Kristoff sorprende en San Remo

Al igual que el año pasado, el ganador de la Milán-San Remo no aparecía en las quinielas de casi nadie. Casi nadie le señalaba como aspirante (y ponemos el casi por aquello de no pillarnos las manos, pero en realidad podríamos quitarlo). Y al igual que el año pasado, sorpresa bajo unas condiciones climatológicas muy adversas. Menos que entonces, cuando la nieve obligó a neutralizar parte del recorrido, pero aun así ayer fue un día de perros, muy duro para la práctica del ciclismo. Bajo la lluvia persistente se disputó el primer monumento ciclista del año que se llevó el noruego Alexander Kristoff. El corredor del Katusha fue el más rápido de un grupo de 25 hombres entre quienes se disputaron el triunfo en la Clasicissima. Espléndido cuarto puerto de Juanjo Lobato (Movistar). 

Esta es la victoria más importante de la carrera de Kristoff. Por cierto, el primer triunfo de un corredor noruego en la Milán-San Remo tras 105 ediciones. Es su triunfo más importante, pero no es el único. Un repaso rápido a su palmarés demuestra que nos encontramos ante un corredor talentoso y con victorias de etapa en Los Tres Días de La Panne (2012 y 2013), la Vuelta a Dinamarca (2012), el Tour de Noruega (tres etapas el año pasado)  o la Vuelta a Suiza (2013). También se le recuerda por el tercer puesto en los campeonatos olímpicos de ruta en 2012. Este año, el corredor noruego del Katusha había ganado una etapa en el Tour de Omán. 

Los escapados del día fueron Parrinello (Androni-Venezuela), Boem (Bardiani-CSF), Tjallingii (Belkin), Haas (Garmin-Sharp), Bono (Lampre-Merida), Barta (NetApp-Endura) y De Maar (Unitedhealthcare). Ellos fueron los primeros grandes protagonistas de la prueba. Alcanzaron siete minutos de ventaja. El gran momento de emoción en la Milán-San Remo llegó de la mano de Vincenzo Nibali (Astana) en la subida a la Cipressa, a 25 kilómetros de meta. Atacó El Tiburón con valentía, sin mirar atrás. Tal vez con más fuerza mental que física, con más arrojo que potencia. Pero era casi lo de menos. Ciclistas así engrandecen nuestro deporte. Corredores de otra época. Ciclistas que tienen una forma de entender el ciclismo: al ataque, siempre al ataque. Sin controlar de forma exhaustiva los esfuerzos, sin andar remoloneando, sin esperar a que sean otros los que se muevan para responder, sin calibrar en exceso los riesgos de un ataque kamikaze, con la firme voluntad de dar espectáculo al aficionado y marchar camino de la gloria con apuestas decididas de todo o nada. 

Pocos ciclistas hay como Nibali en el pelotón. Por eso, hay pocos ciclistas tan necesarios y positivos para nuestro deporte como el italiano. Probablemente era muy pronto ese ataque. Quizá era alocado, no tenía futuro. Al final, fue cazado, eso sí, tras neutralizar a todos los escapados que marchaban por delante. Pero no es congruente criticar la falta de control de Nibali en Cipressa y al tiempo censurar la aburrida ascensión al Poggio, que apenas dejó movimientos en el gran grupo. Ante la duda, siempre son bienvenidos los ciclistas valientes. Los que primero atacan y luego piensan. Los que juegan sus bazas con determinación y coraje. Los que no miran nunca hacia atrás. Nibali va engrandeciendo su leyenda y con ella va dando lustre al ciclismo. Recordamos los ataques triunfales de Nibali, como aquellos en el Giro del año pasado donde ejerció un dominio tiránico, pero también recordamos los que no llegaron a buen puerto. Porque unos y otros constituyen la personalidad del corredor italiano, su peculiar forma de correr. Una forma de correr admirable que levanta al espectador. La valentía y la falta de conservadurismo encima de una bicicleta, siempre, siempre tiene que ser reconocida. No fue con la victoria, ya que el grupo cazó a Nibali por el trabajo de Cannondale, Lotto o Sky, entre otros, pero sí con la sincera admiración de los aficionados. 

Fue alcanzado El Tiburón cuando se empezaba a ascender el Poggio. Fin a su aventura y fin, en realidad, a todas las aventuras románticas y épicas, de ciclismo añejo, que se vieron ayer en la Milán-San Remo. Sin movimientos en esa subida final, agotados por los kilómetros que llevaban ya en las piernas y por el descomunal esfuerzo bajo la lluvia, los grandes nombres hicieron bastante con aguantar en el grupo delantero. No se rompió. 25 unidades. Habría sprint entre ese grupo reducido. Allí estaban Cancellara, Sagan, Cavendish, Stybar, Gilbert... Es decir, muchos de los favoritos. Otros habían puesto pie a tierra antes, como el polaco Michal Kwiatkowski que está demostrando que es humano y, sobre todo, que es aún muy joven. 

En ese sprint inal, Alexander Kristoff venció con gran autoridad a Fabian Cancellara y a Ben Swift. Es digno de mención el cuartyo puesto de Juanjo Lobato. El velocista del Movistar aguantó muy bien en el grupo durante la subida al Poggio. Su cuarta plaza de ayer, sumada al buen rendimiento del gaditano en lo que va de temporada, nos hace ser muy optimistas con su desarrollo futuro. No está al alcance de cualquier ser cuarto en una Milán-San Remo. Fue una extraordinaria noticia. Hay futuro. 

Clasificación
1. KRISTOFF Alexander NO KAT TEAM KATUSHA 6.55'56" 0'00"
2. CANCELLARA Fabian SUI TFR TREK FACTORY RACING 0'00"
3.  SWIFT Ben GBR SKY TEAM SKY 0'00"
4. LOBATO DEL VALLE Juan Jo ESP MOV MOVISTAR TEAM  0'00"
5. CAVENDISH Mark GBR OPQ OMEGA PHARMA - QUICK-STEP  0'00"
6. COLBRELLI Sonny ITA BAR BARDIANI CSF  0'00"
7. STYBAR Zdenek CZE OPQ OMEGA PHARMA - QUICK-STEP 0'00"
8. MODOLO Sacha ITA LAM LAMPRE - MERIDA  0'00"
9. CIOLEK Gerald GER MTN MTN - QHUBEKA  0'00"
10.  SAGAN Peter SVK CAN CANNONDALE  0'00"

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