Astuto y legendario Cancellara

Fabian Cancellara es una leyenda viva del ciclismo. Un mito. El amo y señor de las clásicas del norte. Ayer conquistó su tercer Tour de Flandes, segundo consecutivo, con el que ya se sitúa en el selecto grupo de corredores con más victorias. Lo hizo deslumbrando, pero esta vez más por su inteligencia y su sangre fría que por su desbordante fuerza. El poderío arrollador de la locomotora suiza se vio ayer, aunque no fue el de otras veces, en el ataque que lanzó en el Oude-Kwaremont, a 17 kilómetros de meta, y en el sprint, donde impuso su punta de velocidad ante Van Avermaet (BMC), Vanmarcke (Belkin) y Vandenbergh (Omega Pharma Quick Step). Pero no fue esa potencial descomunal de otras veces. El propio Cancellara reconoció ayer que en el Paterberg no iba fino. Tiró de astucia, de veteranía, de inteligencia ante un fortísimo Vanmarcke que tal vez mereció más. Pero a ver quién es el guapo que alza los brazos en un monumento ante Espartaco.
 
Fue un Tour de Flandes muy accidentado e intenso. La parte más negativa del día, sin duda, la primera. Muchas caídas, probablemente la edición más accidentada de las últimas que se recuerdan de esta clásica belga. Especialmente doloroso el atropello de Van Summeren a una espectadora anciana que quedó en estado grave en los primeros kilómetros de carrera. Muy triste suceso. Después se sucedieron muchas caídas, fruto de la tensión, del nerviosismo de la carrera y la lucha por encontrar un buen sitio de cara a los muros y a los tramos de adoquín del recorrido. 

La escapada del día estuvo compuesta por  Wallays (Topsport Vlaanderen-Baloise), Broeckx (Lotto Belisol), Zingle (Cofidis), Vanlandschoot y W. Kreder (Wanty-Groupe Gobert), Phinney (BMC Racing), Impey (Orica-GreenEDGE), Kuchynski (Katusha) y Palini (Lampre-Merida). Geniales Phinney e Impey, que fueron quienes más aguantaron en cabeza. A 70 kilómetros de meta se movieron Trentin, Quinziato y Eisel, si bien el primer movimiento de los grandes llegó en el primer paso por el Paterberg. Ni trampa ni cartón. La selección se hizo sola y delante quedaron sólo los más fuertes. Los nombres que todos teníamos en la cabeza. Los Sagan, Cancellara, Boonen y compañía. Ahí se vio una enorme superioridad numérica del Omega Pharma Quick Step que el conjunto belga trató de aprovechar. Primero, fue el equipo que asumió toda la responsabilidad encabezando al pelotón en el primer tramo de la carrera. Llegado este momento de la clásica, mandó por delante al gigantón Vandenbergh, que se puso a rueda de Van Avermaet (BMC).
 
Los dos ciclistas belgas formaron el dúo de cabeza. Por detrás, indecisión entre los grandes. Arreones y frenazos que venían muy bien a los dos de delante para abrir un hueco mayor. El siguiente momento decisivo de la carrera lo protagonizó Fabian Cancellara, que atacó potente, como acostumbra, y descolgó a todos sus rivales salvo a Vanmarcke en el  Oude-Kwaremont. El corredor del Belkin se pegó a la rueda del suizo. Es a lo máximo a lo que se puede aspirar cuando Espartaco imprime un ritmo tan inhumano, tan brutal. Sin embargo, pronto se vio cómo Vanmarcke también entraba al relevo e incluso ponía en ciertos apuros a Cancellara. Los dos dieron caza a Van Avermaet y Vandenbergh para formar un cuarteto de cabeza.
 
Por parte del Omega, el equipo que había mostrado más fortaleza, todo quedaba a la carta de Vandenbergh, cuya punta de velocidad no es su principal fuerte y que además llegaba cansado del esfuerzo de la escapada. No respondieron las fuerzas de su líder, Tom Boonen, y da la impresión de que se desaprovechó el buen estado de forma de Stybar y Terpstra, que parecían ir con relativa comodidad en el grupo de los elegidos. Tampoco supo responder en el momento de la verdad Peter Sagan. Voluntarioso el del Cannondale, no pudo estar en la pomada.
 
El Tour de Flandes era cosa de cuatro. Y vaya cuatro. El gran favorito, por tradición, por galones, por ser quien es, era Cancellara. Pero el suizo no daba la impresión de ir sobrado de fuerzas. Más parecía ir guardando para la llegada, o incluso con la reserva. Atacaron Van Avermaet y Vandenbergh. De nuevo, se quedaron detrás Espartaco y Vanmarcke. Ni se inmutó el corredor del Trek. Impasible. Decidido a dejar la tostada al hombre del Belkin. Sangre fría de Cancellara. Intentó aguantar el pulso Vanmarcke, pero se marchaba la carrera. Y saltó. Fue el corredor del Belkin quien hizo el esfuerzo de alcanzar a los dos compañeros de fuga. Cancellara tras él. Astuto. Veterano. Perro viejo. Qué difícil ha de ser mantener la sangre fría en esta clase de situaciones. Qué complicado cuando tú eres el gran favorito, la rueda a seguir, la referencia para todos. Pero lo hizo Cancellara con maestría.
 
Los cuatro volvían a estar juntos para disputarse entre ellos la victoria. Territorio llano hasta meta. En la recta final, se frenaron todos ellos en una balada preciosa, en una escena de baile lento en el que todos se vigilan, el corazón disparado, a la espera de ver quién da el primer hachazo. Un momento mágico, precioso, cautivador. Los cuatro parados. Mirándose. Pensando. Desatados, pero guardando las formas, en pausa. A la espera de la aceleración que decida la carrera. Todo un monumento. Para muchos, la mejor prueba ciclista del mundo. Quién salta. Quién se decide a atacar primero, quién tendrá fuerzas para seguirle. Es Cancellara el que se lanza y nadie, nadie tiene fuerzas para parar a Espartaco. El corredor suiza agranda su leyenda, esta vez apoyado tanto en su fuerza bruta como en su inteligencia y sangre fría. Imperial Cancellara, monumental, asentando su poder absoluto en el reino de piedras que son las clásicas ciclistas. En sus dominios. Yo vi correr a Fabian Cancellara, podremos decir a nuestros nietos. Leyenda del ciclismo.
 
 
Clasificación
1 Fabian CANCELLARA SUI TFR 6:15:18
2 Greg VAN AVERMAET BEL BMC 0
3 Sep VANMARCKE BEL BEL 0
4 Stijn VANDENBERGH BEL OPQ 0
5 Alexander KRISTOFF NOR KAT 8
6 Niki TERPSTRA NED OPQ 18
7 Tom BOONEN BEL OPQ 28
8 Geraint THOMAS GBR SKY 37
9 Björn LEUKEMANS BEL WGG 28
10 Sebastian LANGEVELD NED GRS 43

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