tour de Francia, las charlas de los aficionados al ciclismo pasan de forma irremediable por el inicio de la Grande Boucle. Lo clásico en las previas a las grandes carreras: las quinielas sobre quiénes parten como favoritos, qué corredores pueden ser la sorpresa del Tour, qué equipos llegan en mejor forma, cómo valoramos el recorrido, en qué partes de la carrera pensamos que se puede decidir la general final... De todo ello hablaremos en los próximos días en el blog antes del comienzo del Tour en Lieja. la ciudad belga volverá a ser escenario de un gran evento ciclista y respirará esa pasión por el deporte de la bicicleta que tan claramente apreciamos en la temporada de clásicas. Allí se disputará la etapa prólogo de la ronda francesa y por tierras belgas se rodarán los primers kilómetros de etapas en línea en unas primeras etapas que prometen ser de alta tensión y mucho riesgo.

Hoy nos centraremos en algunos ciclistas que están llamados a ser protagonistas de la ronda gala. Sí, yo también soy de la opinión de que el Tour de este año se presenta como un cara a cara entre el australiano Cadel Evans y el británico Bradley Wiggins. Los dos parten como claros favoritos por distintas razones. Wiggins ha arrasado en las carreras disputadas desde el comienzo de la temporada y ha exhibido un nivel que le hace prácticamente invencible. Además cuenta con un bloque compacto y muy potente. El Sky acredita una fortaleza no vista en varios años en un equipo ciclista. Hay quien afirma que habría que remontarse a los tiempos del US Postal de Arsmtrong y probablemente tienen razón.

La clave para situar a Wiggins como favorito es su excepcional estado de forma, pero ese mismo aspecto es también el que genera dudas sobre su rendimiento en el Tour. ¿Aguantará en ese pico de forma hasta el final del Tour o pagará los esfuerzos previos? ¿Se puede aguantar en un nivel tan alto durante tantos meses? El británico ha ganado la París-Niza, el Tour de Romandía y el Critérium del Dauphiné Liberé con acreditada solvencia, pero muchos se preguntan si su actual estado de forma le llegará hasta los momentos decisivos de la ronda gala. No es sencillo mantenerse a un nivel tan alto durante tanto tiempo y por eso considero que las dudas sobre el claro favoritismo de Wiggins que algunos presentan son fundadas. Está claro que si en el Tour de Francia vemos al Wiggins que hemos visto en lo que va de temporada es el candidato número uno a ganar la carrera francesa. Más teniendo a su lado un bloque tan solvente y siendo ésta la edición del Tour con más kilómetros contrarreloj (más de 100) desde 2007.

Parece claro que el Tour se decidirá en las etapas cronometradas. La organización del Tour afirma que el recorrido de esta edición está pensado para forzar a los escaladores a atacar de lejos, sabedores de que perderán auténticas minutadas en las dos cronos largas de la carrera. Dicen también que buscan que haya opciones para muchos corredores y que sea una carrera abierta hasta el final. Probablemente lo consigan, pero puede que se les haya ido la mano con los kilómetros contrarreloj y finalmente se cumpla lo que casi todo el mundo augura para este Tour: que las cronos serán decisivas y los especialistas parten con una ventaja notable con respecto a los escaladores, al contrario que lo visto en ediciones anteriores.

Tantos kilómetros contra el reloj van de algún modo en la dirección contraria a la evolución que parecían seguir el Tour y el conjunto de las tres grandes vueltas en los últimos años. A eso se une que sólo habrá tres finales en alto. Es cierto que hay montaña en estos 21 días que tendremos por delante, pero me da la sensación de que quizás el Tour está algo descompensado, algo desequilibrado. Así como la Vuelta de este año es descaradamente favorable para los escaladores, en el Tour se corre el riesgo de que las cronos jueguen un papel súper decisivo y en ellas se marquen distancias enormes que casi maten la emoción de la carrera. Puede suceder, por el contrario, lo que esperan los organizadores: que esta gran cantidad de kilómetros contrarreloj lleven a los hombres que peor lo pasan en las etapas cronometradas y que tienen su hábitat en la montaña a buscar cada oportunidad para sacar tiempo y atacar desde lejos. Lo veremos. En todo caso el Tour presenta demasiados kilómetros contrarreloj, al menos para mi gusto, pero también nos ofrece muchas etapas en las que la valentía y las fuerzas de los corredores pueden ofrecer un gran espectáculo.

Cadel Evans es favorito porque es el vigente ganador del Tour, porque es el único corredor de los que serán de la partida en Lieja que ha ganado una Grande Boucle y porque su experiencia y su preparación de cara a esta carrera invitan a situarle como gran favorito también para la victoria. Con Wiggins tenemos las dudas de su aguantará tanto tiempo con un estado de forma sobresaliente; pues bien, con Evans tenemos claro que mejorará mucho en relación a lo ofrecido en el Dauphiné Liberé y que llegará a los momentos decisivos de este Tour en condiciones óptimas.

¿Será un duelo a dos esta carrera? Eso dependerá de los dos hombres que, a priori, parten como grandes favoritos en todas las apuestas de los aficionados, pero también, y muy especialmente, de un grupo de corredores que no llegan con la vitola de favoritos, pero sí con la legítima aspiración de hacer algo grande en la ronda gala y, por qué no, de intentar dar la sorpresa. De entrada, Evans y Wiggins están un punto por encima de esos otros hombres, pero no hay duda de que Nibali, Menchov, Hesjedal, Van den Broeck o Gesink tendrán mucho que decir en esta carrera. Hablo de esos cinco corredores como podría hablar de otros tantos ciclistas que, de entrada, no cuentan en las quinielas para ganar el Tour pero podrían buscar la sorpresa si se encuentran en condiciones para dar batalla. Ahí incluiríamos a Samuel Sánchez, que casi nunca falla y ya ha demostrado sobradamente que puede estar en la parte noble de un Tour de Francia y meterse en el grupo de los elegidos, en la pomada; y a Alejandro Valverde, a quien los más de 100 kilómetros contrarreloj le perjudican mucho y le alejan de la victoria final de la carrera, pero que sin duda aspirará a entrar en el podio y nos puede dejar grandes alegrías.

En resumen, yo sí soy de los que piensa que las cronos determinarán el ganador final de este Tour y también de los que considera que Wiggins y Evans parten como los dos grandes favoritos con clara ventaja respecto al resto de aspirantes. Igualmente recuerdo que el Tour es siempre el Tour, una carrera intensa, única y trepidante que puede ofrecernos sorpresas y que seguro que nos hará disfrutar estos días. Ojalá sea una carrera tan abierta como auguran muchos y deseamos todos, porque ese adjetivo es de los mejores que se puede aplicar a una carrera ciclista, ya que garantiza espectáculo, alternativas, batallas tácticas y emoción.

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