Memorable día de ciclismo

Disfrutar del mejor deporte del mundo en uno de los parajes más bellos de España es un privilegio. Escribo estas líneas desde Oviedo, con grandes momentos de ciclismo en mi retina. Una gozada, la de vivir la etapa 15 de La Vuelta Ciclista. España en la mítica ascensión a Lagos de Covadonga, que además tuve el privilegio de poder seguir desde dentro gracias a la amabilidad de la organización de la carrera, y en particular de su jefe de prensa, Iván Gómez, a quien desde aquí vuelvo a dar las gracias por permitirme vivir una experiencia tan fascinante e inolvidable. El día de ayer fue uno de los mejores momentos de mi vida, por lo que me permitiréis que la crónica de hoy entremezcle el relato deportivo de la etapa con mis vivencias en la jornada.

Siempre que la Vuelta pasa por Madrid, me acerco a seguir la carrera. Adoro este deporte, me apasiona, y no deja pasar cada ocasión que se me presenta para poder vivirlo de cerca. Lo de ayer fue especial, único. Una experiencia que jamás olvidaré. Comenzó la jornada a eso de las diez y media de la mañana frente al Palacio de los Deportes de Oviedo, esa señorial y espléndida ciudad asturiana que he podido re descubrir en este fin de semana de ensueño. Ya desde ese momento empecé a disfrutar de la grandiosidad de la carrera, de todo lo que arrastra la Vuelta. La zona del control de firmas, donde desde muy pronto guardaban puesto los aficionados para ver de cerca a los titanes de las bicicletas que aún tardarían algo más de dos horas en aparecer. La zona de los stands de los distintos patrocinadores, los autobuses de los equipos, la caravana publicitaria...

Un lujo para cualquier aficionado al ciclismo vivir una etapa de la Vuelta. Fue subiendo de temperatura el ambiente en la salida, con Juan Mari Guajardo, mítico speaker de la carrera, animando a los aficionados que aguardaban a los ciclistas. Llegaron los primeros al control de firmas. Los Caja Rural-Seguros RGA fueron de los más madrugadores en pasar por el control de firmas. Entre ellos, Antonio Piedra, último ganador en Lagos de Covadonga, que recordó aquella victoria tan trascedente para él y para su equipo. Siguieron pasando corredores para estampar su firma. Tono Martín, campeón del mundo contrarreloj, uno de los grandes del pelotón internacional. Fabio Aru. Luis León Sánchez, Dani Navarro, corredor local muy aplaudido por el público. Y así uno detrás de otro hasta que llegó Alberto Contador, líder de la carrera, auténtico ídolo de masas. Acercarse a la Vuelta y vivirla de cerca sirve para comprobar cómo funciona la carrera y para ver muchos detalles. También para constatar el favor del público del que goza el pinteño. Tiene a una parte muy numerosa de la afición de su parte, como pudimos comprobar horas después en meta, cuando era aplaudido con fuerza cada ataque del corredor de Tinkoff-Saxo que veíamos en las pantallas.

El corte de cinta fue el siguiente gran momento del día. Con Javier Guillén, director deportivo de La Vuelta, el alcalde de Oviedo y la directora general de tráfico, quien siguió la etapa y cuya presencia nos ofrece un nuevo pretexto para recordar la grave situación de inseguridad de los ciclistas por las carreteras y el mucho trabajo de concienciación que queda por hacer entre los conductores para respetar el espacio de los ciclistas, siempre más vulnerables en la carretera. Volviendo a la salida de etapa, el corte de cinta estuvo lleno de color y tradición gracias a un grupo de gaiteros que interpretó el himno de Asturias, una melodía deliciosa y cautivadora que precedió a la salida neutralizada de los corredores. 

Una vez se puso en marcha la carrera, seguí disfrutando al conocer la Vuelta por dentro. Pude asistir a la sala de prensa, situada esta vez en Cangas de Onís y no en meta por las lógicas limitaciones de espacio en la cima de Lagos de Covadonga. Además de un espectáculo deportivo de primer orden, para mí el más bello deporte del mundo, el ciclismo ofrece otros alicientes entre los que está la posibilidad de conocer maravillosos paisajes. Deporte, cultura, naturaleza y turismo van de la mano. Asturias, paraíso natural reza es eslogan publicitario de esta región. Nunca una campaña de publicidad fue tan fiel a la realidad. Este territorio verde, onírico, regala al visitante paisajes inigualables. Esperaban los Lagos, un lugar de otro planeta, un paraíso en la Tierra. Antes de ello, el santuario de la Virgen de Covadonga, la Santina. Emocionado por la experiencia de vivir de este modo la Vuelta, la guinda al pastel fue disfrutar de tan formidable escenario natural.

La climatología, que amenazaba con complicar mucho la parte final de la etapa y podía incluso poner en riesgo las imágenes del helicóptero, se apiadó de los amantes del ciclismo. Cuando subimos el puerto, unas tres horas antes de los ciclistas, la cima estaba llena de aficionados y cicloturistas. Esta gente es la auténtica grandeza del ciclismo, estas personas son el más valioso patrimonio de nuestro deporte. Las que entienden el ciclismo como un modo de vida. Quienes hacen oídos sordos a unas previsiones meteorológicas que auguraban tormentas y salen a la montaña para ver el paso de la carrera, disfrutar de su deporte y practicarlo, pues como digo eran muchas las personas que subieron los Lagos en bici. Escenas así dan una inyección de moral que nunca está de más, pues la escasa y muchas veces injusta cobertura mediática que padecemos, los prejuicios que arrastramos por errores del pasado, a veces pueden generar la sensación de que nuestro deporte está en horas bajas. Nada más lejos. El ciclismo goza de una extraordinaria salud. La impresionante afluencia de público a la etapa de ayer (y a todas las demás jornadas de la Vuelta) así lo certifica. 

Ya en meta, más emociones, como la de poder entrar al bus de los medios de comunicación desde donde siguen la carrera los periodistas de las radios. No negaré que en ese momento eché a volar la imaginación viéndome en una de esas cabinas narrando las hazañas de los colosos ciclistas. Quién sabe. Algún día. De vuelta al mundo real, me resultó muy interesante comprobar como trabajan los compañeros periodistas enviados a la carrera. Los reporteros radiofónicos, como digo, siguen la prueba desde un bus situado justo enfrente de meta, con una pantalla televisiva y un ordenador. Estuve un rato al lado de unos periodistas colombianos que a las cuatro de la tarde, nueve de la mañana en su país, comenzaron una vibrante narración de la etapa. Según me comentaron después, el país con más enviados especiales a la Vuelta (35, de 12 medios) es Colombia. El esplendoroso momento por el que pasa el ciclismo colombiano explica este gran seguimiento. Con Quintana tristemente fuera de carrera, su baza más sólida en esta Vuelta es Rigoberto Urán.

Disfruté mucho en las cabinas rafiofónicas. Justo cuando subimos a meta cayó un buen chaparrón, el único que veríamos ya en la cima de los Lagos. Incluso aclaró el cielo, por lo que bajé para ver la zona de meta, el podio, la carpa de medios o la zona desde la que la organización realiza una entrevista a los protagonistas de cada etapa que se sigue en la sala de prensa, desde donde los periodistas también pueden hacer preguntas. Como decía antes, el clima se conjuró en favor del magnífico espectáculo, visual y deportivo, que ofrece la ascensión a Lagos de Covadonga. Cuando restaban poco más de tres cuartos de hora para que llegaran los corredores, una espesa y cerrada niebla se cernía sobre la meta, lo que hubiera dificultado mucho la transmisión televisiva de la subida final. Por fortuna, la niebla se fue tan pronto como vino y ni siquiera el sol quiso perderse la llegada de los corredores a meta.

Marchaba por delante una fuga de cinco hombres donde se había metido, en busca de coger puntos en las metas volantes para garantizar su maillot verde de líder de la regularidad,  el velocista alemán John Degenkolg. Es muy de agradecer la profesionalidad del corredor germano, que ya ha ganado tres etapas en esta Vuelta, triunfo más que suficiente para dar por brillantemente amortizado su pase por la carrera, y sin embargo se mete en la fuga y lucha por conseguir el objetivo de ganar el maillot verde, mientras otros ya están en su casa pensando en el Mundial de Ponferrada (Sagan, por ejemplo). También entró en la escapada, buscando reeditar el éxito en Lagos para el Caja Rural, Javier Aramendia. Intachable la actitud del conjunto continental español en la Vuelta. Raro es el día en el que un miembro de la escuadra no se mete en la fuga. De momento, no ha acompañado la victoria, pero sí consiguen logros como el maillot de la montaña, que ayer perdió por dos puntos Luis León Sánchez frente a Valverde. Es muy probable que Luisle intente entrar hoy en la escapada de la considera, juntó a la de Ancares, etapa reina de la Vuelta con cinco puertos. Día trascendente en esa lucha por la montaña. 

El grupo de favoritos, con el Tinkoff-Saxo primero y después con Movistar, acortó mucho y a pasos agigantados la distancia con los escapados. Tanto es así que hubo emoción hasta el final y el polaco Przemyslav Niemiec, el único superviviente de la fuga, ganó la etapa con apenas cinco segundos de ventaja sobre Valverde. Gran triunfo para el corredor del Lampre-Mérida de Matxin, quien ayer en meta estaba, como es lógico, eufórico por la victoria. La subida a Lagos de Covadonga nos mostró un escenario similar al del día precedente en La Camperona, en cuanto a los hombres de la general. Hay una enorme igualdad de fuerzas entre los tres tenores, Contador, Valverde y Joaquim Rodrígez. Estos dos últimos fueron ayer muy astutos, sin desgastarse con ataques de lejos y arrancando en la parte final para descolgar y meterle unos segundos (cinco más la bonificación) a un Contador que atacó hasta en cinco ocasiones, sin poder dejar atrás a sus dos rivales.

Froome, por su parte, siguió fiel a su estilo. Sin cebarse, hizo la ascensión a su ritmo. No levantaba la mirada del pulsómetro. Todo muy matemático, regulando sus esfuerzos y la potencia gastada. A cada arreón en el gran grupo, se descolgaba, para después reintegrarse. Sigue en la batalla, aunque se le ve lejos, muy lejos, de su mejor versión.  Otro que resistió como pudo fue Fabio Aru, quinto en la etapa y en la general. Fue un placer, otro más de este día inolvidable, estar justo a su lado nada más entrar en meta el corredor transalpino, perla del ciclismo italiano. Da gusto ver tan cerca a alguien que está  llamado a protagonizar los duelos del futuro (y el futuro es ya) de las grandes vueltas con Quintana, Pinot y compañía. Tras seguir la parte final de la etapa desde la carpa de prensa, pide acercarme a los corredores y fotografíe a estos héroes, porque todos ellos lo son, del primero al último. Viví en primera línea la ceremonia de podio (estuve justo al lado de la esposa y la hermana de Contador, a quienes el líder les lanzó, naturalmente, el ramo). Después, descenso, con algo de atasco, lógico y normal, pero llevadero, antes de volver a la sala de prensa de Cangas y poner fin en Oviedo a eso de las once de la noche a un día que no olvidaré. 

La carrera sigue muy abierta, por concluir con un breve análisis deportivo. Es impresionante cómo está aguantando Valverde. Ayer fue muy inteligente. No atacó, como había hecho un día antes, consciente de que le valía con llegar junto a Contador hasta la cima, pues a él le iba muy bien el final, con el falso llano y el tramo de ligero descenso, donde el murciano y Purito le metieron cinco segundos a Contador. Sí Valverde resiste la etapa de hoy, tremendamente exigente, ojo con sus opciones de victoria, que no hacen sino crecer. Está ya a sólo 31 segundos de Contador en la general. A 1:20 están Froome y Purito y. 2:22. Aru. Hoy, etapa reina con final en La Farrona en un día festivo aquí en Asturias, la razón por la que la jornada de descanso pasa a mañana martes, en lugar de ser el lunes, como es habitual.  

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