Giro de Italia: Faltan 4 días


El viernes empieza el Giro de Italia. El comienzo de una gran vuelta genera en los amantes del ciclismo una sensación inigualable, un gusanillo infantil de víspera de una aventura deseada. Se avecina una fascinante experiencia que lleva un año esperándose, con un exquisito y delicioso ritual que se cumple puntual cada ejercicio. Se acerca un desafío colosal para unos aventureros alocados que desafían a la naturaleza y a la lógica, que se baten en duelo contra el sentido común y ponen a prueba su capacidad de resistencia. Una odisea de tres semanas que irá ganando intensidad día tras día en el que apenas habrá espacio para el descanso. 21 etapas que cuentan con números de tres cifras sus recorridos. Sin la explosividad y la fugacidad seductora de las pruebas de un día, pero con la cautivadora sensación de que en cualquier momento puede saltar la liebre, en cualquier puerto puede acontecer el demarraje que ponga patas arriba la carrera. Y al día siguiente, vuelta a empezar. Sin tregua.
 
Una poética y bella batalla entre unos titanes que tienen como objetivo vestir la prenda que, en rosa, amarillo o rojo, sólo un hombre tendrá derecho a lucir transcurridas tres semanas de esfuerzo, sacrificio y tensión. La temporada ciclista es una sucesión espléndida de varios tipos de pruebas. Cada cual tiene sus preferidas. El gran público en España sólo tiene ojos para las grandes vueltas, en especial para las tardes de julio en Francia. Allí donde se obtiene el carnet de ciclista, la prueba que todo lo da o lo quita. La carrera ciclista más mediática del año y uno de los más fastuosos acontecimientos deportivos de cada año. El Tour es el Tour.
 
Completan la lista de tres grandes del calendario la Vuelta a Ciclista a España, la nuestra, y el Giro de Italia, la carrera más bella. No pocos aficionados prefieren las grandes clásicas a las pruebas por etapas. Cuestión de gustos. Son todas las modalidades de pruebas (clásicas, pruebas de una semana, grandes vueltas, Mundial...) eslabones necesarios e irrenunciables en el ciclismo. No se puede explicar del todo este deporte sin hablar de los distintos puntos álgidos de la temporada. El despertar de la primavera ciclista, con las pruebas de un día. Las piedras y la religión belga. Las cotas y las Ardenas, con aires de épica y hazañas centenarias. Las pruebas de una semana donde cogen la forma los aspirantes en las grandes vueltas, allá donde nos regalan los primeros duelos los grandes del pelotón y donde los velocistas empiezan a agrandar su palmarés, puntuales a su cita cada año. No son ni más ni menos importantes unas pruebas que otras. Conviene gozar de los encantos de cada tipo de carrera. Y ahora toca pensar en rosa. Llega el Giro de Italia, la más bonita carrera en uno de los más bellos países. Italia se viste de gala, si es que es posible lucir aún más bella que de costumbre, para dar la bienvenida al Giro. El país transalpino y sus ciudadanos se vuelcan con su carrera. Tres semanas de pasión con la cora rosa como principal argumento festivo.
 
 Las ciudades, los pueblos y las cotas se visten de rosa para recibir con estruendo y admiración al Giro. Prueba de ascensiones sobrehumanas, de etapas que encadenan más y más puertos. El Giro, prueba de emboscadas, de trampas en cada rincón. Guerra de guerrillas en el momento más insospechado. La devoción por la corsa rosa en cada etapa, transmitida por televisión a quienes asociamos mayo, antes que cualquier otra cosa, con el Giro. La historia resuena con fuerza en todo lo que rodea a esta prueba y contribuye decisivamente a reforzar su grandeza. El Giro, un coloso, se agigante cada año con la entrega de los tifossi y las hazañas de los ciclistas. Con una participación a veces más imponente y seductora que otras. Con recorridos siempre imponentes, temibles, deslumbrantes. Empieza el Giro y, atraviese o no su mejor momento, eso es noticia grande para los amantes del deporte de la bicicleta.
 
El viernes es la fecha, porque el Giro vuelve a internacionalizarse y sale del continente este año para partir de Irlanda. El Giro tiene una personalidad propia y en los últimos años ha regalado varios de los mejores momentos de la temporada ciclista. El año pasado, Vincenzo Nibali se esforzó por escribir nuevas páginas gloriosas en la historia de esta prueba. Lo hizo con maestría, valentía y genialidad. Esas escenas del Tiburón surgiendo entre la nieve y la niebla en una jornada dantesca en las Tres Cimas del Lavadero donde no tenía ninguna necesidad de exhibirse como lo hizo. Pero él tenía una cita con la gloria, con los amantes del ciclismo de siempre, con la historia de este deporte.
 
Es Nibali un corredor que no monta en bicicleta, escribe su relato en cada pedalada. Como el Giro, que se crece con cada nueva edición. No estará el escualo esta vez, con la mente puesta en el Tour, pero sí el segundo y la sensación del año pasado en la ronda gala, Nairo Quintana. El colombiano parte como el gran favorito de un Giro en el que Joaquim Rodríguez buscará esa gran vuelta que el ciclismo le debe. Basso y Pozzovivo serán dos de los ciclistas que formarán parte del escuadrón italiano que, como cada mayo, irán a por todas en el Giro. En los próximos días haremos la previa de la carrera, con un repaso al recorrido etapa a etapa y el análisis de los favoritos. Mañana, pues, empezamos a concretar en la edición de este año la pasión que nos despierta el Giro, mañana bajamos a la tierra. Semana grande, amigos. El viernes empieza el Giro.
 
 

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