Gilbert, Boasson Hagen y Valverde, podio del Mundial


Philippe Gilbert es el nuevo campeón del mundo. Ha ganado el Mundial de Limburgo con autoridad, la del ciclista imperial que no tiene rival en los cuestas como el Cauberg donde se ha decidido esta precisa cita en Holanda, la del corredor excepcional que es, la del favorito número uno que era para vencer este Mundial que le iba como anillo al dedo. Estaba intratable, ha vuelto a exhibir todo su potencial y nadie ha podido seguirle en su ataque descomunal en la última subida al Cuaberg. Sin duda otros corredores merecerían también haber ganado este Mundial (nuestro Valverde, tercero, el primero de ellos) pero nadie lo merece más que Gilbert. Él es el justo e inapelable ganador de esta preciosa carrera porque ha sido el mejor y él honrará y dará lustre al maillot arcoiris durante la próxima temporada. Sólo cabe rendir pleitesía al emperador de las carreras de un día que ya en la Vuelta mostró en qué estaba pensando: conseguir esta formidable victoria.
 
Gilbert es quizás el mejor corredor del mundo en carreras de este tipo y el recorrido del Mundial de este año, muy de clásica y con tramos idénticos al de la Amstel Gold Race se adecuaba perfectamente a sus características. Este año durante gran parte de la temporada no se encontró fino y se le resistía la victoria tras su apabullante temporada pasada. Uno de los mejores clasicómanos del mundo lo pasó mal al comienzo de este 2012, pero poco a poco ha ido recuperando su mejor versión. Se adjudicó dos etapas en la Vuelta, donde se preparó a conciencia con el objetivo de procalarme campeón del mundo. Y lo ha logrado. Por este oro  brillante y la forma de conseguirlo, imponiendo su poderío en la última subida al Cauberg (todos intuían que iba a acatar, pero a ver quién es capaz de seguirle) hay que quitarse el sombre ante el corredor belga.
 
España lo ha tenido cerca, muy cerca. La mejor demostración del estado de salud del que goza el ciclismo español es que un bronce casi nos sabe a poco y que incluso con un resultado tan sobresaliente nos queda en parte esa espinita de no haber logrado la victoria. Alejandro Valverde llegó con cierta rabia a meta porque se encontraba fuerte y cree que se le ha escapado una gran ocasión de ganar el Mundial por fin. Con el bronce de hoy ya ha subido cuatro veces al podio de los Mundiales: dos platas y dos bronces. Se le resiste el oro, pero el murciano es de los que no se rinde y su clase y entrega merecen ser reconocidos con un maillot arcoiris. Ganar un Mundial es extraordinariamente complicado y, en este caso concreto, Gilbert no ha dado opciones al resto.
 
Mucho se habla de la estrategia del equipo español en esta carrera. Metió a Pablo Lastras en la primera escapa, luego se unió al grupo de cabeza Juan Antonio Flecha con un nuevo movimiento y más tarde entró Alberto Contador en un grupo de 24 corredores que fue cabeza de carrera durante varios kilómetros pero sin llegar a distanciarse lo suficiente del pelotón como para pensar en sorpresas. Después, Samuel Sánchez y Dani Moreno también se movieron en otros momentos. Muy activos los nuestros, siendo protagonistas en todo momento, endureciendo la carrera y dando imagen de equipo sólido. Todo eso es digno de elogio. ¿Hay algún pero? Probablemente los haya. Desde luego, llegada la hora de la verdad, fue la potente selección belga la que estuvo ahí y sentenció el Mundial, mientras los nuestros no reaccionaron bien en el momento decisivo de la carrera.
 
Antes de atacar Gilbert había endurecido la carrera el italiano Paolini acelerando la marcha y, mientras los nuestros perdieron la buena colocación que hasta ese momento habían tenido y les entraron las dudas, hubo hasta cuatro ciclistas belgas en cabeza. Ahí es donde teníamos que haber estado y no estuvimos. Atacó Gilbert y se terminó la historia, aunque luego reaccionó Valverde intentado cazar al belga. 
 
En meta ha habido cierta polémica por las declaraciones de Óscar Freire y Valverde ante la prensa. El cántabro, que hoy se retira en principio y al que sin duda hemos de homenajear como el mejor clasicómano y esprinter de la historia del ciclismo en nuestro país, como un corredor único e irrepetible, ha sido décimo en meta. Y no ha llegado contento porque, según él, Valverde debería haberle esperado en ese momento crucial del ataque de Gilbert en el Cauberg para luego llevarle a su rueda e intentar batirle al esprint. Freire nunca ha tenido pelos en la lengua y siempre dice lo que piensa.  Está en su derecho de pensar así y habrá que ver cuál era la táctica del seleccionador José Luis de Santos, pero fuera cual fuera, y desde el respeto y la admiración al ciclista cántabro, no comparto sus quejas. Valverde en meta ha dicho que cuando atacó Gilbert estaba muy atrás y que se quedó un rato pendiente de Freire en lugar de responder al ataque del belga. Si no le hubiera esperado, vino a decir, quizás hubiera ganado el Mundial.
 
No es sencillo tener a tantos líderes en un mismo equipo. Es casi un milagro que una formación con Purito, Valverde, Contador, Samuel Sánchez y Alejandro Valverde funcione como tal. No por nada, sino porque son estrellas y corredores que en cualquier selección serían líderes, ciclistas con legítimas y lógicas aspiraciones en un recorrido como éste (al asturiano le quitamos de esta lista porque físicamente ha llegado más justo que el resto por su lesión de la que sale). En esa situación concreta de carrera, no tiene ni pies ni cabeza (o así lo veo yo) que Valverde, el único de los nuestros capaz de intentar aguantar el tipo ante el ataque de Gilbert en el Cauberg o luego intentar darle caza hasta meta, pare para tirar de otro ciclista, en este caso de Freire. No entiendo esa táctica. Comprendo la queja de Freire, por supuesto, y es obvio que el cántabro venía ahí (ha sido décimo finalmente), pero considero que en ese momento Valverde no tiene que estar para esperar a nadie, porque se va el caballo. Aún entregándose en cuerpo y alma a intentar evitarlo quizás se hubiera ido de todas formas.
 
Cada vez tengo más claro que, salvo raras excepciones, en ciclismo es muy dificíl de gestionar eso de llevar varios líderes a una carrera. No suele salir bien. Creo que hay que tener claros los roles y una jerarquía que luego la carrera y el rendimiento de cada uno puede desmentir, pero que debe estar bien planificada. Es lo que comentábamos de los gallos en el mismo corral. Y no es esto una crítica al seleccionador ni a ninguno de los ciclistas, sobre todo porque han hecho un gran trabajo y han logrado un bronce, que no es un logro menor en un Mundial. Es sólo una reflexión. La polémica de Freire y Valverde sobre ese momento decisivo de la carrera refleja a la perfección el conflicto que puede suponer no tener un líder claro. Es algo muy difícil de gestionar.
 
Sensacional el tercer puesto de Valverde, que debe estar contento pese a la rabia de no haber logrado el oro. Su resultado es magnífico y, además, este Mundial lo ha ganado el mejor. Philippe Gilbert es el merecido y dignísimo ganador del Mundial. Llevará los colores del arcoiris en el emblemático maillot que así acredita al campeón del mundo durante toda la próxima temporada. Una mención merece también el noruego Edvald Boasson Hagen, que ha logrado la plata. También entraba en las quinielas y ahí ha estado en el momento de la verdad. Se le ha visto radiante en el podio y no es para menos.
 
Así ha sido la clasificación de este Mundial:
1 Philippe GILBERT BEL 6:10:41
2 Edvald BOASSON HAGEN NOR 4
3 Alejandro VALVERDE BELMONTE ESP 5
4 John DEGENKOLB GER 5
5 Lars BOOM NED 5
6 Allan DAVIS AUS 5
7 Thomas VOECKLER FRA 5
8 Ramunas NAVARDAUSKAS LTU 5
9 Sergio Luis HENAO MONTOYA COL 5
10 Oscar FREIRE GOMEZ ESP 5

Comentarios