Froome, el campeón que llegó de África

Comenzamos hoy una serie de tres artículos destinados a resumir el Tour de Francia 2013. En la entrada de hoy, como no podía ser de otro modo, hablaremos del ganador de la ronda gala. Mañana, nos detendremos a hablar de los grandes astros del futuro. Si algo hemos disfrutado en este Tour de Francia es de esa aparición de jóvenes valores que aspiran a dominar el ciclismo y protagonizar los duelos del mañana en las grandes carreras. Por último, la tercera entrada del blog será un balance global del Tour, una especie de cajón de sastre donde resumamos todos aquellos otros aspectos que queramos reseñar de la carrera francesa en su edición centenaria. 

Vamos con Christopher Froome, nacido en Nairobi (Kenia) el 20 de mayo de 1985. De familia británica, nació y se crió en el continente africano por cuestionar laborales de sus padres. Con 15 años abanonó Kenia camino de Sudáfrica. Su familia se asentó en la capital de este país, en Johanesburgo. En 2006 y 2007 representó a su país de origen en los campeonatos del mundo sub 23, aunque un año después, en 2008, se nacionalizó británico. Sus inicios como profesional se dieron en el equipo Team Konica Minolta (año 2007). En 2008 fichó por el Barloworld británico. Ese año disputó los campeonatos del mundo con la selección británica. También en 2008 debutó en el Tour. Concluyó en el puesto 84. En 2010 llegó su gran momento al recalar en el conjunto Sky, el ambicioso y exitoso proyecto planeado para situar al ciclismo británico en la primera fila de este deporte a nivel mundial. 

El palmarés de triunfos de Froome está bastante vacío hasta los últimos años. Conquistó el Giro del Capo II, una carrera menor, en 2007. En 2010 fue segundo en la prueba de los nacionales contrarreloj del Reino Unido.Su gran explosión deportiva llegó en 2011. Ese año se dio a conocer al mundo con un excepcional rendimiento en la Vuelta Ciclista a España. Mucho tuvo que ver con esa mejora el descubrimiento de una enfermedad parasitaria que contrajo en África y que lastraba su rendimiento. Se trata de la esquitosomiasis. Con un tratamiento adecuado, se puede controlar esta enfermedad que puede llegar a ser mortal. Los médicos detectaron la dolencia y el campeón británico de origen keniata ya lo tiene todo bajo control. 

En la Vuelta 2011, Froome era el gregario de Bradley Wiggins. Esas fueron las jerarquías y las órdenes de equipo, que el corredor nacido en Nairobi respetó. Un error garrafal del conjunto Sky, ya que pronto se vio que Froome marchaba mucho más fuerte que Wiggins. Aún así, el director deportivo decidió frenarlo para que estuviera al lado de su líder. Cuando se quisieron dar cuenta y pusieron a Froome como jefe de filas para disputar la general contra Juanjo Cobo ya era demasiado tarde. Sin ánimo de desmerecer la victoria de Cobo, ciertamente soberbia, muchos pensamos que si el Sky hubiera dejado que la carretera otorgara la vitola de líder de su equipo al más fuerte, hoy Froome podría contar con otra grande en su haber. En aquella Vuelta acabó segundo a 13" de Cobo y con una victoria de etapa.



Froome se había presentado al mundo. Ahí estaba un corredor larguirucho, que encima de la bicicleta parece siempre ir algo destartalado, pero que contrarrelojea y escala como el mejor. El Tour 2012 volvió a ser una demostración del poderío de Froome. Nuevamente, Wiggins era el líder y él quedaba reservado a jugar el papel de gregario de lujo. En un Tour en el que nadie pudo hacer sombra al Sky, uno de los grandes argumentos de debate entre los aficionados fue, precisamente, polemizar sobre si Froome iba más fuerte que Wiggins. En montaña, desde luego, sí, y bien que se encargó el corredor británico de origen keniata en demostrarlo, lanzando ataques y mirando para atrás para que quedara claro que frenaba porque su jefe de filas no podía seguirle, porque iba mucho más fuerte que él. Hasta en dos etapas vimos esta escena. Froome repitió segundo puesto en una grande y aún le quedaron fuerzas para venir a la Vuelta, donde concluyó cuarto tras los tres tenores españoles: Contador, Valderde y Joaquim Rodríguez. 

2013 estaba llamado a ser el año de Froome. Y lo ha sido. 13 victorias ha logrado esta temporada. Su palmarés quita el hipo. General y una etapa del Tour de Omán, del Critérium Internacional, del Tour de Romandía y del Critérium Dauphiné, etapa de la Tirreno-Adriático y general y tres etapas del Tour de Francia. Brutal, descomunal dominio del corredor del Sky. De hecho, la única carrera de las que ha disputado que no ha ganado ha sido la Tirreno-Adriático, que fue un formidable espectáculo este año con un plantel de lujo y en la que Froome fue derrotado por Vincenz Nibali. 

Con su estilo particular sobre la bici, que no da sensación de estabilidad, más bien todo lo contrario, y con esa manía de consultar con el equipo cualquier cosa, de estar permanentemente pegado a la radio de equipo, de mirar su potenciómetro cada instante, Froome ha sido el capo del Tour. Es cierto todo lo dicho y también lo es que a veces ha atacado de forma algo alocada, pero jamás criticaré a quien ataca aunque tenga poco sentido el movimiento. Me parece más reprochable controlar y correr de manera conservadora. Que Froome haya sido ambicioso siempre, antes de vestir el amillot amarillo y con él sobre los hombres, creo que no es algo que se le deba censurar. Ha tenido que soportar constantes insinuaciones de dopaje. Comprendo que haya sospechas por el pasado terrible que arrastramos, pero es dañino e injusto que todo aquel que destaque sea puesto en cuarentena. Da pena buscar el nombre de Froome en Google y que la búsqueda predictiva te sugiera resultados como "Froome doping" o "Froome dopaje". Basta ya. Este clima irrespirable hace mucho daño al ciclismo. ¿Hasta cuándo van a tener que pagar los ciclistas actuales por errores y malas prácticas del pasado? ¿No va a ser necesario tener pruebas para sembrar dudas sobre elr rendimiento de un corredor? ¿Estamos tan a gusto, entonces, en esta presunción de culpabilidad que sufren los ciclistas?

Para hablar de deporte, que es a lo me dedico y es lo que nos gusta a los aficionados al ciclismo, en lugar de buscar carroña o de arder de deseos de que aparezcan noticias sucias y morbosas para seguir echando mierda encima de nuestro deporte, quiero terminar la entrada hablando brevemente sobre el futuro de Froome. Tiene 28 años y madera para ser el hombre a seguir en el Tour de los próximos años. Está en su mejor momento y aún puede dar unos cuantos años su mejor versión. Sí, pienso que Froome será firme candidato a revalidar su victoria el próximo año. En un año pasan muchas cosas y no hay duda de que tendrá enfrente a rivales de entidad, pero creo que Froome tiene cualidades sobradas para al menos aspirar a marcar una época en este deporte.

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