Lo mejor del Giro 2013

Muchos protagonistas y momentos especiales nos ha dejado este Giro de Italia 2013. Una ronda transalpina que comenzó en Nápoles con un bello escenario de playa que no hacía presagiar el mal tiempo que acompañaría a la carrera en su viaje por Italia. Mark Cavendish fue el primer líder al ganar la volata de la primera etapa. Escena que se repetiría hasta en otras cuatro ocasiones para un total de cinco victorias parciales para el velocista británico. Fue el pistoletazo de salida a una carrera trepidante que nos regaló emoción y, como es costumbre en el Giro, ausencia de etapas anodinas. En todas, o en casi todas, pasó algo relevante y atractivo. 

Como decíamos ayer, Vincenzo Nibaliha sido el gran dominador de la carrera. El año pasado, el Giro se resolvió por un puñado de segundos en la última etapa contrarreloj, donde Hesjedal le arrebató la maglia rosa final a Purito Rodríguez. Un mano a mano muy igualado entre el canadiense y el español. Nada que ver con la edición de este año, que se ha parecido bastante más, salvando las distancias, a la corsa rosa del 2011, aquella en la que Contador arrolló a sus rivales sin piedad, les pasó por encima con enorme superioridad. No ha llegado a tanto Nibali este año, pero cerca ha estado. En ningún momento estuvo en peligro el triunfo final del corredor del Astana, que con este Giro se consagra como uno de los grandes corredores del pelotón internacional. 

La imagen de arriba corresponde al que probablemente sea el momento más destacado del Giro 2013. La extraordinaria exhibición de Nibali en la ascensión a Tres Cimas del Lavadero. Bajo la nieve, El Tiburón dio un recital. Tenía la general sentenciada y, por lo tanto, ninguna necesidad de atacar a sus rivales. Pero su concepción del ciclismo no casa con el espíritu conservador. Por eso atacó yendo líder para protagonizar esta gesta memorable. La estampa del Giro 2013 y, quizá, la estampa ciclista de la temporada. Seguro que, al menos, una de las imágenes más espectaculares del año. Atacó por eso y porque quería demostrar lo que es el ciclismo, reconciliar a todo el mundo con este bello deporte que el día anterior había recibido un mazazo en forma de positivo por EPO de Danilo Di Luca. El momento más triste del Giro. Nibali, en efecto, demostró al tiempo lo maravilloso que es este deporte y el brillante y talentoso corredor que es. 


En las victorias parciales, el rey del Giro, como decimos, ha sido Mark Cavendish. El esprinter del Omega Pharma-Quick Step llegó durante la carrera italiana a la mágica cifra de 100 victorias como profesional. Suma y sigue. Él lo declaró al terminar la corsa rosa: "soy insaciable". En efecto, es uno de esos ciclistas que siempre quiere más y más victorias. Cuando consigue una, está ya hojeando el libro de ruta a ver cuándo puede lograr la siguiente. Y así en un bucle sin fin, en un círculo virtuoso sólo al alcance de unos pocos corredores legendarios. Él lleva mucho tiempo construyéndose a base de victorias su lugar en el Olimpo ciclista. Dos etapas conquistó Nibali (la cronoescalada y la mencionada tappone de Tres Cimas del Lavadero). Tatimbién repitió Giovanni Visconti (Movistar) con su triunfo en el Galibier y el de la decimoséptima etapa. Belokv, Degenkolb, Battaglin, Santanbroggio, Hansen, Sky (CRE), Rigoberto Urán,  Luca Paolini y Alex Dowsset han sido los otros ganadores de etapa de este Giro 2013. 


El equipo Movistar se ha ganado a pulso su presencia en un lugar destacado de todos los resúmenes de la corsa rosa. Su actuación ha sido impecable. Por victorias, naturalmente, que al final son siempre las que determinan la frontera entre éxito y fracaso, pero también por actitud, ambición y entrega. No se puede poner la más mínima pega al Giro del conjunto español. Desde el primer día han tenido presencia en fugas. En aquella primera etapa fue Visconti quien se metió en la escapada del día, logrando coger puntos de la clasificación de montaña. Mantuvo el liderato en esta clasificación durante las primeras etapas, lo que diopresencia en el podio al Movistar. La maglia azzurra que vistió en esas primeras etapas era un anticipo del soberbio Giro del corredor italiano de la escuadra telefónica.

Pero la fiesta no había hecho nada más que comenzar. El equipo de Eusebio Unzué fue segundo en la crono por escuadras, sólo superado por el Sky. Un día antes de la contrarreloj individual larga, Beñat Intxausti se colocó líder y se enfundó la túnica sagrada, esa maglia rosa que distingue al líder de la carrera. Sólo la conservó un día, pues perdió ese puesto de privilegio en la crono, pero la inmensa alegría que dio verle vestido de rosa en el Giro no nos la quita nadie. Y además, la etapa cronometrada la ganó Alex Dowsset. El británico del Movistar fue el más rápido. 

Con lo visto hasta entonces se podría decir que el Movistar ya había hecho un Giro muy completo, pero querían más. Y lograron más. Sus corredores siguieron metiéndose en fugas (Herrada, Lastras...) y las victorias llegaron en una sucesión de tres días prodigiosos. Visconti ganó en el Galibier, una etapa que tuvo cierto lío inicial por el plantón de los corredores, que decidieron marchar a paso tranquilo en el primer puerto del día. Nieve, cambios de recorridos, temor al fuera de control y frío provocaron esta decisión muy discutida de los ciclistas. Yo ya dije lo que pensaba en su día, que había que entender su postura y ser algo más comprensivos con ellos. En cualquier caso, la grandeza de este deporte se impuso una vez a las polémicas (que son bienvenidas cuando se trata de cuestiones estrictamente deportivas) y Visconti ganó bajo la nieve en el Galibier. Tras esa etapa, día de descanso, y después, de seguido: triunfo de Beñat Intxausti y nueva victoria para el Movistar, esta vez a cargo de Visconti. ¡Tres etapas seguidas! La guinda la puso Intxausti con su octava plaza en la general. El premio al trabajo bien hecho son estos resultados excelentes del equipo español. 


El ciclismo colombiano en su conjunto, personalizado en corredores como Rigoberto Urán, brilló con luz propia en el Giro. El equipo Colombia no logró la deseada etapa, pero sus corredores fueron los grandes animadores de casi todas las etapas, sobre todo cuando la carretera se empinaba hacia arriba. La retirada de Wiggins dejó a Urán como líder de equipo y no defraudó. Victoria de etapa (aún con Wiggins en liza) y segundo puesto en la general. Carlos Alberto Betancur (Ag2r) tuvo presencia constante en la carrera y eso le valió para ser el mejor joven (maglia bianca). Fabio Duarte y Darwin Atapuma (Colombia) también estuvieron delante en todo momento en las etapas de montaña. Lo dicho, el resurgir triunfal del ciclismo colombiano que venimos presenciando desde el comienzo de temporada ha explotado definitivamente en el Giro. Colombia es por primera vez líder en la clasificación por países del ranking World Tour. 

Hablando de jóvenes ciclistas, de revelaciones de este Giro, hay varios nombres que no podemos dejar de reseñar aquí. Dos gregarios de lujo que han tenido sendos corredores italianos en sus equipos. Habló de Kangert en el Astana (impecable Giro al servicio de Nibali) y Niemiec en el Lampre al lado de Scarponi (séptimo clasificado el ciclista polaco). Y es que, además del ciclismo colombiano, hay que hablar muy mucho del polaco, porque Niemiec no ha sido el único corredor de Polonia que ha rendido a un alto nivel en este Giro. Rafa Majka, escalador del Saxo-Tinkoff, ha sido séptimo en la general, luchado con Betancur hasta el último día por la maglia bianca de mejor joven. Un corredor al que ya vimos espléndido en la Vuelta al servicio de Contador. Mauro Santanbroggio (Vini Fantini), ganador de una etapa y noveno en la general, es otro protagonista del Giro. 

La victoria de Luca Paolini (Katusha) estrenándose en el Giro a sus 36 años, el triunfo de Enrico Battaglin (Bardiani) con 24 años o el esprint tras un final accidentado que logró llevarse John Degenkolb (Argos-Shimano) han sido otros momentos destacados de la carrera. 

Y en esta foto vemos al otro protagonista, el que no salía en las previas de nadie, con el que no contábamos: la nieve. Tan bella como generadora de dolores de cabeza para la organización. Tan bucólica como molesta para la práctica del ciclismo. La nieve ha obligado a cambiar recorridos e incluso a suspender una etapa entera, la 19º, en la que ni el recorrido inicialmente previsto ni el alternativo se libraron de su visita. Contra el tiempo, nada se puede hacer. Nos ha aguado la fiesta, pero afortunadamente la naturaleza tiene sus propias normas. A día de hoy no podemos controlar el tiempo. Ha sido la única pega, no achacable a la organización ni a los ciclistas, de un Giro al que podemos darle un notable alto. Un Giro que nos ha dejado algo perdidos a los aficionados del ciclismo, que ayer por la tarde sentíamos que nos faltaba algo. La próxima gran cita será el domingo, cuando dé comienzo un Critérium du Dapuhiné que se presenta espectacular por la participación de lujo que tendrá. Mirando hacia Fracia estamos ya. Esto sigue. 

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